M¨¢s participaci¨®n democr¨¢tica, no menos
En vez de atacar los problemas concretos, se traslada la responsabilidad a "el sistema"
En el contexto de la mayor crisis econ¨®mica en Europa desde los a?os treinta, la desafecci¨®n de los ciudadanos respecto a las ¨¦lites pol¨ªticas y econ¨®micas y las instituciones democr¨¢ticas aparece como una respuesta l¨®gica, una suerte de reflejo condicionado de Pavlov, explicable, pero no necesariamente justificable en todas sus dimensiones.
Se buscan culpables a las causas que dieron origen a la crisis, a su gesti¨®n, y sobre todo, en medio de una frustraci¨®n creciente, se intenta trasladar toda la responsabilidad a un ente abstracto, el "sistema". En vez de atacar los problemas concretos, uno detr¨¢s de otro, de manera pragm¨¢tica y eficaz, la cr¨ªtica generalizada e incondicionada genera su propia l¨®gica, su propia "self-fulfilling prophecy".
Aunque en Espa?a el consenso de las fuerzas parlamentarias y el sentimiento de la mayor¨ªa de los ciudadanos sigue siendo mayoritariamente europe¨ªsta, la rigurosa medicina de la austeridad y la consolidaci¨®n presupuestaria suministrada por las instituciones europeas ha comenzado obviamente a afectar la identificaci¨®n incuestionada de los ciudadanos con el proceso de integraci¨®n europea. Si en Espa?a el deterioro no es asimilable al sufrido en otros pa¨ªses, ello se debe a que sigue todav¨ªa vigente el gran mito fundador de la Espa?a moderna del siglo XX, aquel que desde Joaqu¨ªn Costa y Ortega ve en la europeizaci¨®n la exigencia necesaria y permanente de la regeneraci¨®n del pa¨ªs.
Lo que resulta significativo es que Europa de repente se haya constituido, parad¨®jicamente, en una isla antiut¨®pica dentro de las positivas expectativas de crecimiento y desarrollo econ¨®mico del resto del mundo. Esta realidad hace que se extienda un interrogante que hasta ahora estaba limitado a una opini¨®n p¨²blica marginal, el que plantea si las sucesivas decisiones adoptadas en el proceso de integraci¨®n europea han sido correctas o no. Este sentimiento creciente de desconfianza amenaza con fragmentar y fragilizar el sistema de representaci¨®n democr¨¢tica, pues el avance de la democracia europea se halla estrechamente vinculada al desarrollo de la Europa unificada.
Denis de Rougemont, el gran europe¨ªsta y pensador pol¨ªtico suizo, dec¨ªa que "toda pol¨ªtica es autorizaci¨®n del futuro". En el momento en que la actividad pol¨ªtica est¨¢ siendo objeto de una inmisericorde puesta en cuesti¨®n, es justamente el momento en el que m¨¢s necesitamos de la pol¨ªtica como ¨²nica v¨ªa para hacer posible el futuro. Similarmente, bien lejos de haber cumplido con su funci¨®n hist¨®rica, las ideas de reconciliaci¨®n entre vecinos, cooperaci¨®n supranacional, mercado interior y Estado social de Derecho, que constituyen el n¨²cleo del proyecto europeo, siguen teniendo plena vigencia, y su proyecci¨®n hacia el resto del mundo contin¨²a siendo una condici¨®n necesaria para el desarrollo de una gobernanza global eficaz. Los est¨¢ndares de protecci¨®n de los derechos humanos desarrollados por las instituciones europeas ¡ªConsejo de Europa, Tribunal Europeo de Derechos Humanos, OSCE, Uni¨®n Europea¡ª han contribuido decisivamente a transformar el mundo en el que vivimos.
Las elecciones al Parlamento Europeo no deber¨ªan ser por tanto la ocasi¨®n para una respuesta autista por parte de una ciudadan¨ªa que no ve demasiadas luces en el camino adelante, sino para reflexionar y proponer propuestas concretas de mejora. Es la gran oportunidad para que exista un debate sobre los pr¨®ximos pasos de la integraci¨®n, la Uni¨®n Bancaria y la Uni¨®n Fiscal, as¨ª como para el an¨¢lisis sobre qu¨¦ modelo de Uni¨®n Pol¨ªtica queremos. No es el momento para la estrategia del avestruz, sino para una respuesta democr¨¢tica y participativa. A estos objetivos se dirigen los esfuerzos ¡ªentre otras muchas iniciativas acad¨¦micas y de la sociedad civil¡ª que el Partido Popular Europeo est¨¢ llevando a cabo para mostrar a los ciudadanos que la respuesta a la crisis pasa necesariamente por un mayor compromiso personal y participativo.
Jos¨¦ Mar¨ªa Beneyto es Catedr¨¢tico de Derecho Europeo y Portavoz del PP en la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.