Europa se sale de Reino Unido
El UKIP es un ¡®tea party¡¯ brit¨¢nico que se nutre de la europeizaci¨®n sociol¨®gica del ciudadano medio
El premier conservador brit¨¢nico David Cameron homolog¨® el pasado enero la posible salida de Reino Unido de la UE, diciendo que, aunque pretend¨ªa ¡°aclarar la posici¨®n¡± de Londres en la comunidad, exigiendo que se dispensara a Londres de unas cuantas directivas de Bruselas, ¡°no exclu¨ªa la retirada¡± de la organizaci¨®n. As¨ª pensaba desinflar los vientos que impulsaban al UKIP, partido cuya mayor plataforma es la fuga de Europa, pero, pese a ello, la formaci¨®n pol¨ªtica que dirige Nigel Farage obten¨ªa en unas recientes elecciones municipales el 23% del voto, y las encuestas le conced¨ªan un prominente 18% a escala nacional. Aquellos que, sin embargo, teman la defecci¨®n brit¨¢nica que se tranquilicen, porque el peligro es que probablemente se queden.
Las islas brit¨¢nicas colocan la mitad de sus exportaciones en la UE y reciben del continente un porcentaje similar de inversi¨®n extranjera. Pero eso no lo explica todo. La pol¨ªtica exterior brit¨¢nica se asemeja en ocasiones a un teatrillo en el que los personajes representan un papel, en estos momentos bajo la direcci¨®n de Cameron, pero cada vez con menor apoyo de su partido, a¨²n m¨¢s euroesc¨¦ptico que el premier. El l¨ªder tory tiene una caja A y una caja B, aunque ambas est¨¢n encaminadas al mismo fin. La primera versi¨®n, prioritaria, es la de que el Gobierno tiene que hacer concesiones al sentimiento antieuropeo para asegurar la permanencia en la UE, como es la promesa de celebraci¨®n de un refer¨¦ndum sobre Europa, si gana las pr¨®ximas elecciones, lo que relegar¨ªa la consulta a 2017. Pero seg¨²n la caja B, las dispensas que reclama a Europa son lo m¨ªnimo de lo m¨ªnimo que quiere para su pa¨ªs, con o sin UKIP, lo que hace del partido separatista la perfecta coartada para cubrirse ante Bruselas. El p¨²blico, ante la perspectiva de tener que votar en sendos referendos sobre la independencia de Escocia y la implacable insularidad brit¨¢nica, se inclina hoy en ambos casos por el derecho a decidir en una proporci¨®n de m¨¢s del 70%, pero que baila algo por debajo del 50% en el adi¨®s a Europa.
No hay nada m¨¢s ingl¨¦s entre el segmento de poblaci¨®n m¨¢s educado que el esp¨ªritu de contradicci¨®n
Farage, que se estila de populista y cultiva la imagen de asiduo al club de la clase obrera, el pub, es un personaje bien conectado con el establishment. Y no hay nada m¨¢s ingl¨¦s entre el segmento de poblaci¨®n m¨¢s educado que el esp¨ªritu de contradicci¨®n, aunque siempre en las dosis homeop¨¢ticas justas para no alterar nunca el paisaje: el jud¨ªo pro¨¢rabe, el zo¨®logo que odia los animales, el protestante que ocult¨® durante toda su vida pol¨ªtica que era cat¨®lico de armario, y as¨ª, todo un rosario de casos ¨²nicos. El extremismo de Farage es, por a?adidura, perfecto para que los que puedan sentir alg¨²n reconcomio por el mal trato a Europa, se vean desbordados por su derecha, y sentirse con ello centristas reconvertidos. El UKIP, con su nativismo, es un tea party brit¨¢nico que se nutre de la progresiva europeizaci¨®n sociol¨®gica del ciudadano medio, que padece la angustia de que llegue el d¨ªa en que deje de reconocerse en el espejo. El acuerdo de fondo entre los dos grandes actores de ese teatrillo es, asimismo, funcional. Farage quiere a Reino Unido fuera de Europa y Cameron a Europa fuera de Reino Unido, lo que no es en extremo diferente. Y hasta el gran ¨¦xito del periodismo brit¨¢nico, The Economist, expresa una anglosajonidad que mira con escepticismo al continente como cuando en un reciente editorial calificaba al presidente franc¨¦s Fran?ois Hollande de ¡°hombre peligroso¡±, por su actitud ¡°contraria a los negocios¡±. As¨ª pon¨ªa el dedo en la llaga sobre lo que Cameron y el partido conservador m¨¢s temen de la UE, que otras plazas europeas puedan disputarle a Londres su hegemon¨ªa como centro financiero internacional.
Ni contigo, ni sin ti. Sin Reino Unido Europa padece numerosas carencias: el sentido de imperio cultural y conocimiento del mundo que encarna la BBC; unas capacidades militares de las que carece el resto de la Uni¨®n; la aportaci¨®n universal de un pa¨ªs que, junto con Espa?a, ha colonizado con su lengua la mayor parte del globo. Pero Reino Unido ser¨¢ siempre un jugador de ventaja en Europa. Como dijo Cameron, la pertenencia a la UE ¡°no es un fin en s¨ª mismo, sino una garant¨ªa de prosperidad y estabilidad para esta naci¨®n insular¡±. Por eso no queda otro remedio que ¡°conllevarse¡±, en palabras de Ortega, aplicadas a otra realidad mucho m¨¢s cercana a todos los espa?oles.
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