Los militares se convierten en el ¨¢rbitro de la transici¨®n venezolana
Los aspirantes a suceder a Ch¨¢vez intentan ganar el favor de las Fuerzas Armadas
¡°Aqu¨ª hay una revoluci¨®n militar en marcha y debe ser permanente, no puede detenerse¡±. El sentido de la frase deb¨ªa resultar inequ¨ªvoco. La pronunci¨® Nicol¨¢s Maduro, vicepresidente de Venezuela y se?alado sucesor por Hugo Ch¨¢vez en caso de que este, convaleciente todav¨ªa en Cuba de su cuarta operaci¨®n desde que en junio de 2011 se le detect¨® un c¨¢ncer, no est¨¦ en capacidad de asumir su tercer mandato presidencial el pr¨®ximo 10 de enero.
Pero Maduro la ley¨® de un texto que atribuy¨® a Ch¨¢vez y en el que exhorta en t¨¦rminos imperativos a mantener la doctrina militar bolivariana. Muchos analistas echaron de menos en el recado la redacci¨®n t¨ªpica del presidente venezolano. Tambi¨¦n contribuy¨® al escepticismo sobre la autor¨ªa del mensaje el hecho de que se leyera durante una salutaci¨®n a las guarniciones militares el 28 de diciembre, D¨ªa de los Inocentes, cuando por tradici¨®n en el pa¨ªs se gastan bromas para cazar a distra¨ªdos.
El Ej¨¦rcito tiene el control log¨ªstico de funciones vitales del Estado
Esta vez la fecha fue ocasi¨®n de indicios expl¨ªcitos sobre la importancia que las Fuerzas Armadas van adquiriendo como ¨¢rbitro en la lucha por el poder que se gesta en el interior del chavismo. Con una sutileza que pocos le atribuir¨ªan, en el mismo acto militar se hizo presente Diosdado Cabello, exteniente del Ej¨¦rcito y actual presidente de la Asamblea Nacional, rival de Maduro en la l¨ªnea sucesoria, vestido con una casaca verde oliva de tinte castrense. A la misma hora, el diario brasile?o Folha de S?o Paulo, daba a conocer una entrevista con un antiguo ide¨®logo de la revoluci¨®n bolivariana, el acad¨¦mico alem¨¢n Heinz Dieterich, quien desde M¨¦xico, donde reside, asegur¨® que ¡°los cubanos no tienen influencia en la sucesi¨®n. Los militares leales a Ch¨¢vez, este s¨ª es el factor clave¡±.
En Venezuela se ha dado inicio a la transici¨®n. Ya no parece decisivo si el presidente Ch¨¢vez logra recuperarse de su reciente operaci¨®n. Aun en ese caso, se da por hecho que, tarde o temprano, quedar¨¢ incapacitado por el c¨¢ncer para completar el periodo hasta 2019. Hoy, 31 de diciembre, Ch¨¢vez acumular¨¢ 110 d¨ªas de tratamiento en La Habana, uno de cada cinco d¨ªas del ¨²ltimo a?o y medio de su gesti¨®n. En previsi¨®n de un desenlace fatal, los peri¨®dicos tienen preparados sus obituarios. Es una hip¨®tesis que el propio Ch¨¢vez dej¨® entrever en su ¨²ltima aparici¨®n p¨²blica.
La sucesi¨®n ha comenzado. Ya no parece decisivo que Ch¨¢vez se recupere
En cualquier escenario, el visto bueno militar parece imprescindible. No tanto por su poder de fuego, sino por el control log¨ªstico y administrativo que las Fuerzas Armadas mantienen sobre funciones vitales del Estado. En el Gabinete, los militares ocupan tres carteras. Once exoficiales o suboficiales, designados como candidatos del oficialismo por el propio Ch¨¢vez, fueron elegidos hace dos semanas gobernadores de otras tantas provincias de las 23 que conforman Venezuela.
