Los ¡®tories¡¯ legislar¨¢n para deportar a los extranjeros que delincan
Una ministra acusa a los jueces brit¨¢nicos de ignorar ¡°la voluntad" del Parlamento
La ministra brit¨¢nica del Interior, Theresa May, ha anunciado la presentaci¨®n en los pr¨®ximos meses de un proyecto de Ley de Inmigraci¨®n para garantizar que los extranjeros que cometan delitos graves sean deportados ¡°salvo en circunstancias muy excepcionales¡±. May acus¨® a ¡°una minor¨ªa de jueces¡± de ¡°ignorar los deseos del Parlamento¡± en esa materia dando preeminencia al art¨ªculo 8 de la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos que, entre otros, garantiza el derecho a la vida familiar. A su juicio, esos jueces ¡°est¨¢n poniendo en peligro la vida de ciudadanos brit¨¢nicos¡± y deber¨ªan hacer una lectura m¨¢s equilibrada entre ese derecho a la vida familiar y la protecci¨®n de la seguridad de los ciudadanos.
En un dur¨ªsimo art¨ªculo en el diario Mail on Sunday, la jefa del Home Office ataca a los jueces por entender que est¨¢n ignorando las conclusiones ¡°adoptadas por unanimidad¡± tras un tenso debate parlamentario en junio. El problema, que empez¨® hace ya bastantes a?os, es que muchos extranjeros que han cometido delitos graves y, seg¨²n la ley actual, deber¨ªan ser deportados al acabar sus condenas, consiguen eludir la expulsi¨®n alegando que su marcha afectar¨ªa a sus familias residentes en Reino Unido. En junio, los tres grandes partidos convinieron en que se estaba haciendo una lectura exagerada de ese derecho porque no tiene car¨¢cter absoluto y se debe dar prioridad al inter¨¦s nacional. Los Comunes aprobaron entonces unas directrices para que los jueces interpretaran la ley de acuerdo con los deseos del Parlamento.
¡°Por desgracia, est¨¢ claro que algunos jueces no ven ese debate en el Parlamento sobre nuevas normas de inmigraci¨®n, seguido de la adopci¨®n un¨¢nime de esas reglas, como prueba de que el Parlamento quiere que esas normas sean puestas en marcha¡±, escribe May. Y cita a un juez que sostiene que esas nuevas normas ¡°constituyen una forma d¨¦bil de escrutinio¡± y que no han alterado su potestad de decidir qu¨¦ es equilibrado a la hora de pronunciarse sobre un recurso contra una deportaci¨®n.
¡°Est¨¢ afirmando que puede ignorar la voluntad un¨¢nime del Parlamento¡±, se queja la ministra. ¡°No veo c¨®mo se puede cuadrar eso con la idea central de nuestra Constituci¨®n de que al Parlamento le corresponde hacer las leyes y a los jueces interpretar qu¨¦ es esa ley y asegurarse de que se cumple¡±, a?ade Theresa May. Y ofrece como respuesta convertir en ley las normas que hasta ahora son solo meras directrices sobre qu¨¦ derecho ha de tener preeminencia.
Ese es, precisamente, el terreno resbaladizo que pisa la ministra. Ahora se queja de que poner en marcha una ley lleva tiempo y eso significa que ¡°la nueva ley llegue demasiado tarde para evitar algunos ataques violentos que se podr¨ªan evitar si los jueces hubieran hecho lo que se les dijo que hicieran¡±. Pero en realidad es ella la responsable de haber tardado tantos meses en poner en marcha una ley pese a que la oposici¨®n ya advirti¨® en junio del a?o pasado que las directrices podr¨ªan no ser un mecanismo legal suficiente para convencer a los jueces.
El anuncio de May, justo en estos momentos, despierta recelos de oportunismo pol¨ªtico porque coincide con la campa?a de unas elecciones parciales a los Comunes que han despertado una gran expectaci¨®n. Se trata del voto para cubrir el esca?o por Eastleigh del exdiputado liberal-dem¨®crata Chris Huhne. Favorito en su d¨ªa para sustituir a Nick Clegg al frente del partido, su carrera pol¨ªtica se ha ido al garete por convencer a su entonces mujer de que declarara que ella conduc¨ªa el coche familiar cuando le impusieron una multa por exceso de velocidad que le habr¨ªa hecho perder el carnet.
Esas elecciones, el d¨ªa 28, se han convertido en un examen aparentemente crucial sobre el verdadero estado de los tres grandes partidos y sobre la emergencia del UKIP, la formaci¨®n que se est¨¢ haciendo un hueco en las noticias con sus posiciones radicalmente contrarias a la inmigraci¨®n. May parece estar pidiendo el voto para los conservadores entre los electores de Eastleigh al apelar justo ahora a la mano dura contra los extranjeros.
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