La condena por genocidio a R¨ªos Montt reabre la divisi¨®n en Guatemala
La sentencia al exdictador provoca sentimientos encontrados en la sociedad guatemalteca
El 11 de mayo de 2013 es una fecha que pasar¨¢ a la historia de Guatemala: 29 a?os, nueve meses y tres d¨ªas despu¨¦s de ser apartado del poder, el anciano Jos¨¦ Efra¨ªn R¨ªos Montt, el hombre que gobern¨® este pa¨ªs centroamericano con mano de hierro entre el 23 de marzo de 1982 y el 9 de agosto de 1983, vio el amanecer desde una celda. El general de la Biblia y la espada es el reo n¨²mero 19 del cuartel de Matamoros, habilitado como c¨¢rcel para prisioneros vulnerables, aquellos que es necesario mantener lejos de los centros penitenciarios comunes.
La lectura de la sentencia, el viernes en una sala abarrotada de p¨²blico, fue interrumpida por un fuerte aplauso en el momento en que la juez que presid¨ªa el tribunal, Jazm¨ªn Barrios, anunci¨® que R¨ªos Montt, de 86 a?os, es culpable de genocidio y delitos de lesa humanidad. Recibi¨® sendas condenas de 50 a?os por el primero y 30 m¨¢s por los segundos: 80 a?os inconmutables. ¡°Los jueces consideramos que el acusado tuvo conocimiento de todo lo que estaba ocurriendo y no lo detuvo, pese a tener el poder para hacerlo¡±, se lee en la sentencia.
En su primera declaraci¨®n a la prensa tras conocerse el fallo, R¨ªos Montt calific¨® la pena como ¡°un show pol¨ªtico internacional¡± y dijo que va a la c¨¢rcel sin sufrir ninguna angustia. ¡°Siempre he cumplido con la ley¡±, dijo.
R¨ªos Montt calific¨® la pena como ¡°un show pol¨ªtico internacional¡±
La condena sorprendi¨® al mundo. Pero internamente provoca sentimientos encontrados en una sociedad que, 17 a?os despu¨¦s de la firma de la paz que puso fin a casi cuatro d¨¦cadas de una cruenta guerra civil (m¨¢s de 250.000 muertos), sigue profundamente dividida. Durante el proceso de paz, hubo un momento en que la Comisi¨®n de Reconciliaci¨®n simplemente fue disuelta y sali¨® de la agenda pol¨ªtica. Nadie trabaj¨® en la necesidad de sentar las bases para una reconciliaci¨®n.
¡°La ley de amnist¨ªa, dictada por los militares antes de entregar el poder a los civiles, tuvo la virtud de calmar los ¨¢nimos en la medida en que nadie ¡ªguerrilleros o militares¡ª se sent¨ªa amenazado. Esto favoreci¨® una transici¨®n sin asesinatos pol¨ªticos selectivos¡±, explica el analista Manuel Conde, exnegociador de la paz.
Para Conde, la sentencia de R¨ªos Montt hace que muchos militares sientan ahora el peligro de ser juzgados, lo que explica la forma gran¨ªtica en que han reaccionado en apoyo a R¨ªos. ¡°Es la unidad frente a la amenaza¡±, dice, fortalecida por la decisi¨®n de la juez Barrios de ordenar que se ampl¨ªen las investigaciones en torno a los autores de las barbaries de la guerra. Los siguientes en la lista esbozada por la juez son militares de la l¨ªnea dura, en un Ej¨¦rcito donde todos eran halcones.
El peligro de una involuci¨®n, de la vuelta a la violencia, ha sido se?alado por la derecha econ¨®mica, y ahora cobra verosimilitud. Conde recuerda que en estos momentos Guatemala afronta 125 ¡°conflictos de mecha corta¡± en las zonas rurales por la miner¨ªa a cielo abierto, reclamaciones de tierras o el acceso al agua, sin que el Gobierno d¨¦ muestras de prestarles la menor atenci¨®n ni de capacidad para encontrar soluciones. En estas condiciones, seg¨²n el analista, ¡°cualquier gesto de agresi¨®n, provenga de donde provenga, puede ser la chispa que nos devuelva a la violencia pol¨ªtica¡±.
Rigoberta Mench¨² espera que la condena traiga m¨¢s integraci¨®n racial
Esta preocupaci¨®n es compartida por el Defensor del Pueblo, Jorge De Le¨®n Duque, quien hizo un llamamiento a la sensatez ¡°y a que se respeten los fallos¡±, y record¨® que se puede apelar .
El general Jos¨¦ Luis Quilo Ayuso, un duro donde los haya, no ocult¨® su frustraci¨®n por el fallo condenatorio. ¡°Me siento frustrado. No hab¨ªa ning¨²n argumento para juzgar al general por genocidio. Creo que el tribunal ya ten¨ªa una consigna. El da?o y la ofensa son muy duros. Me siento decepcionado¡±, dijo al diario elPeri¨®dico.
En nombre de las v¨ªctimas ind¨ªgenas Rigoberta Mench¨² Tum, galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 1992, no pod¨ªa ocultar este s¨¢bado en conversaci¨®n con EL PA?S su satisfacci¨®n.
Para ella, la sentencia puede ser importante para introducir cambios en la relaci¨®n entre indios y ladinos (mestizos), para dar paso a un pa¨ªs igualitario. ¡°Esperamos que esa sentencia contribuya a ese acercamiento igualitario¡±, dijo. Mench¨² cree que en el juicio qued¨® claro que no se trata de una persecuci¨®n pol¨ªtica, lo que se demuestra con la absoluci¨®n del exjefe de inteligencia militar de R¨ªos Montt, el tambi¨¦n general retirado Mauricio Rodr¨ªguez.
El panorama abierto tras la sentencia tiene aristas que pueden alterar el futuro pol¨ªtico guatemalteco. Uno de los riesgos, de acuerdo a Carmen A¨ªda Ibarra, directora del Movimiento Pro Justicia, es que ocurra un fractura en el interior del Organismo Judicial, donde el enfrentamiento entre las dos juezas del proceso ha creado filias y fobias gremiales, y donde las simpat¨ªas estar¨ªan mayoritariamente a favor de la juez Patricia Flores, partidaria de anular todo lo actuado y empezar desde cero.
El desarrollo del juicio tambi¨¦n despierta sospechas acerca de una inclinaci¨®n de la sala de apelaciones en favor de las tesis de los militares.
Para Ibarra, el caso R¨ªos Mont podr¨ªa motivar un terremoto pol¨ªtico en Guatemala, dada la orden del tribunal de continuar hasta las ¨²ltimas consecuencias con la investigaci¨®n del genocidio. Esto abre inc¨®gnitas comprometedoras para las estructuras tradicionales de poder, como qu¨¦ estructuras sociales, pol¨ªticas, econ¨®micas y militares hicieron posible el surgimiento de un Estado contrainsurgente.
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