Esp¨ªas en los palacios de Luxemburgo
Trece parlamentarios desentra?an las escuchas que afectaron al gran duque y al primer ministro Una de las operaciones se lanz¨® para recuperar 10 millones de una supuesta estafa de Paesa
?Para qui¨¦n trabaja usted?, le pregunt¨® un parlamentario al ex agente secreto Roger Mand¨¦, de unos 60 a?os.
?¡ªPara el Comit¨¦ Civil de Inteligencia, respondi¨® este.
¡ª?Y d¨®nde est¨¢ eso?
¡ªNo tenemos oficina.
¡ª?No tienen una oficina?
¡ªNo necesito oficina, no soy esa clase de hombre.
Nadie conoce en Luxemburgo al supuesto Comit¨¦ Civil de Inteligencia para el que dice haber trabajado este excomisario de polic¨ªa y ex agente secreto al que Jean-Claude Juncker, destacado europe¨ªsta y primer ministro del que es ¡ªtras M¨®naco¡ª el segundo pa¨ªs con mayor renta por habitante del mundo, coloc¨® como agente en el servicio secreto del Gran Ducado despu¨¦s de que trabajara como su ch¨®fer y escolta durante casi 20 a?os.
La Operaci¨®n Sam comenz¨® en 2007 con un encuentro nada casual en una playa de Sud¨¢frica. Los agentes del servicio secreto luxemburgu¨¦s (SREL) Roger Mand¨¦ y Andr¨¦ Kemmer se presentaron a Beatriz Garc¨ªa Paesa, de 47 a?os, como hombres de negocios interesados en lavar una importante suma de dinero. La sobrina del exagente de Interior Francisco Paesa, abogada, fiscalista y ojeadora de su t¨ªo en los pozos m¨¢s f¨¦tidos de los para¨ªsos fiscales, no pic¨® el anzuelo. Mand¨¦ y Kemmer ignoraban las tablas y el olfato de esta mujer morena con despacho desde 2001 en la c¨¦ntrica calle Royal de Luxemburgo.
La operaci¨®n de los dos agentes era ilegal ¡ªel caso ya estaba siendo investigado por un juez de Luxemburgo¡ª y su objetivo, chantajear a la sobrina de Paesa y localizar con su ayuda los 10 millones de d¨®lares que el incansable aventurero hab¨ªa ¡°estafado¡± al magnate ruso y antiguo agente del KGB Alexandr L¨¦bedev, de 53 a?os, al que prometi¨® abrir con su dinero un banco en el reino de Bahr¨¦in, archipi¨¦lago de 33 islas en el golfo P¨¦rsico. Miembros del servicio secreto hab¨ªan recibido una oferta econ¨®mica si localizaban el dinero desaparecido.
Desde hace varios a?os, el juez Stephane Maas investiga el caso Paesa-L¨¦bedev. El nombre de la sobrina aparece en la causa, declarada secreta. La polic¨ªa registr¨® su apartamento en busca de pruebas contra el exesp¨ªa, de 77 a?os, con un largo curr¨ªculo de rocambolescas historias: enga?¨® al expresidente de Guinea Ecuatorial Francisco Mac¨ªas, al que prometi¨® crear un Banco Nacional; intent¨® comprar el testimonio de las novias de Jos¨¦ Amedo y Michel Dom¨ªnguez, los polic¨ªas que organizaron los GAL; vendi¨® a ETA un alijo de armas marcadas; ayud¨® a Luis Rold¨¢n, exdirector de la Guardia Civil, a huir de Espa?a y a salvar su fortuna suiza, otros 10 millones en paradero ignoto.
Kemmer y el exch¨®fer Mand¨¦, los dos electrones libres del servicio secreto luxemburgu¨¦s que trabajaban sin la autorizaci¨®n de ning¨²n superior, se habr¨ªan llevado a la tumba la existencia de la Operaci¨®n Sam y su extra?o intento de enga?ar a Beatriz Garc¨ªa Paesa y localizar el dinero estafado a L¨¦bedev si en el servicio secreto para el que trabajaban no hubiera estallado el mayor esc¨¢ndalo que se ha vivido en este pa¨ªs de 475.000 habitantes y 2.585 kil¨®metros cuadrados donde el sueldo m¨ªnimo es de 1.874 euros, vive del secreto bancario y cuyos dep¨®sitos representan 20 veces la riqueza del Estado.
