La hip¨®tesis de otro papa extranjero gana peso en todas las quinielas
Si el pr¨®ximo pont¨ªfice no es italiano, al menos lo ser¨¢ su ¡®n¨²mero dos', seg¨²n todos los pron¨®sticos La edad del actual, Tarcisio Bertone (78 a?os), facilita un relevo r¨¢pido
Han pasado casi 35 a?os desde que el c¨®nclave de agosto de 1978 eligiera a Albino Luciani papa. Hasta el momento, Luciani, que tom¨® el nombre de Juan Pablo I y dur¨® solo 33 d¨ªas, es el ¨²ltimo pont¨ªfice italiano. Y en Italia se nota una velada incomodidad ante este largo interregno extranjero. Con sentido realista todos apuestan por que, al menos, siga siendo italiano el vicepapa, es decir, el secretario de Estado.
?Quedar¨¢n atr¨¢s para siempre siglos de historia en los que Roma, primero, e Italia despu¨¦s, han gestionado al m¨¢s alto nivel la Iglesia cat¨®lica? La respuesta podr¨ªa ser muy bien s¨ª, a tenor de la universalidad de la Iglesia actual, aunque los italianos, con 28 cardenales, sean el bloque m¨¢s numeroso de los que entrar¨¢n ma?ana en el c¨®nclave.
La hip¨®tesis de otro papa extranjero, despu¨¦s de Karol Wojtyla y de Joseph Ratzinger, se abre paso desde hace d¨ªas, en todos los ambientes. Una encuesta realizada el s¨¢bado por el diario milan¨¦s Il Corriere della Sera entre ocho vaticanistas y estudiosos de la Iglesia, arrojaba un resultado bastante revelador. El candidato m¨¢s votado era el actual arzobispo de Boston, Sean O¡¯Malley, de 68 a?os, seguido por el arzobispo de S?o Paulo, Odilo Pedro Scherer, de 64 a?os. Angelo Scola, de 71 a?os, el papable italiano mejor situado, quedaba tercero.
Pero, ?c¨®mo encajar¨ªa la complicada curia romana a un capuchino como O¡¯Malley, que, pese a ser pol¨ªglota, no habla un buen italiano? Con la ayuda de un secretario de Estado local, apuntan los medios de comunicaci¨®n italianos. Lo ideal es que el papa tenga un perfil de pastor, una intachable biograf¨ªa y autoridad personal, pero necesita la ayuda de un italiano que conozca al dedillo los intr¨ªngulis del Gobierno vaticano y no caiga en la trampa de sus complicados c¨®digos.
Los errores de Benedicto XVI, que coloc¨® como n¨²mero dos al cardenal Tarcisio Bertone y provoc¨® una verdadera rebeli¨®n en la curia, demuestran que la nacionalidad no lo es todo. Al contrario, puede ser un inconveniente. Pero la historia es la historia y en el ¨²ltimo siglo, aunque ha habido dos papas no italianos, los secretarios de Estado han sido abrumadoramente locales, con la excepci¨®n del franc¨¦s Jean-Marie Villot, mano derecha de Pablo VI.
Sea quien sea el pr¨®ximo papa, puede que veamos a su lado, por un tiempo, a Bertone. El Vaticano no se precipita en los relevos. Ratzinger mantuvo un a?o al portavoz vaticano de su antecesor, el espa?ol Joaqu¨ªn Navarro-Valls, y m¨¢s de dos, a su secretario de Estado, Angelo Sodano.
Por fortuna, Bertone ha cumplido ya 78 a?os, superando en tres la edad de jubilaci¨®n. Un detalle que facilitar¨¢ un r¨¢pido relevo y la elecci¨®n de un nuevo vicepapa de entre la larga lista de candidatos. Por motivos no del todo comprensibles, los vaticanistas italianos apuntan el nombre de Leonardo Sandri, un cardenal argentino con larga experiencia en la curia, muy pr¨®ximo a Sodano, como el ideal para asistir en la ardua tarea a un papa extranjero. Sandri, grueso y con aspecto de p¨¢rroco bonach¨®n, es diplom¨¢tico de la Santa Sede. Benedicto XVI le hizo cardenal y le encarg¨® la direcci¨®n de un ministerio de cierta proyecci¨®n pol¨ªtica, el que se ocupa de las iglesias orientales. Pero su poder emana m¨¢s bien de los casi ocho a?os en los que fue sustituto de la Secretar¨ªa de Estado, a las ¨®rdenes de Sodano.
Los c¨¢lculos se ir¨ªan a pique si el elegido fuera uno de los dos italianos que m¨¢s suenan, el propio Scola o el ministro de Cultura del Vaticano, Gianfranco Ravassi, lombardo de 70 a?os. O si, como apuntan otros, la tiara pontificia recae en el brasile?o Odilo Pedro Scherer, con perfil de pastor y al frente de la mayor di¨®cesis cat¨®lica del mundo, la de S?o Paulo, que pertenece al poderoso comit¨¦ de vigilancia del Instituto para las Obras de Religi¨®n (IOR), la famosa banca vaticana. Con un italiano en el trono de San Pedro, o un hombre que, como Scherer, conozca a fondo la curia, el perfil del secretario de Estado ser¨ªa otro. Y lo malo es que esa elecci¨®n no la inspira el Esp¨ªritu Santo.
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