Confesiones de un cardenal
Ning¨²n cardenal va a pronunciar el nombre de otro como posible papable, porque cada uno de ellos piensa que es el mejor candidato
En el c¨®nclave en el que ser¨ªa elegido Papa el polaco Karol Wojtyla, en octubre de 1978, este diario llevaba poco m¨¢s de dos a?os en la calle. Yo era su corresponsal en Italia y en el Vaticano. La direcci¨®n del peri¨®dico me pidi¨® que preparara un reportaje, hablando con algunos cardenales residentes en Roma, para tener una idea acerca del nombre del candidato m¨¢s barajado para sustituir al Papa rel¨¢mpago, Juan Pablo I, que solo vivi¨® 30 d¨ªas de oscuro pontificado.
Empec¨¦ con un cardenal de la Curia ya anciano. Me recibi¨® en su palacio a dos pasos del Vaticano. Una monjita t¨ªmida me sirvi¨® un caf¨¦. El cardenal se arrellan¨® en su sill¨®n de terciopelo rojo dispuesto a responder a mis preguntas. Al explicarle el motivo de mi reportaje, me dijo, con esa elegancia que reviste a los cardenales italianos que conservan todos un halo del renacimiento, que desistiera de mi prop¨®sito.
¡°Tiene que entender una cosa, hijo m¨ªo¡±, me explic¨® paternalmente, ¡°y es que ning¨²n cardenal le va a pronunciar el nombre de otro como posible papable, por la sencilla raz¨®n de que cada uno de nosotros piensa en su fuero ¨ªntimo que es el mejor candidato. Se llega a cardenal so?ando con el papado¡±. Y sigui¨® en su confesi¨®n al joven periodista: ¡°Si acaso, nos podemos reunir algunos cardenales m¨¢s afines, para evitar que alguno que no nos gusta, pueda convertirse en papable, nada m¨¢s¡±.
Al final me fue desgranando la l¨®gica que han seguido los cardenales en los tiempos modernos. ¡°Como ninguno de nosotros, aunque lo digamos en p¨²blico, nos sentimos incapaces y poco preparados para ser papa, lo que hacemos, sobre todo en los d¨ªas en que nos reunimos aqu¨ª en Roma antes del c¨®nclave, es analizar en qu¨¦ situaci¨®n se encuentra la Iglesia y el mundo en la sede vacante [periodo entre un Papa y otro], y qui¨¦n ser¨ªa el mejor candidato para afrontar los desaf¨ªos actuales de dentro y fuera de la Iglesia¡±.
¡°A veces, los cardenales entramos en el c¨®nclave muy divididos (...), y es dif¨ªcil que el Papa se elija al primer escrutinio¡±
Claro que ah¨ª empiezan las dificultades, dijo, ya que dentro del colegio cardenalicio lo que para uno puede ser un problema eclesi¨¢stico o de pol¨ªtica mundial, para otros puede no serlo. Cada cual insiste en los aspectos que considera m¨¢s importantes y acuciantes. Es ah¨ª donde nos dividimos los ¡°prudentes y los m¨¢s osados¡±, explic¨® sin usar la terminolog¨ªa de conservadores y progresistas.
¡°A veces, los cardenales entramos en el c¨®nclave totalmente divididos en grupos con ideas y exigencias diferentes, lo que hace que el Papa dif¨ªcilmente sea elegido al primer escrutinio¡±, record¨®. As¨ª ocurri¨® en aquel c¨®nclave en el que sali¨® elegido por sorpresa el papa polaco Wojtyla, precisamente porque el grupo de cardenales italianos se dividi¨® a la hora de dar los votos al entonces arzobispo de Florencia, Giovanni Benelli, que hab¨ªa sido la mano derecha de Pablo VI.
Viendo que no ced¨ªan ni los unos ni los otros, los cardenales austriacos y alemanes defendieron la idea de hacer Papa a un cardenal del Este que estuviera preparado por experiencia propia a la hora en que se desplomara el comunismo. Y la Iglesia sab¨ªa que el comunismo estaba agonizando.
Pensaron en el anciano cardenal Wyszynski, primado de Polonia, el cual aconsej¨® escoger al joven arzobispo de Cracovia, pol¨¦mico fustigador del comunismo. Y as¨ª fue. Es probable que el nombre del que fuera el obispo m¨¢s joven del Concilio, ni se les hubiera pasado antes por la mente a la gran mayor¨ªa de los cardenales que no pod¨ªan ni imaginar elegir a un no italiano, despu¨¦s de 500 a?os de pont¨ªfices de esa nacionalidad.
?Ocurrir¨¢ lo mismo esta vez? Es muy posible. Los cardenales van a discutir qu¨¦ tipo de Papa necesita la Iglesia y el mundo tras la renuncia de Benedicto XVI, antes de pensar un nombre. Y es probable que lleguen al c¨®nclave sin un acuerdo, aunque seguramente con algunos nombres en la cabeza.
Algo parecido ocurri¨® en el nombramiento del sucesor del papa Pio XII, con un pontificado largu¨ªsimo vivido entre las zozobras de la Segunda Guerra Mundial. Los cardenales entonces prefirieron elegir a un papa de transici¨®n, que viviera poco y les diera el tiempo de encontrar a un sustituto a la altura de Pio XII. Eligieron al piadoso arzobispo de Venecia, Giuseppe Roncalli, hijo de campesinos, ya anciano, que acabar¨ªa, sin embargo, sorprendi¨¦ndoles con la convocaci¨®n del Concilio Vaticano II, que revolucionar¨ªa a la Iglesia.
Los c¨®nclaves suelen reservar esas sorpresas de ¨²ltima hora, por eso en los tiempos modernos ni siquiera los vaticanistas m¨¢s expertos han acertado en sus profec¨ªas.
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