Silencio in¨²til sobre Palestina
Los nuevos asentamientos har¨¢n menos probables las negociaciones
Barack Obama llega hoy a Israel-Palestina despu¨¦s de que sus portavoces bajaran cuidadosamente las expectativas sobre el conflicto, para apuntar, en cambio, hacia la reyerta con Ir¨¢n. ?Por qu¨¦ viaja el presidente norteamericano al comienzo de su segundo mandato, cuando por no poder optar ya a reelecci¨®n se supone que tendr¨ªa las manos m¨¢s libres para actuar? Porque un presidente de EE UU no puede aplazar indefinidamente la visita a su m¨¢s ¨ªntimo aliado y no lo hab¨ªa hecho todav¨ªa; porque no tiene ni asomo de plan de paz que comunicar al mundo; porque considera que cualquier iniciativa de paz debe proceder de los interesados, con lo que evoca al secretario de Estado de Bush padre, James Baker III, cuando le dijo al primer ministro israel¨ª Isaac Shamir que le llamara ¡ªadjuntando el n¨²mero de la Casa Blanca¡ª cuando tuviera algo que proponer; porque entrevist¨¢ndose con Mahmud Abbas pretende darle un poco de aire al presidente palestino en su eterno careo con Ham¨¢s, y as¨ª ratificar que Washington sigue defendiendo la soluci¨®n de los dos Estados. Pero hasta la mayor inacci¨®n, cuando proviene de un actor imprescindible como EE UU, tiene consecuencias aut¨®nomas.
Y esas modestas preocupaciones presidenciales sirven perfectamente a los intereses del jefe de gobierno israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, que apenas ha podido formar gobierno sin ultraortodoxos, con cinco partidos que re¨²nen 68 esca?os en un parlamento de 120, y apenas tienen en com¨²n la par¨¢lisis total ante el contencioso palestino. El statu quo es por ello lo mejor que el jefe del Likud podr¨ªa pedir. Gracias a la colaboraci¨®n de la Autoridad Palestina reina una relativa calma en los territorios ocupados; el aislamiento internacional que pueda sufrir Israel es plenamente soportable, mientras cuente con el apoyo norteamericano y mantenga excelentes relaciones comerciales con la UE, que le permiten reexportar como propios productos del campo palestino; y mientras Abbas no amague con llevar a Israel ante el tribunal de La Haya, el reciente ingreso de Palestina como observador en la ONU no supondr¨¢ problema alguno. La jugada del l¨ªder de la Autoridad Palestina como protesta por la virtual defunci¨®n del proceso de Oslo, as¨ª como una especie de r¨¦plica casera de la Primavera ?rabe, es solo un placebo.
El n¨²cleo de la coalici¨®n lo siguen formando el Likud de Netanyahu e Israel Beiteinu de Avigdor Lieberman, que retienen Exteriores, Interior y Defensa, pero los grandes hacedores de reyes son los colonos. Uri Ariel, expresidente del Consejo de Asentamientos, dirigente de Barit Yehudi, y mortalmente opuesto a cualquier negociaci¨®n con los palestinos, es el nuevo ministro de la Vivienda, al tiempo que Netanyahu anuncia su prop¨®sito de situar a un mill¨®n de colonos en los territorios ocupados, contra el medio mill¨®n hoy establecido. Y para cerrar el c¨ªrculo, Yair Lapid, l¨ªder del partido laico Yesh Atid, asume la cartera de Finanzas instalado en la m¨¢s completa indiferencia ante el proceso de paz.
La distracci¨®n iran¨ª lleva probablemente incorporado alg¨²n precio que Netanyahu preferir¨ªa no pagar, como la garant¨ªa de que en los pr¨®ximos meses no atacar¨¢ Ir¨¢n para destruir su industria nuclear ¡ªpresuntamente inclinada a la fabricaci¨®n de armamento at¨®mico¡ª mientras EE UU entienda que hay margen para que act¨²e la diplomacia. El hecho de que Obama asegurara la semana pasada que faltaba al menos un a?o para que Teher¨¢n estuviera en condiciones de fabricar la bomba, hace pensar que ese es el plazo m¨ªnimo de espera que pide a Israel. Pero, afinando un poco m¨¢s, ni Ir¨¢n ni EE UU se apresurar¨¢n a poner sus ¨²ltimas propuestas sobre la mesa antes de junio, con la celebraci¨®n de elecciones presidenciales en el pa¨ªs de los ayatol¨¢s. Pero ni siquiera en este terreno los palestinos tienen que ganar.
Aunque no se hable de Oriente Pr¨®ximo, el conflicto no dejar¨¢ de estar en la mente de todos. Netanyahu amueblar¨¢ su impaciente espera aprobando asentamientos, lo que har¨¢ a¨²n menos probable una reanudaci¨®n de las negociaciones; Mahmud Abbas se ver¨¢ presionado por su opini¨®n para hacer algo, quiz¨¢ en direcci¨®n a La Haya; el Hamast¨¢n terrorista de Gaza podr¨ªa violar la tregua acordada el pasado 21 de noviembre y lanzar su coheter¨ªa contra las ciudades israel¨ªes, con las devastadoras represalias que Jerusal¨¦n acostumbra; e Ir¨¢n, si alberga dudas, puede llegar a la conclusi¨®n de que solo el arma nuclear es garant¨ªa para el futuro.
Por todo ello es imposible no tratar el contencioso de Palestina; porque aun callando se agrava el conflicto.
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