Jean-Claude Juncker, primer ministro de Luxemburgo desde hace 18 a?os, fue espiado por el director del SREL, Marco Mill, que le grab¨® en 2008 una conversaci¨®n mantenida por ambos en su despacho oficial. Cuando un a?o despu¨¦s Juncker se enter¨® de que hab¨ªa sido espiado por el jefe de sus servicios secretos, inform¨® a Charles Goerens, entonces presidente de la comisi¨®n del Parlamento para el control del SREL, que decidi¨® no hacer p¨²blico el suceso.
El esc¨¢ndalo salt¨® finalmente hace unos meses. El Parlamento cre¨® una comisi¨®n de investigaci¨®n sobre las actividades del SREL con 13 diputados que han descubierto estupefactos en estos cuatro meses escuchas ilegales, topos, archivos desconocidos, intentos de enriquecimiento y un alud de irregularidades que amenazan con dinamitar este servicio secreto creado en 1960. Los comisionados, que pertenecen a los cuatro partidos del arco parlamentario, no pueden revelar los detalles de sus hallazgos bajo amenaza de cinco a?os de c¨¢rcel. Este mes har¨¢n p¨²blico un informe con sus recomendaciones. ¡°Tenemos que mejorar los instrumentos de la organizaci¨®n y el control sobre sus operaciones, pero no ser¨¢ f¨¢cil combinar eficiencia y transparencia¡±, pronostica Alex Bodry, presidente de la comisi¨®n.
¡°La parte central de nuestra investigaci¨®n es determinar cu¨¢ntos electrones libres hab¨ªa en el servicio¡±, dice Fran?ois Bausch, uno de los parlamentarios del grupo Verde que ha metido la nariz en las alcantarillas del servicio secreto. El SREL cuenta con una plantilla de unos 60 miembros. ¡°El servicio mejorar¨¢ despu¨¦s de esta crisis¡±, augura una fuente oficial del SREL.
Primera bomba en el coraz¨®n del, en apariencia, apacible Gran Ducado de Luxemburgo. ¡°El gran duque Henri habr¨ªa mantenido contactos permanentes con los servicios secretos brit¨¢nicos¡±, afirm¨® Mille, el director de los servicios secretos, al primer ministro Jean-Claude Juncker durante la conversaci¨®n que le grab¨® en su despacho con un reloj proporcionado minutos antes por Andr¨¦ Kemmer, uno de los dos agentes que intent¨® captar a Beatriz Garc¨ªa Paesa. ¡°Disponemos de informes cre¨ªbles que nos dicen que la Corona, que el gran duque, tiene contactos permanentes con los servicios secretos brit¨¢nicos¡±, a?adi¨® el jefe de los esp¨ªas luxemburgueses a la primera autoridad pol¨ªtica del pa¨ªs, con una larga trayectoria en la Uni¨®n Europea. Juncker, de 58 a?os, es primer ministro desde 1995, miembro del Partido Cristiano Social y gobierna en coalici¨®n con el Partido Obrero Socialista. Compatibiliza su cargo con el de ministro de Estado y de Finanzas.
El exagente Kemmer, que dirigi¨® la divisi¨®n antiterrorista del SREL desde 2004 a 2008, se lo acaba de explicar as¨ª a los parlamentarios: ¡°Mille (el director de los servicios secretos) me pidi¨® el reloj-grabadora esa ma?ana. Yo no sab¨ªa que en ese momento se hab¨ªa previsto una reuni¨®n con el primer ministro. Por la tarde me pidi¨® que le llevara a ver a Juncker. En ese momento llevaba el reloj que le hab¨ªa dado. Delante del ministerio me volvi¨® a preguntar c¨®mo funcionaba, y despu¨¦s de la reuni¨®n me devolvi¨® el reloj diciendo que ten¨ªa que llevarlo al t¨¦cnico y ah¨ª se hicieron los CD con esta conversaci¨®n¡±. Kemmer fue el esp¨ªa que revelar¨ªa posteriormente a Juncker que su director le hab¨ªa grabado y que varias copias de la charla circulaban por la sede del SREL.
