Raqqa, laboratorio de la rebeli¨®n siria
La primera gran ciudad tomada completamente por los opositores al r¨¦gimen de El Asad evidencia las tensiones entre insurrectos radicales y moderados
¡°Tras seis meses manifest¨¢ndonos pac¨ªficamente no hab¨ªamos conseguido nada y la comunidad internacional no hab¨ªa hecho nada, as¨ª que tuvimos que organizarnos¡±, relata Abu Tayf, de 45 a?os y l¨ªder de la milicia Omnaa al-Raqqa. Un hueco en la pared se?ala el lugar donde colgaba el retrato oficial del presidente de Siria, Bachar el Asad. Entre risas, los hombres hacen el gesto de cogerlo, tirarlo al suelo y pisarlo. ¡°?Bienvenidos a Raqqa libre!¡±, exclama uno.
Raqqa, en el noreste de Siria y capital de la provincia del mismo nombre, se convirti¨® en marzo en la primera gran ciudad en ser tomada completamente por los rebeldes. O liberada, como dicen sus habitantes.
La violenta represi¨®n de El Asad contra las protestas pac¨ªficas en marzo de 2011 deriv¨® en una guerra entre diferentes grupos armados y el Ej¨¦rcito sirio, que en ocasiones ha bombardeado a la poblaci¨®n. Ya han muerto m¨¢s de 70.000 personas, seg¨²n la ONU.
La toma de Raqqa por los rebeldes podr¨ªa ofrecer pistas sobre un hipot¨¦tico futuro postAsad. ¡°No podr¨¢n culparnos si cada vez nos volvemos m¨¢s radicales¡±, dice Tayf, licenciado en Historia y antes empresario de la construcci¨®n. ¡°Vosotros [Occidente] ser¨¦is los responsables de este radicalismo porque no nos ayudasteis¡±.
Tayf y sus hombres querr¨ªan que la comunidad internacional creara una zona de exclusi¨®n a¨¦rea para impedir los bombardeos del r¨¦gimen. Todos los entrevistados repiten esta demanda.
Omnaa al-Raqqa particip¨® en la lucha por la ciudad como parte de Ahrar al Sham, un grupo islamista moderado. Entre el 4 y el 8 de marzo, grupos moderados como este, los extremistas del Frente Al Nusra y el Ej¨¦rcito Libre de Siria (ELS, el principal grupo rebelde) se coordinaron para expulsar a las tropas de El Asad de Raqqa. El Ej¨¦rcito bombarde¨® la ciudad durante la lucha y a¨²n lo hace ocasionalmente.
Lo breve de los combates permiti¨® a Raqqa, que ten¨ªa unos 400.000 habitantes, no sufrir el nivel de destrucci¨®n de ciudades como Alepo o Homs.
Ya antes de las protestas la ciudad estaba ¡°abandonada¡± por el r¨¦gimen, seg¨²n varios ciudadanos. Con una econom¨ªa basada en la agricultura y controlada por el r¨¦gimen, en Raqqa el Estado era el mayor empleador y el paro y la pobreza eran un problema antes de la revoluci¨®n, seg¨²n sus habitantes. Adem¨¢s, los omnipresentes servicios de seguridad y secretos deten¨ªan y torturaban a cualquiera que hablara mal del Gobierno, seg¨²n denuncian ciudadanos, activistas y rebeldes.
Hoy, los retratos de El Asad y las banderas del r¨¦gimen han sido destruidos o tapados. Los colores de la bandera de la revoluci¨®n, a franjas verde, blanca y negra con tres estrellas en el centro, llenan paredes y monumentos en el centro de la ciudad. Pero es otra bandera la que sobresale: una gran ense?a negra con versos del Cor¨¢n que ondea junto al edificio del Gobierno provincial. Fue alzada por Al Nusra, cuyo l¨ªder jur¨® lealtad a Al Qaeda el pasado 10 de abril.
¡°Esa es solo una bandera, las calles est¨¢n llenas de la bandera de la revoluci¨®n y solo hay una bandera de la revoluci¨®n¡±, dice Abdal¨¢ Jalil, abogado de 53 a?os y l¨ªder del Consejo Civil de Raqqa, ¡°un minigobierno hasta que haya un Gobierno de transici¨®n¡±.
