?El final de una etapa? Una dimisi¨®n inesperada
La Iglesia cat¨®lica est¨¢ regida por ancianos y hay que dejar paso para que sean las necesidades del cargo las que se impongan a las carreras personales
Dimitir de un cargo tan importante como el de Papa de la Iglesia cat¨®lica y justificarlo alegando razones de salud y porque ya no hay capacidad para atender a las necesidades de la Iglesia universal, es una decisi¨®n ejemplar. Se pronuncia con una orientaci¨®n diferente a la de la elecci¨®n Papal a los setenta y ocho a?os, cuando se exig¨ªa a los obispos presentar la dimisi¨®n a los setenta y cinco. La Iglesia cat¨®lica est¨¢ regida por ancianos y hay que dejar paso para que sean las necesidades del cargo las que se impongan a las carreras personales. ?Ojal¨¢ que esto tambi¨¦n influya al elegirle sucesor!
?Y qu¨¦ ha ocurrido desde 2005 hasta ahora? Es dif¨ªcil encontrar acontecimientos relevantes en un Pontificado que se puede denominar de transici¨®n, como se pretend¨ªa que fuera el de Juan XXIII, hasta que la convocatoria del Vaticano II lo hizo decisivo. Durante el de Benedicto XVI se han mantenido las mismas l¨ªneas que marcaron el de su antecesor, con la diferencia de ocupar el cargo una persona con menos liderazgo personal y vitalidad que Woitila, pero con mucho m¨¢s bagaje intelectual y mayor conocimiento de la curia romana, adem¨¢s de asumir el Papado desde una experiencia muy diferente de la del Papa polaco. Pero la Iglesia que deja es b¨¢sicamente la que hered¨®, agudizada porque la crisis ha aumentado desde el 2005 y los grandes problemas que ya exist¨ªan se han agravado: una curia romana dividida, pero con autonom¨ªa respecto del mismo papa; pederastia del clero; escasez de vocaciones; estancamiento en lo referente al papel de la mujer en la Iglesia; frenos al ecumenismo y un creciente anti modernismo, basado en una reinterpretaci¨®n reductiva del Vaticano II, que retrotrae a la Iglesia a la lucha contra la sociedad moderna, secularizada y democr¨¢tica. Juan XXIII y el mismo Pablo VI quedan lejos y con ellos la primavera conciliar, a la que ha seguido la retirada a los cuarteles de invierno, como afirmaba Karl Rahner, durante los dos ¨²ltimos pontificados.
M¨¢s que un balance lo que interesa es el futuro. Desde hace a?os se habla de enfrentamientos curiales que llevaron a L'Osservatore Romano, a hablar de ¡°un pastor rodeado por lobos¡±. (18/2/2012), que ahora se preparan para el momento decisivo de la elecci¨®n. Los problemas se amontonan porque el problema mayor no es la persona del Papa, con todo lo que implica ¨¦ste, sino la estructura mon¨¢rquica que conserva el Papado desde Trento, refrendada por el Vaticano I, en contra de los intentos frustrados de sinodalidad y colegialidad, que dieran paso a otra manera de organizar la autoridad. Se necesita un Papa que reforme estructuras eclesiales que tienen sus ra¨ªces en el medievo, en contraposici¨®n al primer milenio, y que hacen del Papado uno de los mayores representantes en el mundo de una monarqu¨ªa absoluta, sin contrapesos. A esto se a?ade la nueva situaci¨®n de un mundo globalizado, de una sociedad occidental postmoderna, laica y no s¨®lo secularizada, y democr¨¢tica, que cuestiona las grandes instituciones, como la eclesi¨¢stica, y rechaza un modelo impositivo de autoridad.
En buena parte, el Concilio Vaticano II ha sido una oportunidad hist¨®rica fallida y resulta dif¨ªcil la perspectiva de un Vaticano III, que piden algunos, dado que sus protagonistas ser¨ªan obispos que, en su casi totalidad, han sido elegidos por los dos Papas ¨²ltimos. Por eso, la situaci¨®n eclesial se ha agravado y dos Pontificados conservadores en lo doctrinal y en lo institucional no han podido resolver la crisis ya detectada en los a?os sesenta. Ahora viene una elecci¨®n que puede marcar los pr¨®ximos decenios y la esperanza no est¨¢ en Roma, ni siquiera en Europa, sino en las iglesias americanas, africanas y asi¨¢ticas que son las que han mostrado una mayor vitalidad, creatividad y apertura en los ¨²ltimos treinta a?os. Ellos son los que decidir¨¢n al nuevo Papa y con ¨¦l el futuro pr¨®ximo del catolicismo.
Juan Antonio Estrada es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa en la Universidad de Granada.
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