Pero, adem¨¢s, los militares se han integrado de manera org¨¢nica en la conducci¨®n del aparato paraestatal de asistencia y control social. Se trata de un ¡°cuerpo biopol¨ªtico¡±, tal como lo califica, echando mano a un t¨¦rmino acu?ado por Michel Foucault, la psic¨®loga pol¨ªtica Colette Capriles, profesora de la Universidad Sim¨®n Bol¨ªvar. El chavismo, en su aprendizaje durante 14 a?os de Gobierno, fue capaz de dar forma a una institucionalidad que funciona: las misiones, las redes de distribuci¨®n de alimentos. ¡°Este r¨¦gimen se plantea cambiar y ordenarle la vida a las personas¡±, se?ala Capriles, ¡°y para ello ha construido un eficaz sistema de localizaci¨®n y movilizaci¨®n de los individuos a trav¨¦s de organizaciones a las que deben adscribirse, a veces sin su voluntad, que los van llevando desde la cuna a la tumba¡±.
Si el sector castrense quiere influir en la deriva pol¨ªtica de Venezuela, no tendr¨¢ que hacerlo a cara descubierta, mediante un cl¨¢sico pronunciamiento. Le basta con poner ese aparato a disposici¨®n de alguno de los candidatos a la sucesi¨®n, mientras se lo escamotea a otro. Es el trofeo que, junto a la mitolog¨ªa del comandante Ch¨¢vez, se disputan Maduro y Cabello. Si a estas alturas Maduro lleva la ventaja por la voluntad expresa de Ch¨¢vez, a la larga el resultado puede favorecer a Cabello. La mayor¨ªa de los oficiales del Ej¨¦rcito que hoy tienen mando de tropa forman parte de la promoci¨®n de 1987, la misma de Cabello.
En lo que con toda probabilidad podr¨ªan coincidir Cabello, Maduro y la oficialidad superior es en la conveniencia de llevar la transici¨®n por cauces constitucionales. Los dos primeros, para preservar el patrimonio pol¨ªtico de Ch¨¢vez. Los ¨²ltimos, escarmentados por las sangrientas ocasiones en las que, desde 1989, las Fuerzas Armadas salieron a rega?adientes a las calles para preservar el orden p¨²blico.
La primera prueba de fuego para la determinaci¨®n militar tiene fecha. El pr¨®ximo 10 de enero deber¨ªa juramentarse el nuevo presidente. A pesar del secretismo oficial sobre la salud del presidente electo, se espera que Ch¨¢vez no se haga presente. En corrillos pol¨ªticos se augura un acuerdo para declarar la falta temporal del presidente, lo que abrir¨ªa un plazo de 90 d¨ªas, prorrogable una sola vez, para que Ch¨¢vez se incorpore al cargo o, ante su ausencia definitiva, se convoquen nuevas elecciones.
Perduran algunas dudas sobre el procedimiento ¡ªde hecho, ya se han presentado dos solicitudes de interpretaci¨®n constitucional ante el Tribunal Supremo, purgado esta misma semana de sus ¨²ltimos siete magistrados impredecibles o ind¨®ciles para el Gobierno¡ª. Pero todo debe transcurrir en paz: si la incertidumbre da paso a des¨®rdenes callejeros, los militares pueden verse obligados a intervenir.
Esa eventualidad, temida por todos, dar¨ªa lugar a fracturas dentro de las filas castrenses, como ocurri¨® en abril de 2002, durante el breve golpe que sac¨® a Ch¨¢vez del poder durante 47 horas. ¡°Entre los militares act¨²an distintos grupos que no necesariamente est¨¢n en contacto entre s¨ª o tienen intereses convergentes¡±, advierte la experta Roc¨ªo San Miguel.
La otra gran inc¨®gnita tiene que ver con la Milicia Bolivariana. Con 120.000 miembros, armamento ligero y pobre organizaci¨®n, no es rival para ning¨²n otro cuerpo profesional. Pero se constituy¨® por mandato del presidente Ch¨¢vez y se ve a s¨ª misma como una guardia pretoriana del proceso. Aliada a los extremismos chavistas, tendr¨ªa condiciones que imponer en un conflicto. Pero son interrogantes en cuya respuesta nadie quiere enrolarse: el orden constitucional conviene a civiles y militares.
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