Jalil dice que el consejo trata de organizar servicios p¨²blicos como la limpieza y los hospitales. Aunque, por el momento, su presencia apenas se percibe fuera del edificio que le sirve de sede, los m¨¦dicos del hospital dicen no recibir ning¨²n salario y los que limpian las calles son voluntarios.
Tras la toma de la ciudad por los rebeldes, un grupo de ciudadanos estableci¨® una corte que aplicaba la shar¨ªa (ley isl¨¢mica) para resolver conflictos y servir de tribunal temporal, seg¨²n cuenta uno de sus integrantes, que pide permanecer en el anonimato.
Este tribunal cerr¨® el pasado d¨ªa 8 despu¨¦s de que cientos de personas protestaran frente a su sede por el arresto de dos hermanas de 18 y 19 a?os. Un grupo de enmascarados armados irrumpi¨® en su casa cuando no estaba su padre, un activista pol¨ªtico, y las llev¨® a la corte, que las liber¨® a las dos horas.
Este miembro del tribunal dice que solo volver¨¢n a instaurarlo si pueden contar con su propia fuerza policial y si todos los grupos armados se comprometen a no arrestar a nadie sin permiso previo de la corte.
Uno de estos grupos, el Frente Al Wahda al Tahrir al Islamiya, ocupa el opulento palacio del gobernador provincial. ¡°El gobernador llevaba esta vida de lujo y com¨ªa todo lo que quer¨ªa y ahora est¨¢ en la c¨¢rcel y solo come pan y cebolla¡±, dice casi ri¨¦ndose Abu al Nur, de 34 a?os y portavoz del grupo. El gobernador y otros representantes del r¨¦gimen est¨¢n entre los alrededor de 50 prisioneros en manos de los islamistas y van a ser juzgados, seg¨²n Abu Jalid, tambi¨¦n de 34 a?os y viceemir de Al Islamiya en Raqqa. Jalid asegura que otras 200 personas pr¨®ximas al r¨¦gimen y capturadas fueron puestas en libertad ¡°porque sus manos no estaban sucias¡±. ¡°Queremos un r¨¦gimen isl¨¢mico moderado, este [de El Asad] ha estado contra nosotros durante 42 a?os simplemente porque somos musulmanes, ellos odian a los musulmanes¡±, explica Jalid.
Pero es Ahrar al Sham quien controla gran parte de Raqqa, incluyendo varios de sus bancos. ¡°Yo me un¨ª a Al Sham porque est¨¢n en el camino correcto¡±, dice Abu Mustafa, de 24 a?os, en la sede del Real Estate Bank. Mustafa dice que Al Sham est¨¢ guardando el dinero para pagar los sueldos de los funcionarios cuando vayan regresando a la ciudad.
Este grupo, que tambi¨¦n se desmarca de los radicales de Al Nusra, ha puesto en marcha escuelas isl¨¢micas y toda una maquinaria de propaganda. Sus miembros han cubierto muros de la ciudad con escrituras que llaman a la paz y a comportarse de acuerdo con el islam. ¡°Haremos lo que quiera la gente¡±, contesta sencillamente Abu Jafar, de 28 a?os y jefe de este departamento, a qu¨¦ quiere Al Sham para Siria. ¡°Pero ya hemos visto lo que un presunto r¨¦gimen laico ha hecho a nuestro pa¨ªs. Ahora queremos justicia¡±.
¡°?Democracia, por supuesto!¡±, exclaman por su parte diferentes miembros del ELS en su base ante la misma pregunta. ¡°Todos [los grupos rebeldes] somos hermanos y no queremos hablar sobre ellos¡±, dice Abu Tabarak, uno de los jefes de esta brigada, en referencia a Al Nusra, que querr¨ªa un r¨¦gimen islamista y la aplicaci¨®n de la shar¨ªa en Siria.
En la puerta del edificio del Gobierno provincial, ahora base de Al Nusra, uno de sus oficiales, enmascarado, dice con amabilidad pero con firmeza que no van a hablar con la prensa.
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