Los esc¨¢ndalos amenazan la imagen de Obama y su programa de Gobierno
El presidente de EE UU ha reaccionado de diferente forma y a distintos ritmos en los tres frentes que tiene abiertos
Como un malabarista en apuros, Barack Obama lidia estos d¨ªas con tres esc¨¢ndalos simult¨¢neamente sin acabar de controlar ninguno. Cada uno de ellos tiene un origen diferente, naturaleza distinta y variado potencial de riesgo tambi¨¦n. Pero la acumulaci¨®n de los tres amenaza, como m¨ªnimo, con desfigurar la presidencia de Obama y pone en peligro su agenda pol¨ªtica, adem¨¢s de hacer parecer a todo el Gobierno como un atajo de incompetentes.
En orden temporal, se han ido acumulando: las sospechas sobre el comportamiento de la Administraci¨®n en el ataque terrorista a Bengasi el a?o pasado, la revelaci¨®n de que la agencia recaudadora de impuestos (IRS) hab¨ªa discriminado negativamente a los grupos conservadores y, por ¨²ltimo, esta misma semana, el descubrimiento de que el Gobierno hab¨ªa registrado ¨Cno escuchado- las llamadas hechas desde tel¨¦fonos de la agencia Associated Press.
El episodio de Bengasi, en el que muri¨® el embajador de EE UU en Libia y otros tres norteamericanos, ha sido explotado por la oposici¨®n republicana desde hace tiempo ¨Cfue debatido durante la ¨²ltima campa?a electoral- como un episodio de falta de reacci¨®n del Gobierno, especialmente de Hillary Clinton, que era entonces secretaria de Estado, ante una amenaza terrorista. Obama nunca lo admiti¨® as¨ª y nunca se ha demostrado que se pudiera haber actuado de manera m¨¢s eficaz. Pero se han conocido algunas contradicciones entre las agencias de espionaje y el Departamento de Estado que para los republicanos son muestras de que se trat¨® de ocultar la actuaci¨®n inadecuada de Clinton.
En el espionaje a la agencia AP ser¨¢ dif¨ªcil hallar nada ilegal, puesto que los n¨²meros de tel¨¦fonos fueron registrados ¨Cnunca se pinch¨® ninguna llamada- con la correspondiente orden judicial ante la preocupaci¨®n de que algunas informaciones en las que trabajaban los periodistas pudieran poner en peligro a determinadas personas implicadas en la actividad antiterrorista. M¨¢s que un esc¨¢ndalo, es una operaci¨®n que afea la imagen de una Administraci¨®n que presum¨ªa de haber acabado con las t¨¢cticas secretistas del anterior Gobierno. Y, sobre todo, es una ocasi¨®n para definir m¨¢s claramente los l¨ªmites entre la libertad de expresi¨®n y la seguridad nacional.
M¨¢s que un esc¨¢ndalo, el espionaje a AP es una operaci¨®n que afea la imagen de una Administraci¨®n que presum¨ªa de haber acabado con las t¨¢cticas secretistas del anterior Gobierno
De los tres casos a debate en estos momentos, el que m¨¢s se parece al esc¨¢ndalo por antonomasia, el Watergate, es el de la actuaci¨®n del IRS, en la medida en que se utiliz¨® a una agencia oficial que debe de ser independiente por definici¨®n para perjudicar a rivales pol¨ªticos. Las pruebas encontradas muestran que el IRS intent¨® penalizar a todas las organizaciones libres de impuestos que estaban vinculadas al Tea Party.
Obama ha reaccionado de diferente forma y a distintos ritmos en los tres episodios. El caso de Bengasi siempre lo ha interpretado como un intento de politizar una tragedia inevitable con claros prop¨®sitos de perjudicar a la Casa Blanca y a la posible candidatura presidencial del Partido Dem¨®crata en 2016. A¨²n as¨ª, el mi¨¦rcoles atendi¨® la petici¨®n hecha por el presidente de la C¨¢mara de Representantes, John Boehner, e hizo p¨²blicas 100 p¨¢ginas de correos electr¨®nicos que se cruzaron desde varias instancias del Gobierno en las horas y d¨ªas que siguieron al ataque.
En el asunto de AP, la Casa Blanca declar¨® que desconoc¨ªa lo sucedido. Como prueba de su posici¨®n al respecto, Obama ha pedido al Congreso que reavive una legislaci¨®n propuesta por los dem¨®cratas para proteger a los periodistas de la actividad de los ¨®rganos de seguridad.
En el m¨¢s evidente y peligros de los tres esc¨¢ndalos, el del IRS
En el m¨¢s evidente y peligros de los tres esc¨¢ndalos, el del IRS, Obama anunci¨® el mi¨¦rcoles la destituci¨®n de la persona que estaba temporalmente al frente del organismo ¨Cno hab¨ªa sido nombrado todav¨ªa un presidente- y prometi¨® llegar hasta el final en la investigaci¨®n. Tambi¨¦n en este ¨²ltimo caso Obama tiene una tabla de salvaci¨®n, puesto que resulta patente que grupos, como los del Tea Party, abiertamente dedicados a la actividad pol¨ªtica, se est¨¢n aprovechando de la situaci¨®n fiscal que favorece a las organizaciones empe?adas en el trabajo social.
Si ninguno de estos tres asuntos crece, habr¨¢n servido al menos para hacer a¨²n m¨¢s tensa la relaci¨®n entre dem¨®cratas y republicanos en el Congreso, donde la Casa Blanca necesita votos de la oposici¨®n para sacar adelante sus iniciativas m¨¢s importantes, como la reforma migratoria.
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