Henrique Capriles, el hombre que sabe esperar
El candidato de la oposici¨®n ha sido el cuerpo y alma de su campa?a, recorriendo casa a casa m¨¢s de 300 pueblos
Henrique Capriles sabe perder. ¡°El que no logr¨® la victoria fui yo, que el pueblo no se sienta derrotado¡±, dijo, la noche del 7 de octubre de 2012, minutos despu¨¦s de que las autoridades electorales anunciaran la cuarta reelecci¨®n consecutiva de Hugo Ch¨¢vez, con 55% de los votos, y haciendo suya la responsabilidad detr¨¢s del resultado adverso. Esa cualidad ¨Cmezcla de gallard¨ªa y responsabilidad-- suele deparar triunfos futuros en Venezuela.
La noche de este 14 de abril, Capriles no se declar¨® vencido, cuando las autoridades electorales informaron que su contrincante, Nicol¨¢s Maduro, le aventaj¨® con un 1,59% en el conteo final. ?l, que esta vez obtuvo 679.099 votos m¨¢s que en las presidenciales de diciembre, ha dicho que Maduro ser¨¢ el presidente del ¡°mientras tanto¡±. La frase qued¨® grabada entre sus seguidores, como el ¡°por ahora¡± que pronunci¨® Hugo Ch¨¢vez el 4 de febrero de 1992, cuando admiti¨® su derrota como comandante de un fallido golpe de Estado contra el Gobierno de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez.
Capriles naci¨® en Caracas, el 11 de julio de 1972. A los 40 a?os, ya ha competido por la Presidencia de Venezuela dos veces. Ha sido electo gobernador del capitalino Estado de Miranda -el segundo m¨¢s poblado del pa¨ªs- dos veces. Y ha sido alcalde de Baruta -el segundo municipio m¨¢s rico de los cinco que conforman la zona metropolitana de Caracas- dos veces, tambi¨¦n. ¡°En el camino, ha derrotado en las urnas a dos exvicepresidentes y hombres fuertes de la administraci¨®n Ch¨¢vez: al excapit¨¢n del Ej¨¦rcito y actual presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, en las regionales de 2008; y al actual canciller, El¨ªas Jaua, en las regionales de diciembre de 2012. Para los comicios presidenciales de este domingo, se fij¨® como meta seguir la racha y vencer al tercer exvicepresidente del chavismo: Nicol¨¢s Maduro, actual presidente encargado de Venezuela y candidato a la sucesi¨®n escogido por Hugo Ch¨¢vez, tres meses antes de su muerte. ¡°Voy a derrotar la vieja pol¨ªtica (¡) He sido el alcalde de todos. Soy el gobernador de todos. Y quiero ser el presidente de todos los venezolanos, de los que piensan como yo y de los que piensen distinto a m¨ª¡±, ha repetido Capriles en sus sucesivas campa?as, incluyendo los ¨²ltimos 14 a?os de Gobierno chavista en la sumatoria de lo caduco.
Capriles es abogado, egresado de la Universidad Cat¨®lica ¡°Andr¨¦s Bello¡± de Caracas en 1994. Comenz¨® su carrera pol¨ªtica cuatro a?os despu¨¦s, cuando Ch¨¢vez decidi¨® procurar el poder a trav¨¦s de elecciones. En 1998 fue electo diputado con los votos del partido socialcristiano Copei. Hasta entonces, no hab¨ªa militado en ninguna organizaci¨®n pol¨ªtica. Con 26 a?os, se convirti¨® en el presidente m¨¢s joven que hasta entonces hab¨ªa tenido la C¨¢mara de Diputados del antiguo Congreso bicameral de Venezuela. Su primera medida tras recibir el cargo fue solicitar una investigaci¨®n por corrupci¨®n contra la antigua directiva del Parlamento, s¨ªmbolo de la crisis de credibilidad que atravesaba entonces el sistema bipartidista que gobern¨® el pa¨ªs desde 1958 y hasta la llegada de Hugo Ch¨¢vez al poder. ¡°En esa ¨¦poca, a Henrique lo tildaron de chavista light, porque cre¨ªa que era necesario refundar las instituciones y dio paso a esos cambios¡±, ha dicho sobre ese episodio Rafael Guzm¨¢n, compa?ero de universidad de Capriles y actual integrante de su comando campa?a.
En 2004, Henrique Capriles fue acusado de participar como c¨®mplice del asalto a la Embajada de Cuba en Caracas, ocurrido el 12 de abril de 2002, en medio del golpe de Estado que mantuvo a Hugo Ch¨¢vez fuera del poder por 48 horas. Mientras se llevaba a cabo el juicio, estuvo cuatro meses preso en la antigua Direcci¨®n de Servicios de Inteligencia y Prevenci¨®n de Venezuela (Disip). Durante los primeros 40 d¨ªas de prisi¨®n, no se le permiti¨® ver la luz del sol, hasta que el ex presidente estadounidense, Jimmy Carter, intercedi¨® a su favor. En la c¨¢rcel jugaba a la loter¨ªa para matar el tiempo, apostaba por el n¨²mero de d¨ªas que llevaba preso, su fecha de nacimiento, el n¨²mero interminable de jueces que se hicieron cargo de su caso.
En sus dos intentos por llegar a la presidencia, Henrique Capriles ha sido cuerpo y alma de sus campa?as. En los ¨²ltimos dos a?os, a¨²n antes de que fuese escogido en primarias como candidato unitario de la oposici¨®n, Capriles ha recorrido casa a casa m¨¢s de 300 pueblos. ¡°Esta no ha sido una campa?a basada en la publicidad ni en cuantiosos recursos. El coraz¨®n de la campa?a he sido yo. Le he dado tres vueltas completas a Venezuela, he ido a pueblos que no visitaba un candidato presidencial desde la primera campa?a de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, hace m¨¢s de 30 a?os¡±, dijo Capriles a El Pa¨ªs, en septiembre de 2012. Su segunda campa?a, la m¨¢s corta de la historia democr¨¢tica venezolana, tuvo menos de un mes de duraci¨®n y fue un reto contra el tiempo y contra todo el peso del Estado, puesto al servicio de la candidatura oficialista.
Capriles es hombre supersticioso y a la vez, cat¨®lico practicante. Utiliza el mismo par de zapatos en cada elecci¨®n, desde 1998. Cada septiembre, cuando se celebran las fiestas de la Virgen del Valle, patrona del Oriente venezolano, Capriles viaja a la isla de Margarita para dejarle una oraci¨®n y una ofrenda; lo ha hecho as¨ª durante los ¨²ltimos ocho a?os. ¡°Cuando Henrique estaba preso fue a visitarlo una se?ora que no conoc¨ªamos. Vino con una virgen del Valle y me pidi¨® 20 minutos a solas con Henrique. Le dije que s¨ª, ella entr¨®, estuvo 20 min con Henrique y le dej¨® la Virgen. Nunca supe qu¨¦ le dijo, pero a ra¨ªz de eso es la devoci¨®n de Henrique por la Virgen del Valle¡±, cuenta M¨®nica Radonski, madre del candidato. M¨¢s de la mitad de los regalos que ha recibido Capriles en sus giras de campa?a por Venezuela son im¨¢genes religiosas: rosarios, estampitas, cristos figuras de santos. ¡°El tiempo de dios es perfecto¡±, sol¨ªa repetir en sus arengas, para decirle a sus seguidores que el esfuerzo nunca es vano y que, m¨¢s temprano que tarde, la victoria electoral en alg¨²n momento llegar¨¢.
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