Grabar a tu primer ministro es grave, pero en el caso de Juncker, peor porque la ley luxemburguesa establece que, adem¨¢s, es el responsable de la tutela del servicio secreto. Cada seis meses Mille, el jefe de los esp¨ªas, se reun¨ªa con ¨¦l y le informaba de las operaciones en marcha. Cuando Juncker se enter¨® que hab¨ªa sido grabado mantuvo al director en su puesto y no le expedient¨® ¡°para proteger la credibilidad del SREL ante los servicios extranjeros¡±, seg¨²n ha explicado al primer ministro en su comparecencia ante la comisi¨®n de investigaci¨®n.
Marco Mille entr¨® en 1998 en el SREL como jefe de unidad y, tras el esc¨¢ndalo, ha dejado su direcci¨®n para ocuparse de la seguridad de Siemens en Alemania. Pidi¨® testificar a puerta cerrada, pero los 13 parlamentarios se negaron. Las tres primeras horas de su exposici¨®n fueron p¨²blicas, aunque las dos ¨²ltimas s¨ª se produjeron en privado. ¡°En caliente (Juncker), me dijo que ten¨ªa ganas de echarme, pero cuando le expliqu¨¦ mis razones ¨¦l las comprendi¨®. Nunca me he sentido presionado¡±, asegur¨® el exdirector del servicio secreto muy nervioso al relatar su encuentro con el primer ministro cuando este se enter¨® de la existencia de la escucha.
Los 13 parlamentarios de la comisi¨®n de investigaci¨®n intentaron profundizar en los detalles de la supuesta relaci¨®n entre el gran duque Henri y el MI6 brit¨¢nico, pero no lograron arrancar a Mille nada. Se escud¨® en el secreto profesional y defini¨® al SREL como una ¡°bo?te noire¡± (caja negra). En sus dos comparencias ha sido muy escurridizo. ¡°Tenemos la impresi¨®n de que no hemos sido informados de todos los hechos que deber¨ªamos conocer¡±, se queja Bodry, el responsable de la comisi¨®n. El exdirector del SREL ser¨¢ convocado por tercera vez.
La comparecencia de Juncker, premio Carlomagno por su contribuci¨®n a la integraci¨®n de la UE y en 2005 primer presidente del Eurogrupo ¡ªorganismo que integra a los ministros de Finanzas de la UE¡ª, tampoco arroj¨® m¨¢s luz, salvo para explicar por qu¨¦ no destituy¨® Mille y dejar claro que, aunque tutela el SREL, ¨¦l no lo dirige. ¡°Ni bajo tortura dir¨ªa m¨¢s de lo que he dicho. Me guardo cosas por buenas razones y s¨¦ lo que hago¡±, ha explicado el primer ministro.
?Segunda bomba. Los comisionados han descubierto la existencia de otra grabaci¨®n del SREL en la que se recoge una discusi¨®n entre Juncker y el gran duque, en el trono desde 2000. El tel¨®n de fondo, las sospechas de las relaciones de este ¨²ltimo con los servicios secretos brit¨¢nicos. Y, adem¨¢s, los discretos parlamentarios se han dado de bruces con las escuchas ilegales de un agente secreto, un tal Se?or M, que habr¨ªa manejado el CD con la delicada conversaci¨®n entre el primer ministro y su exjefe de los esp¨ªas.
La discusi¨®n entre Juncker y el gran duque Henri sigue siendo un enigma, pero la pista del Se?or M ha conducido a descubrir que el SREL llev¨® a cabo al menos siete operaciones ilegales, con numerosas escuchas sin la autorizaci¨®n de tres magistrados y del propio Juncker, tal y como exige la ley.
Patrick Heck, jurista y nuevo director del SREL desde 2010, lo ha confesado a la comisi¨®n de investigaci¨®n. ¡°Hicimos una encuesta interna el verano pasado para verificar los casos de escuchas de nuestros operadores y descubrimos las diferencias entre las realizadas y las autorizadas. Hay indicios de que el caso del Se?or M no es el ¨²nico. Seis o siete personas habr¨ªan sido escuchadas de manera claramente ilegal entre 2007 y 2009¡±, sentenci¨® Heck ante los parlamentarios.
