Cuando el juez devuelve la extra
Funcionarios y pensionistas son los grandes beneficiarios de la sentencia El Constitucional mantiene un impuesto especial que afecta a jubilados
Paula Tomaz es profesora de portugu¨¦s en un instituto de Belem. Tiene 56 a?os. Vive con su hijo adolescente y el viernes pasado estuvo pendiente de lo que dec¨ªa el Tribunal Constitucional a trav¨¦s de la televisi¨®n. As¨ª se enter¨® de que va a cobrar la paga extra de verano, equivalente a su sueldo mensual de 1.800 euros. Tomaz hace dos a?os que no la cobra. Es m¨¢s: desde 2011 experimenta una merma constante en su salario, a base de recortes y subidas de impuestos. Como otros muchos portugueses ¡ªcomo buena parte de la clase media¡ª ha visto c¨®mo su vida se encoje a base de pagar m¨¢s y tener menos derechos. Por eso, el viernes, se sent¨® a ver la televisi¨®n, un poco, como el que se sienta a ver un sorteo de loter¨ªa.
Y le toc¨®. El Tribunal Constitucional de Portugal anul¨® la retirada de esa paga a funcionarios y pensionistas, creando de paso un agujero fiscal que se ha convertido de rebote en una enorme crisis pol¨ªtica pero que, para Tomas, result¨®, sencillamente, un alivio: ¡°Yo ten¨ªa esperanza. Por lo que hab¨ªa o¨ªdo en la prensa. Por eso esper¨¦. Es importante. Con esas pagas antes hac¨ªamos muchas cosas: seguros del coche, dentistas, gastos inusuales¡ Significa dinero, porque lo estamos pasando muy mal¡±. Acostumbrada a esta marea continua de recortes, a dejar progresivamente de ir al cine, a las librer¨ªas, al gimnasio y a los restaurantes, desconf¨ªa: ¡°A ver por d¨®nde sale ahora el Gobierno. Porque al final siempre pagamos los mismos. Y no s¨¦ de d¨®nde van a querer recortar ese dinero que dicen que falta¡±.
En Portugal hay m¨¦dicos especialistas en urgencias que certifican que muchas personas, aunque lo necesiten, ya ni se acercan por ah¨ª desde que cada consulta cuesta 20 euros; recientemente se public¨® un informe en el que se alertaba de la cada vez menor afluencia de personas en transporte p¨²blico debido a una doble confluencia de razones que act¨²an como una tenaza: la subida de tarifas y la reducci¨®n de l¨ªneas. Los profesores denuncian que ya no hay docentes de apoyo para ni?os con problemas debido a los ajustes. Poco a poco, el Estado de bienestar se descose.
"En Espa?a, las pensiones son intocables. Aqu¨ª no"
En la ¨²ltima oleada de recortes, uno de los sectores m¨¢s afectado result¨® el de los pensionistas y jubilados. Por un lado, se les recortaba su pensi¨®n, escamote¨¢ndoles una paga extra (medida ahora declarada ilegal por el Constitucional). Por otra, se les reduc¨ªa el montante mensual en virtud de una denominada Tasa Especial de Solidaridad, una suerte de impuesto progresivo que afecta a pensiones superiores a 1.350 euros. El alto tribunal ha dictaminado que esta medida es legal y va a seguir aplic¨¢ndose. De ah¨ª que los jubilados portugueses no est¨¦n del todo conformes con la sentencia que ha sacudido al pa¨ªs.
Fernando Mart¨ªns, vicepresidente de la Asociaci¨®n de Pensionistas, un colectivo de nuevo cu?o muy activo que en la ¨²ltima gran manifestaci¨®n en Lisboa, celebrada el 2 de marzo, tuvo una gran presencia, lo considera muy injusto: ¡°En Espa?a, las pensiones son intocables. Aqu¨ª no. Y una pensi¨®n de 1.350 euros tampoco es una millonada¡±.
Muchos de estos pensionistas denuncian que se ocupan de gastos relacionados con sus hijos o sus nietos en paro, y otros jubilados argumentan que el dinero que reciben no es ning¨²n regalo sino la retribuci¨®n de lo que aportaron con su trabajo durante muchos a?os.
¡°Yo trabaj¨¦ durante 40 a?os en la Biblioteca Nacional, como funcionaria de alto nivel, y me qued¨® una pensi¨®n de unos 2.000 euros que se va reduciendo paulatinamente. Y todo se reduce: menos libros, menos viajes, menos conciertos de m¨²sica, a los que soy muy aficionada pero a los que ya no voy a no ser que me regalen la entrada¡±, explicaba Mar¨ªa Luisa Cabral, de 66 a?os.
V¨ªctor Ferreira, un exagente de seguros de 64 a?os y 47 de cotizaci¨®n a la Seguridad Social, goza de una buena pensi¨®n. Pero se siente estafado: ¡°Esto no es un esfuerzo de guerra. Esto es simplemente robar a los pobres para d¨¢rselo a los bancos. Yo cre¨ªa que mis 15 o 20 ¨²ltimos a?os iban a ser tranquilos. Pero ya veo que no va a ser as¨ª¡±.
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