Keystone XL aviva el debate energ¨¦tico en Estados Unidos
El oleoducto que unir¨¢ Canad¨¢ con el Golfo de M¨¦xico, de m¨¢s de 2.700 kil¨®metros, enfrenta a ecologistas, gobernantes y empresarios?
Durante los ¨²ltimos meses, miles de personas han reclamado al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que demuestre su compromiso contra el cambio clim¨¢tico y rechace el proyecto Keystone XL, un complejo sistema de oleoductos de m¨¢s de 2.700 kil¨®metros de longitud que, de salir adelante, transportar¨¢ petr¨®leo sint¨¦tico desde las arenas de Alberta (Canad¨¢) hasta el Golfo de M¨¦xico. Mientras, otras vertientes m¨¢s conservadoras opinan que esta megaconstrucci¨®n crear¨¢ miles de puestos de trabajo e independizar¨¢ a EE UU energ¨¦ticamente.
Para afrontar la construcci¨®n se requiere el permiso del Gobierno Federal, ya que el oleoducto atraviesa una frontera internacional. En enero de 2012 Obama rechaz¨® el trayecto pero no el proyecto, aplazando una decisi¨®n que ahora le corresponde resolver a John Kerry, actual secretario de Estado.
TransCanada es la empresa encargada de la construcci¨®n de Keystone. La instalaci¨®n completa comprende un sistema de tuber¨ªas de m¨¢s de 2.700 kil¨®metros de longitud y un metro de di¨¢metro que transportar¨¢n un total de 830.000 barriles diarios de petr¨®leo crudo sint¨¦tico y bituminoso diluido, desde las arenas de Athabasca de Alberta (Canad¨¢) hasta distintos puntos de EE UU, incluidas las refiner¨ªas de Illinois; el centro de distribuci¨®n petrolera de Cushing, en Oklahoma, y conexiones con refiner¨ªas asentadas en el Golfo de M¨¦xico. El proceso de extracci¨®n y producci¨®n de este petr¨®leo no convencional usa tanta energ¨ªa que produce un promedio de tres veces m¨¢s emisiones de gases de efecto invernadero que la producci¨®n de crudo convencional, seg¨²n explican los expertos.
Esta tuber¨ªa acabar¨ªa con ecosistemas necesarios para el equilibrio del planeta y contaminar¨ªa el agua; lo que podr¨ªa suponer un riesgo claro para la salud¡±, sostiene Bass
"Si se construye finalmente el gasoducto, este transportar¨¢ uno de los combustibles m¨¢s sucios del planeta y tendr¨¢ un efecto devastador en el medio ambiente", explica Wall Bass, ecologista desde la d¨¦cada de los setenta. "La extracci¨®n de petr¨®leo de arenas bituminosas ya est¨¢ devastando los ancestrales bosques boreales y contaminando los r¨ªos de comunidades ind¨ªgenas aleda?as en Canad¨¢", a?ade.
Como ¨¦l, los contrarios a Keystone tienen la firme opini¨®n de que esta construcci¨®n afectar¨¢ dram¨¢ticamente al entorno, sobre todo en lo referente a las emisiones de CO2 y la destrucci¨®n de ecosistemas, como los acu¨ªferos subterr¨¢neos de Sandhills, en Nebraska. "Esta tuber¨ªa acabar¨ªa con ecosistemas necesarios para el equilibrio del planeta y contaminar¨ªa el agua; lo que podr¨ªa suponer un riesgo claro para la salud¡±, sostiene Bass.
Para muchos ecologistas, parar la construcci¨®n de Keystone tiene que ser una prioridad tanto para dem¨®cratas como para republicanos, y una tarea fundamental porque la tierra est¨¢ en crisis. ¡°Las corporaciones tienen que entender que el bienestar de los seres humanos, de todos, no es algo que se pueda despreciar¡±, apunta Neil Pargman, portavoz de la organizaci¨®n Salvemos la tierra. La ¨²ltima protesta contra el oleoducto y el cambio clim¨¢tico reuni¨® a 35.000 personas en Washington.
Keystone no tendr¨¢ un impacto virtual ni en el cambio clim¨¢tico ni en la emisi¨®n de gases de efecto invernadero¡± TransCanada
Los que defienden Keystone opinan que el proyecto permitir¨¢ una independencia energ¨¦tica para EE UU y crear¨¢ miles de puestos de trabajo. En la actualidad, el pa¨ªs depende de la OPEP (Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo), obteniendo el crudo principalmente de naciones como M¨¦xico y Venezuela.
