Chispas en Oriente Pr¨®ximo
Las democracias no se alcanzan autom¨¢ticamente, sino que comportan un periodo dilatado de dudas
Cambia la guardia pero el mundo no se para. Obama rescata a dos veteranos de Vietnam, la peor derrota militar y moral de EE UU, para dirigir la pol¨ªtica exterior y de seguridad de la ¨²nica superpotencia realmente existente. John Kerry, en el Departamento de Estado, y Chuck Hagel, un pol¨¦mico exsenador con ideas propias, en el Pent¨¢gono. Hillary Clinton, la mujer que quiso ser presidenta y que a¨²n puede serlo, ya se ha formado el primer comit¨¦ de acci¨®n pol¨ªtica, Hillary en 2016, para financiar una eventual campa?a, aunque su edad, 65 a?os, y el accidente cerebral que sufri¨® recientemente introducen dudas al respecto, se despidi¨® ayer de su puesto como eficaz secretaria de Estado. Advirti¨® de que la guerra civil desatada en Siria puede desbordarse a los pa¨ªses vecinos, a la vez que denunciaba el aumento de ayuda militar y financiera de Ir¨¢n y Rusia al asediado Bachar el Asad. Israel no ha esperado a que Damasco cruce la l¨ªnea roja: la utilizaci¨®n de armas qu¨ªmicas en un postrero intento de salvar su r¨¦gimen, para enviarle un aviso con sus cazabombarderos. Ignoramos si el objetivo ha sido un laboratorio relacionado con ese armamento o unas bater¨ªas de cohetes antia¨¦reos, de fabricaci¨®n rusa, que estaban siendo trasladadas desde Siria a L¨ªbano para ponerlas en manos de Hezbol¨¢, la milicia chi¨ª brazo armado de Ir¨¢n, e incrementar su capacidad de amenazar la frontera norte de Israel. Este golpe preventivo coincide con el anuncio de que Ir¨¢n redobla su esfuerzo para centrifugar uranio sosteniendo el reto al gran sat¨¢n norteamericano. Todo un recordatorio para la agenda inmediata de Obama: con qu¨¦ medios, negociaci¨®n diplom¨¢tica o uso de la fuerza, va a impedir que los mul¨¢s de Teher¨¢n se hagan con la bomba nuclear. Decisi¨®n que marcar¨¢ su segundo mandato en la Casa Blanca que acaba de iniciar.
Sin salir de Oriente Pr¨®ximo, la regi¨®n m¨¢s inestable y en proceso de cambios profundos, Egipto, el gigante ¨¢rabe, se bambolea en el segundo aniversario de la revoluci¨®n que concluy¨® con m¨¢s de medio siglo de autocracia militar. Queremos que todo funcione ya, no aguantamos el desarrollo de los procesos, es un signo de los tiempos. Nos sobra la prisa y occidente carece de paciencia estrat¨¦gica. Analistas y medios de comunicaci¨®n hablan ya de que la revoluci¨®n que acab¨® con Mubarak ha descarrilado y de que el primer pa¨ªs ¨¢rabe por poblaci¨®n e importancia es preso de una anarqu¨ªa rampante. Creo que no evaluamos correctamente la importancia del cambio: Morsi es el primer presidente libremente elegido en la historia del pa¨ªs y, adem¨¢s, es islamista. Tras una semana de violencia callejera, en la que la oposici¨®n, desunida, ha tratado de desbordar el poder leg¨ªtimo de los Hermanos Musulmanes, la rabia de las fuerzas laicas, los liberales y los j¨®venes desencantados que empujaron el cambio hace dos a?os, se ha desbordado en la calle. Pero la pobreza del pa¨ªs, su enorme crisis econ¨®mica, la ausencia de una sociedad civil organizada y de instituciones democr¨¢ticas, no son producto del nuevo r¨¦gimen y de la revoluci¨®n. Son la herencia de d¨¦cadas de dictadura. Las democracias no se alcanzan autom¨¢ticamente, sino que comportan un periodo dilatado de dudas, desv¨ªos, desorden, incluso caos.
Se est¨¢ construyendo un nuevo estado, y lo est¨¢ haciendo una mayor¨ªa isl¨¢mica; el estado profundo de Mubarak, las fuerzas de seguridad, gran parte de los jueces y los militares permanecen retranqueados, no precisamente neutrales, ante un proceso en el que tienen mucho que perder personal y econ¨®micamente. El ministro de Defensa advierte de que la crisis pol¨ªtica puede llevar al colapso del Estado. Morsi, que quiz¨¢ imprudentemente rechaza un gobierno de coalici¨®n con los partidos laicos, se ha visto forzado a decretar un estado de excepci¨®n, replicando la ley marcial de Mubarak; ha viajado a Berl¨ªn para pedir ayuda financiera a Merkel, obteniendo solo el beneficio de la duda sobre sus promesas democr¨¢ticas. En El Cairo, la oposici¨®n negocia con los Hermanos Musulmanes la renuncia a la violencia. Hace dos d¨¦cadas, el Ej¨¦rcito en Argelia, con el aplauso de EE UU y Europa, abort¨® la llegada al poder de los islamistas que hab¨ªan ganado las elecciones, provocando un resurgimiento del terrorismo y una guerra civil con m¨¢s de 200.000 muertos. Se utiliz¨® el argumento de que los nazis, de cuyo ascenso al poder en Alemania se cumplen 80 a?os, tambi¨¦n obtuvieron el poder por v¨ªa electoral. ?Estamos hoy ante una situaci¨®n similar en Egipto con un partido religioso que intenta establecer una dictadura isl¨¢mica utilizando la democracia? George Orwell, que escribi¨® con lucidez sobre nuestra guerra civil, reflexion¨® que ¡°no se establece una dictadura para salvaguardar una revoluci¨®n, sino que se hace una revoluci¨®n para edificar una dictadura¡±.
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