Am¨¦rica Latina hay m¨¢s de una
Descatolizar la regi¨®n es ir hacia su deshispanizaci¨®n, y el papa Francisco est¨¢ ah¨ª para oponerse
La Iglesia de Roma se ha dado por primera vez en la historia un papa de Am¨¦rica Latina. Pero ?de cu¨¢l? Porque hay m¨¢s de una y no da igual decir Tegucigalpa que Buenos Aires. Hay una Am¨¦rica meridional de mayor¨ªa euro-descendiente; una Am¨¦rica andina que a medida que avanza hacia el norte, de Chile al istmo, se va indianizando; una Am¨¦rica caribe?a, continental e insular, que se enriquece con la negritud; una Mesoam¨¦rica que abarca dos oc¨¦anos, donde cobrizo, negro y blanco se juntan sin confundirse; y la Am¨¦rica supremamente mestizada, de Chiapas a R¨ªo Bravo.
Existe algo, sin embargo, que las une y permite hablar de Am¨¦rica Latina: Espa?a. En todos esos pa¨ªses se habla espa?ol como lengua principal y en la mayor parte de los casos, propia, aunque con las variantes que la antropolog¨ªa impone. Hasta hace solo unas d¨¦cadas la religi¨®n, la Iglesia, era un v¨ªnculo tan s¨®lido como la lengua. Pero cada d¨ªa lo es menos por la ofensiva protestante que financia el d¨®lar norteamericano. Seg¨²n fuentes vaticanas, millares de feligreses abandonan incesantemente la Iglesia; el New York Times lo cifraba hace unos a?os, quiz¨¢ confundiendo sus deseos con realidades, en 8.000 tr¨¢nsfugas diarios. Pero lo cierto es que en los ¨²ltimos 25 a?os Am¨¦rica Latina ha perdido entre un quinto y un cuarto de su parroquia cat¨®lica. Y eso ser¨¢ motivo de grave preocupaci¨®n en Roma por razones escatol¨®gicas, pero tambi¨¦n es un hecho pol¨ªtico, que est¨¢ cambiando la faz de esa m¨²ltiple Am¨¦rica Latina.
El papa Francisco pertenece a la primera de las Am¨¦ricas citadas, la que se nutri¨® especialmente de Espa?a e Italia en su poblamiento. All¨ª donde el pentecostalismo, una u otra congregaci¨®n del Verbo, o emanaciones del Par¨¢clito, han causado menor erosi¨®n que en el resto del mundo Iberoamericano. Y el Vaticano ha comprendido, aunque con la parsimonia que le caracteriza, que hay que tratar de ponerle un dique a la riada de defecciones, p¨¢nico al que debe atribuirse la designaci¨®n de un cardenal argentino, Jorge Mario Bergoglio, para ocupar la Silla de Pedro.
Argentina ha sufrido en las ¨²ltimas d¨¦cadas un proceso de latinoamericanizaci¨®n, y la misma presidenta Fern¨¢ndez, cualesquiera que sean sus desencuentros con el alt¨ªsimo prelado, ha contribuido a ello, en especial ahora cuando se sostiene en Buenos Aires que opta a otra sucesi¨®n, la del difunto Ch¨¢vez, como l¨ªder de la izquierda bolivariana. Ya no es tan com¨²n o¨ªr afirmar con la mayor convicci¨®n a los naturales que ellos son europeos. Y el Vaticano, metido a revoluciones, se ha enrocado, sin embargo, en lo m¨¢s parecido a Europa que habita en esas tierras: un papa biling¨¹e, pero de espa?ol e italiano, no de espa?ol y quechua o aymara. Acontecimientos todos ellos de extraordinaria importancia para Espa?a.
Para el latinoamericano medio los t¨¦rminos Espa?a e Iglesia cat¨®lica constituyen una pareja tan indisoluble como el matrimonio que oficia Roma. Una formaci¨®n cat¨®lica no conduce inexorablemente a la hispanizaci¨®n pol¨ªtico-espiritual, pero es un humus de no mala disposici¨®n. Y, as¨ª, la conversi¨®n del latinoamericano a uno u otro evangelismo no puede salir gratis. En Am¨¦rica Central se produjeron incluso experimentos que no arraigaron por su car¨¢cter extremo, como la evangelizaci¨®n en ingl¨¦s de comunidades principalmente aut¨®ctonas, pero la avalancha no ceja. En Guatemala, particularmente, podr¨ªa haber ya o estar muy pr¨®xima una mayor¨ªa protestantizada. Las cifras de las comunidades religiosas guatemaltecas son escasamente congruentes: las tribalidades reformadas hablan de un 40% a un 50% de fieles, mientras que la Iglesia no concede m¨¢s de un 25% a la fe importada. Pero no es imposible cuadrar ese c¨ªrculo porque tambi¨¦n ah¨ª existe la doble contabilidad. ?Qu¨¦ le impide al humild¨ªsimo guatemalteco que llena esas estad¨ªsticas apuntarse a lo nuevo sin borrarse de lo viejo? Y bien se sabe en Europa lo dif¨ªcil que es desafiliarse, una vez bautizado en la fe de sus mayores.
Los espa?oles son tan europeos como el que m¨¢s y m¨¢s que la mayor¨ªa porque sus antepasados fueron amamantados por la primera Europa que existi¨®, el imperio romano, pero su principal contribuci¨®n a la historia del mundo ha sido su participaci¨®n en la invenci¨®n de Am¨¦rica Latina. Proceso a¨²n no concluido. Descatolizar el mundo latinoamericano es un paso hacia su deshispanizaci¨®n, lo que le har¨ªa un tremendo siete a la pol¨ªtica exterior espa?ola. Y aunque sus fines sean exclusivamente religiosos, el papa Francisco, a medio camino entre Europa y Am¨¦rica, est¨¢ ah¨ª para oponerse a ello.
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