?Qui¨¦n ser¨¢ el sucesor de Benedicto XVI?
Un sin fin de imponderables act¨²an en una de las elecciones m¨¢s anacr¨®nicas y misteriosas
![Juan Arias](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F5a86bcd5-e5fc-49ab-b292-f3043b0fbfd4.png?auth=2d48be4f56908c68f3c88d7da3c4bd83b9078e68267346b6bac73e371847252d&width=100&height=100&smart=true)
Si cada c¨®nclave de la Iglesia para suceder a un Papa es un enigma, esta vez, tras la renuncia voluntaria de Benedicto XVI, lo es doblemente. En circunstancias normales, generalmente hasta los mayores analistas de cuestiones romanas, conocidos como vaticanistas, se han equivocado siempre en sus pron¨®sticos y profec¨ªas. Hasta el punto que se pens¨® en hacer un trabajo de investigaci¨®n hist¨®rica sobre la dificultad de acertar en la elecci¨®n de un Papa.
Un sin fin de imponderables entran en juego en una de las elecciones m¨¢s anacr¨®nicas y revestida de silencios y misterios. El mismo Benedicto XVI, que acaba de renunciar a su cargo, impidi¨® en el c¨®nclave en el que saldr¨ªa elegido, que los cardenales que deber¨ªan elegir al sucesor de Pedro, diesen entrevistas a los periodistas. Ahora, en el c¨®nclave que tendr¨¢ lugar en marzo pr¨®ximo y que ha pillado por sorpresa a la Iglesia y a los cardenales que deber¨¢n elegir el sucesor del Papa Ratzinger, la dificultad ser¨¢ a¨²n mayor si cabe. Va a tener lugar, adem¨¢s, esta elecci¨®n, no s¨®lo con el antecesor vivo, algo in¨¦dito en la historia de los c¨®nclaves, sino en el momento en el que el Vaticano y los hombres m¨¢s cercanos al Papa se han visto ¨²ltimamente envueltos en esc¨¢ndalos de varios tipos.
La Iglesia se encuentra adem¨¢s en un momento en el que el islamismo avanza en Asia y ?frica, como los evang¨¦licos en Am¨¦rica Latina, considerada la reserva espiritual del catolicismo, mientras la cristiana Europa se seculariza. A ello hay que a?adir que el nuevo Papa se encontrar¨¢ teniendo que lidiar con un mundo en profunda crisis econ¨®mica y pol¨ªtica, con una Europa desorientada y frustrada, con Asia en ebullici¨®n y con desaf¨ªos enormes que la ciencia y la tecnolog¨ªa imponen a nuestra civilizaci¨®n, empezando por la reciente creaci¨®n del hombre bi¨®nico con todas las consecuencias que ello y la manipulaci¨®n gen¨¦tica van a comportar.
El nuevo Papa tendr¨¢ que lidiar con un mundo en profunda crisis econ¨®mica y pol¨ªtica
El mundo est¨¢ en profunda transformaci¨®n, en pleno metabolismo, mientras que la Iglesia hasta ayer, hasta el gesto de ruptura de Benedicto XVI, contin¨²a anclada en el pasado como si la modernidad no hubiese aterrizado ya hace tiempo en nuestro planeta. A todo esto la Iglesia deber¨¢ pensar a la hora de elegir al sucesor de Pedro en momentos tan cruciales para la fe como para la laicidad. Es pronto para nombrar posibles papables. Como ya he escrito en varios de los c¨®nclaves anteriores sobre los que me toc¨® informar en este mismo diario, la discusi¨®n sobre si ser¨ªa mejor un Papa latinoamericano o africano o asi¨¢tico o de nuevo europeo y m¨¢s concretamente, italiano, tiene poco sentido. Ello, porque lo importante es que el sucesor de Benedicto XVI sea un Papa capaz de entender y afrontar que el mundo est¨¢ cambiando r¨¢pidamente y que de nada le servir¨¢ a la Iglesia continuar levantado muros para impedir que le lleguen los gritos de cambio llegados desde buena parte de la misma cristianidad.
De poco servir¨ªa que el Papa fuera brasile?o o argentino o mexicano si fuera elegido algunos de los cardenales de esos pa¨ªses muchas veces m¨¢s retr¨®grados e intransigentes con el paso de los tiempos que cualquier europeo. O que sea elegido un cardenal africano si es en realidad m¨¢s europeo que los mismos europeos. He conocido cardenales africanos que casi se avergonzaban de serlo. Lo importante no es ni el color de la piel, ni la nacionalidad, ni lo ex¨®tico del nuevo Papa. Lo que deber¨ªa contar es que sea un Papa capaz de comprender el mundo en que vivimos. Se plantean en este sentido dos posibilidades. La primera es que pueda realizarse la teor¨ªa del libro El poder del h¨¢bito, de Charles Duhigg, un best seller en los Estados Unidos. Es decir, que pueda darse al igual que ocurre cuando cambiamos un h¨¢bito arraigado en nuestra vida que puede acabar cambi¨¢ndola radicalmente, tambi¨¦n ese hecho nuevo de la renuncia del Papa pueda llevar a la Iglesia a una revisi¨®n a fondo de su comportamiento actual. Podr¨ªa, ese gesto innovador y para la propia sorpresa del Papa, producir un movimiento s¨ªsmico que remueva varias fichas hasta conducir a una verdadera novedad en el pr¨®ximo c¨®nclave.
La otra posibilidad, menos halague?a y quiz¨¢s m¨¢s real es que, al rev¨¦s, este gesto acabe convenciendo a los cardenales, de que la Iglesia debe cerrar sus filas frente a lo que considera una cruzada de agnosticismo y ate¨ªsmo en el mundo y acabe buscando, como cuando fue elegido Benedicto XVI, un candidato a la sede de Pedro, que se enfrente de nuevo con el mundo moderno y levante la bandera de la reconquista de la fe, seg¨²n los c¨¢nones perdedores del pasado. Pronto lo sabremos.
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