La compa?¨ªa explica que ¡°Keystone no tendr¨¢ un impacto virtual ni en el cambio clim¨¢tico ni en la emisi¨®n de gases de efecto invernadero¡±. El proyecto ha sido evaluado por el Gobierno Federal durante cuatro a?os, un estudio que finaliz¨® en el a?o 2011. La conclusi¨®n fue que el oleoducto no ten¨ªa ¡°un impacto material sobre el medio ambiente a lo largo de toda la ruta desde Canad¨¢ al Golfo de M¨¦xico¡±, explica a El Pa¨ªs Shawn Howard, portavoz de TransCanada.
La empresa sostiene que si los ecologistas estuvieran realmente preocupados por las emisiones, ¡°observar¨ªan c¨®mo son los hechos¡±. ¡°La industria del petr¨®leo sint¨¦tico produce un 1% del total de las emisiones de CO2 a la atm¨®sfera. El carb¨®n, por ejemplo, representa el 30%. Esto no es un debate sobre el oleoducto, es una campa?a de poder y muy bien organizada por profesionales que han decidido que en su lucha en contra de cambio clim¨¢tico, su s¨ªmbolo sea Keystone ¡±, contin¨²a Howard. Howard explica que Canad¨¢ representa un 2% de las emisiones totales del planeta.
¡°Los activistas est¨¢n pasando por alto que en las refiner¨ªas de la costa de EE UU en el Golfo de M¨¦xico, desde donde se transporta la mayor¨ªa del petr¨®leo, se procesa crudo que procede de Venezuela, M¨¦xico y Oriente Pr¨®ximo. Y desde all¨ª se transporta en camiones cisternas que provocan casi el triple de emisiones. Adem¨¢s, ignoran que el petr¨®leo que se produce en California hoy en d¨ªa es m¨¢s pesado del que se quiere transportar a trav¨¦s de este oleoducto¡±, dice tajante Howard.
Seg¨²n los ¨²ltimos informes, los contratos con M¨¦xico y Venezuela est¨¢n a punto de expirar y ¡°Keystone permitir¨ªa que las refiner¨ªas estadounidenses siguieran trabajando a su m¨¢xima capacidad y pudi¨¦ramos contar con un producto del que todos dependemos¡±, prosigue el portavoz.
A pesar de que los ecologistas crean que la soluci¨®n son las energ¨ªas renovables, que sin duda son menos contaminantes, la realidad muestra que EE UU seguir¨¢ necesitando del petr¨®leo durante d¨¦cadas. ¡°Solo tiene sentido obtener este producto desde Canad¨¢ y de las refiner¨ªas de EE UU, para conseguir una seguridad energ¨¦tica del pa¨ªs y una reducci¨®n patente de las emisiones de CO2 al conseguir que el petr¨®leo sint¨¦tico provenga de lugares correctos¡±, contin¨²a Howard.
Grupos m¨¢s conservadores del Congreso defendieron esta postura durante la pasada campa?a electoral: ¡°Puede que las arenas alquitranadas sean contaminantes pero en EE UU se usan mucho. Tal vez el descenso de importaciones desde pa¨ªses hostiles pueda justificar padecer efectos negativos ecol¨®gicos".
¡°No es un debate sobre energ¨ªa versus econom¨ªa y su implicaci¨®n o consecuencias sobre el medio ambiente. Es un debate sobre EE UU y d¨®nde quiere obtener el petr¨®leo¡± Shawn Howard, portavoz de TransCanada?
Y los republicanos consiguieron que su apoyo fuera algo tangible. Gracias a su voto mayoritario en la C¨¢mara de Representantes, el proyecto Keystone sali¨® adelante a principios de 2012. Esta postura provoc¨® que el presidente de EE UU, quien quer¨ªa retrasar la resoluci¨®n hasta enero de 2013, se viera obligado a decidir sobre el futuro final del oleoducto.
El 18 de enero de ese a?o, Obama rechaz¨® el permiso a la empresa canadiense para construir el conducto de petr¨®leo alegando "que esta decisi¨®n no era un juicio sobre los m¨¦ritos del oleoducto, sino sobre la naturaleza arbitraria de unos plazos que le impidieron al Departamento de Estado recabar la informaci¨®n suficiente para aprobar el proyecto y proteger a la ciudadan¨ªa estadounidense".
La ruta que TransCanada propuso en ese momento hubiera atravesado 1.500 r¨ªos y amenazado miles de hect¨¢reas de tierras de cultivo, humedales y los acu¨ªferos subterr¨¢neos de Sandhills (Nebraska), uno de los m¨¢s importantes de EE UU. El mandatario reconoci¨® p¨²blicamente estar decepcionado con que los republicanos forzaran esta resoluci¨®n.
La decisi¨®n del presidente provoc¨® que la compa?¨ªa lanzara el proyecto de nuevo, pero con una modificaci¨®n. La empresa propuso la creaci¨®n de dos tramos distintos del oleoducto. Uno norte, que ir¨ªa desde la frontera de Alberta a Nebraska y un segmento sur, que recorrer¨ªa de Cushing en Oklahoma al Golfo de M¨¦xico.
