¡°Nos limitamos a animar las peleas de los bur¨®cratas y escuchar la propaganda¡±
La profesora universitaria polaca opina que el entramado comunitario se asemeja a la profesora t¨®xica de las escuelas del r¨¦gimen comunista, "que nos indicaba en qu¨¦ ten¨ªamos que creer"
"Me sorprende el marasmo intelectual en el cual se sumerge la Uni¨®n Europea y mi desilusi¨®n radica principalmente en la naturaleza del mismo. Escucho a la gente quejarse de que no haya un ¨¢mbito p¨²blico europeo, un intercambio intelectual. Sin embargo, dicho ¨¢mbito existe, pero su forma y contenido tienen un car¨¢cter caricaturesco; seguimos las peleas y las decisiones de los bur¨®cratas, pero no peleamos por los objetivos y direcciones hacia los cuales queremos dirigirnos. Nuestro sentido de pol¨ªtica se ha limitado a animar las disputas de rigor que no hacen m¨¢s que enmascarar el verdadero juego de intereses, o bien a escuchar atentamente la propaganda del mecanismo bur¨®cratico de la Uni¨®n Europea.
Al analizar la corriente dominante de este ¨¢mbito p¨²blico lisiado, resulta que est¨¢ privada de ideas y voces capaces de movilizar a la gente, de producir movimientos sociales y de acelerar la innovaci¨®n. Por ejemplo, los retos sociales y culturales que conlleva la redefinici¨®n de los papeles sociales de mujeres y hombres despiertan en m¨ª, como en casi toda mujer, un vivo inter¨¦s. Es un problema complejo y con m¨²ltiples argumentos, a veces dram¨¢tico, que nos concierne a todos, una de las aventuras intelectuales de nuestros tiempos. No obstante, la Uni¨®n Europea reduce la cuesti¨®n a los aburridos lemas lanzados por los bur¨®cratas, como por ejemplo ?gender mainstreaming¡± [transversalidad de la perspectiva de g¨¦nero], o bien a los deformes programas que sirven m¨¢s bien para perseguir la herej¨ªa que para debatir y buscar soluciones. Por otro lado, no se puede responder a los retos complejos con tan solo mera propaganda.
A nosotros, los europeos, nos faltan ganas de buscar la ret¨®rica o tradici¨®n capaces de movilizar y estimular los corazones para un trabajo en equipo. Me he criado empapada de los mitos del movimiento polaco de Solidaridad, de los grandes movimientos sociales, y tambi¨¦n en el ¨¢mbito de las disputas y debates en torno a las cuestiones fundamentales. Esperaba que la Europa unida, enriquecida con el di¨¢logo entre Este y Oeste, y entre Norte y Sur, fuera capaz, como anta?o, de forjar a partir de las acaloradas disputas unas ideas nuevas, ideas que resultasen atractivas para todo el mundo. Ha resultado, no obstante, que la burocracia de la Uni¨®n Europa se asemeja a la profesora t¨®xica de las escuelas regidas por el r¨¦gimen comunista, que nos indicaba en qu¨¦ ten¨ªamos que creer.
Lo que a m¨ª me resulta inmensamente inspirador en la tradici¨®n polaca, as¨ª como en la tradici¨®n de toda la regi¨®n, es la historia de la lucha intelectual y cultural con la fe cristiana. Los intelectuales polacos odiaban unas veces, y otras veces amaban al catolicismo polaco, lo que junto con la penetraci¨®n de otras corrientes produc¨ªa un tejido cultural extremadamente rico. Por otra parte, el caer en la cuenta de que la burocracia de la Uni¨®n considera la palabra ?cristianismo¡± como tab¨², como un incidente de la infancia que tiene que ser rechazado por causa de unos temores poco claros, me ha llevado a sentir incredulidad y animaci¨®n a la vez, sentimientos que posteriormente han sido reemplazados por el terror.
Nos deshacemos de las tradiciones capaces de inspirar y fecundar, con el objetivo de impedir que salgamos del refugio de nuestros temores y perjuicios. Europa ha dejado de ser una fuente de modelos culturales atractivos para el resto del mundo."
Texto elaborado por Adam Leszczynski (Gazeta Wyborcza) a partir de una entrevista con?Paulina Bednarz ¨C ?uczewska.
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