¡°He visto delincuentes abrazando a uniformados¡±
El m¨¦dico Rom¨¢n G¨®mez, que mat¨® a dos de sus extorsionadores en Ecatepec, M¨¦xico, denuncia intimidaciones
A Rom¨¢n G¨®mez Gaviria, de 53 a?os, sus vecinos lo conocen como ¡°el doctor Rom¨¢n¡±. De sus 30 a?os de carrera, 20 los ha pasado trabajando en este, su barrio, la colonia Fuentes de Arag¨®n en el municipio de Ecatepec (en la zona metropolitana de la capital del pa¨ªs). ¡°Atiendo a unas 20 o 30 personas por d¨ªa¡±, cuenta. En su consultorio hay familias, ni?os corriendo por los pasillos, ancianos. Y cuatro patrullas y un grupo de hombres armados apostados en la puerta.
Hace un par de meses, G¨®mez recibi¨® la visita de un tr¨ªo de individuos que le exigieron dinero a cambio de no hacerle da?o a ¨¦l y a su familia. Tras un forcejeo, el m¨¦dico consigui¨® desarmar a sus agresores. Dispar¨® y mat¨® a dos de ellos. El tercero huy¨®. Despu¨¦s del ¡°incidente¡±, como ¨¦l se refiere al suceso, decidi¨® entregarse. Los vecinos protestaron por su encarcelamiento y unos d¨ªas despu¨¦s qued¨® libre por haber actuado en defensa propia.
Por unas semanas se acogi¨® a la seguridad que le hab¨ªan prometido las autoridades, pero G¨®mez afirma que le daban ¡°muy mala espina¡±. ¡°Me andaban protegiendo y dejaban el puesto, se iban a dar la vuelta¡±. Un d¨ªa uno de sus pacientes le dijo que en las calles se contaba que ¡°ellos¡± hab¨ªan puesto ¡°precio a su cabeza¡±. G¨®mez decidi¨® entonces contratar seguridad privada.
Las sospechas se materializaron el s¨¢bado pasado. El m¨¦dico, que volv¨ªa de un viaje, fue advertido por los vecinos de que cuatro sujetos lo esperaban fuera de su casa a bordo de una camioneta negra. Consigui¨® escapar. ¡°Siempre andan cerquita, en las esquinas¡±, relata. Tras la intimidaci¨®n, el presidente municipal de Ecatepec, Pablo Bedolla L¨®pez se puso en contacto con el doctor y le envi¨® a¨²n m¨¢s seguridad. G¨®mez agradece el gesto, pero subraya que ¡°mandar polic¨ªas¡± no es la soluci¨®n. ¡°Esas personas siguen ah¨ª, paseando. No hay ning¨²n intento por detener a esas bandas. Yo creo que es un flagelo que el Gobierno no quiere terminar¡±, cuenta. Desde el incidente en que dio muerte a dos de sus agresores, ninguna autoridad lo ha entrevistado para intentar identificar al tercer sujeto superviviente. ¡°Saben d¨®nde viven, por d¨®nde se meti¨® el herido, d¨®nde se re¨²nen. Y ah¨ª andan todav¨ªa¡±, acusa. ¡°Ellos [la polic¨ªa] saben qui¨¦nes son. Son cuates [amigos]. Yo he visto a muchos delincuentes d¨¢ndose de abrazos con uniformados¡±.
La extorsi¨®n es uno de los delitos que la administraci¨®n de Enrique Pe?a Nieto ha convertido en una de sus prioridades en el combate contra el crimen organizado. Solamente el 22% de las extorsiones se denuncian. En los casos que s¨ª se denuncian, apenas un 3% concluye con una condena, seg¨²n datos que recoge el periodista Marco Lara Klahr en su libro Extorsi¨®n y otros c¨ªrculos del infierno. La pr¨¢ctica es cada vez m¨¢s frecuente en varios Estados del pa¨ªs, entre ellos el Estado de M¨¦xico, donde se encuentra Ecatepec y el consultorio del doctor G¨®mez, y del que fue gobernador Enrique Pe?a Nieto hasta 2011, antes de competir por la presidencia del pa¨ªs.
En el barrio del doctor G¨®mez los cr¨ªmenes son cotidianos. ¡°Raro es el d¨ªa en que no pasa nada¡±. Relata que los vecinos est¨¢n sujetos a la constante amenaza de recibir una agresi¨®n por un coche, por su cartera y hasta por un celular. ¡°Mataron a un chico de 23 a?os esta semana. Y a una se?ora la semana anterior¡±, enumera. ¡°Hace menos de un mes asesinaron a una familia. Al esposo le prendieron fuego dentro de su coche. Soy un m¨¦dico bastante popular y no hay uno solo de mis pacientes que no haya sufrido un robo, un asalto o una extorsi¨®n.¡±.
La gravedad de la situaci¨®n, explica, ha causado una creciente indignaci¨®n en la ciudadan¨ªa. ¡°La gente ya habla aqu¨ª de que quieren comprar machetes y palos y limpiar el sitio de rateros. Es lo que est¨¢n causando estas bestias, porque no pueden llamarse seres humanos¡±, exclama.
Adem¨¢s del coste emocional de vivir amenazado, G¨®mez asegura que la inseguridad ¡°ha desmembrado¡± a su familia. ¡°Yo soy padre y hasta abuelo. Pero mis hijos est¨¢n espantados, nadie se quiere quedar aqu¨ª. No viven con nosotros y no los vemos, por miedo¡±. El m¨¦dico reconoce que ha pensado en dejar el pa¨ªs. ¡°Prefiero irme a que me maten¡±, pero a?ade que una decisi¨®n as¨ª implicar¨ªa ¡°truncar¡± el futuro de sus hijos. ¡°Todav¨ªa estudian carreras universitarias y yo vivo de esto¡±.
Lo m¨¢s grave, asegura, es la impotencia por sentir que ¡°no hay nada por hacer¡±. G¨®mez lo resume: ¡°Estas bandas nos han lastimado durante a?os y a?os porque estos polic¨ªas son corruptos. A lo mejor son pocos, pero ellos, o son c¨®mplices o conocen el problema y tienen miedo¡±.
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