Ante este cambio, el presidente, dos meses despu¨¦s de haber negado el permiso, orden¨® a las agencias federales "acelerar un permiso para la construcci¨®n de la porci¨®n de Keystone entre Oklahoma y el Golfo de M¨¦xico": "Estoy instruyendo hoy a mi Administraci¨®n a reducir la espera, echar a un lado los obst¨¢culos burocr¨¢ticos y hacer de este proyecto una prioridad y terminarlo".
¡°Esta postura por parte de Obama es l¨®gica. Fueron las refiner¨ªas de EE UU y otros productores de petr¨®leo los que pidieron a TransCanada la construcci¨®n de Keystone , porque necesitaban el compuesto que el oleoducto transporta¡±, argumenta Howard. ¡°Adem¨¢s, esto no es un debate sobre energ¨ªa versus econom¨ªa y su implicaci¨®n o consecuencias sobre el medio ambiente. Es un debate sobre EE UU y d¨®nde quiere obtener el petr¨®leo¡±, prosiguen desde TransCanada.
Tras meses de conflicto en torno a la construcci¨®n de Keystone XL, puede que la cuesti¨®n se resuelva esta pr¨®xima primavera, seg¨²n declar¨® recientemente el actual Secretario de Estado, John Kerry, encargado de decidir el futuro del oleoducto. El proyecto le costar¨¢ a EE UU m¨¢s de 7.000 millones de d¨®lares. John Baird, ministro de Asuntos Exteriores de Canad¨¢, explic¨® en un comunicado que "trabajar¨¢ con Kerry para encontrar nuevas formas de crear empleo, crecimiento y oportunidades para ambos pa¨ªses".
Durante su primer discurso, Kerry mencion¨® la problem¨¢tica del cambio clim¨¢tico: "Como naci¨®n debemos tener la previsi¨®n y el coraje para hacer las inversiones necesarias para salvaguardar el futuro de nuestros hijos y conseguir un entorno que no sea devastado: que el nivel del mar no siga creciendo, que no se den supertormentas destructoras y sequ¨ªas propias de un cambio clim¨¢tico incipiente".
Keystone XL no supondr¨ªa un cambio sustancial en las emisiones globales de efecto invernadero, por lo que el impacto en el cambio clim¨¢tico no ser¨¢ significativo¡±. Departamento de Estado de EE UU
En la ¨²ltima evaluaci¨®n realizada por el Departamento de Estado de EE UU (enero 2013), se concluye que ¡°Keystone no cambiar¨¢ el ritmo al cual se desarrollan las arenas petrol¨ªferas de Alberta, tercer dep¨®sito de petr¨®leo m¨¢s rico del mundo¡±. El documento, de m¨¢s de 2.000 p¨¢ginas, se?ala tambi¨¦n que oleoducto no supondr¨ªa "un cambio sustancial en las emisiones globales de efecto invernadero, por lo que el impacto en el cambio clim¨¢tico no ser¨¢ significativo" .
Una vez publicada esta Declaraci¨®n de Impacto Ambiental ¡°se deber¨¢ abrir un per¨ªodo de comentarios p¨²blicos sobre la ¨²ltima etapa de revisi¨®n del oleoducto, y que tras este proceso llegu¨¦ el permiso definitivo presidencial. Por desgracia, esto no est¨¢ bajo nuestro control, pero desde TransCanada somos de la firme opini¨®n de que la resoluci¨®n se producir¨¢ en los pr¨®ximos meses¡±, finaliza Shawn.
Tras esta audiencia p¨²blica, las agencias federales tendr¨¢n 90 d¨ªas para trabajar conjuntamente con el Departamento de Estado con el fin de determinar si el oleoducto es de inter¨¦s nacional. Por su parte, el Gobierno de Canad¨¢ defiende la construcci¨®n, ya que la considera fundamental para su desarrollo econ¨®mico. Stephen Harper, primer ministro del pa¨ªs, incluso ha llegado a amenazar a EE UU con vender el petr¨®leo a China, si no se aprueba el oleoducto.
A pesar de los argumentos a favor de Keystone es seguro que el movimiento social en contra de este oleoducto continuar¨¢ las pr¨®ximas semanas. "Esta causa no solo se ha convertido en la lucha m¨¢s importante desde el punto de vista ambiental en muchos a?os, sino quiz¨¢ tambi¨¦n en el tema en el que el Gobierno de Obama ha sido m¨¢s directamente confrontado por el ciudadano com¨²n", se?ala Bill McKibben, activista internacional contra el cambio clim¨¢tico y creador de 350.org (organizaci¨®n ecologista para evitar el cambio clim¨¢tico).
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