Una de estas operaciones ilegales era la Operaci¨®n Sam que montaron los agentes del SREL Roger Mand¨¦ y Andr¨¦ Kemmer para captar a Beatriz Garc¨ªa y localizar los 10 millones de d¨®lares que supuestamente estaf¨® Francisco Paesa al empresario ruso y antiguo agente del KGB L¨¦bedev. Operaci¨®n que Juncker orden¨® parar cuando se enter¨® a qu¨¦ se estaba dedicando Mand¨¦, su exch¨®fer y hombre de confianza, el antiguo polic¨ªa que ante la comisi¨®n se defini¨® as¨ª mismo como un ¡°electr¨®n libre¡±.
Mand¨¦ asegur¨® a la comisi¨®n que hab¨ªa trabajado para el desconocido Comit¨¦ Civil de Inteligencia, pero la investigaci¨®n ha destapado que ni sus propios jefes sab¨ªan cu¨¢l era su verdadera misi¨®n en el SREL. Su actividad era tan opaca que hasta sus superiores lo consideraban un ¡°topo¡± del primer ministro en el vidrioso servicio secreto. ¡°Estaba dentro, pero nunca supimos por qu¨¦. Hac¨ªa lo que quer¨ªa, nunca tuve autoridad sobre ¨¦l. Ten¨ªa un car¨¢cter fuerte y no me enfrent¨¦ a ¨¦l¡±, asegur¨® a la comisi¨®n el agente Frank Schneider, que fue su superior y jefe de operaciones. Schneider dijo que la ¡°misi¨®n especial¡± de Mand¨¦ era llevar mensajes al primer ministro y sugiri¨® que otros ministros enviaban a sus topos al servicio secreto para trabajar en casos precisos.
La Operaci¨®n Sam para localizar los 10 millones de caso Paesa-L¨¦bedev no se limit¨® a abordar a la sobrina de Paesa. Patrick Heck, el nuevo director del SREL, ha entregado una lista de tel¨¦fonos a la fiscal¨ªa que investiga las irregularidades del servicio en la que aparece uno de L¨¦bedev, el empresario ruso enfrentado a Vlad¨ªmir Putin. ¡°Entre otros n¨²meros entregados por el SREL a la fiscal¨ªa, hay un n¨²mero atribuido a un tal L¨¦bedev, pero no tenemos m¨¢s informaci¨®n de la identidad de esta persona¡±, responde una fuente oficial del SREL.
?Qui¨¦n del servicio secreto decidi¨® meter la nariz en el asunto Paesa-L¨¦bedev si el juez Stephane Maas investiga el caso en un juzgado de Luxemburgo? ?Qui¨¦n autoriz¨® esta operaci¨®n en la que se hicieron escuchas ilegales, espi¨® a dos despachos de abogados y a un amigo de Beatriz Garc¨ªa Paesa? ?Alguien ofreci¨® dinero a los agentes del SREL si localizaban el dinero de L¨¦bedev?
La explicaci¨®n de Roger Mand¨¦ a la comisi¨®n ha sido rocambolesca. Asegur¨® que fue el servicio brit¨¢nico, a trav¨¦s de un tal Erskine, el que pidi¨® la colaboraci¨®n del SREL. ¡°Las circunstancias del comienzo de esta investigaci¨®n no est¨¢n claras. De acuerdo con nuestra pesquisa, hab¨ªa solo una autorizaci¨®n formal para una operaci¨®n sobre posible crimen organizado¡±, responde una fuente oficial del SREL. ¡°El objetivo de esta operaci¨®n no era obvio. No se puede excluir que el SREL fuera instrumentalizado por otros. La operaci¨®n se par¨® a principios de 2008¡±, apunta Bodry, el presidente de la comisi¨®n.
?Alguien ofreci¨® dinero a los agentes del SREL si localizaban el dinero de L¨¦bedev? Bodry, el presidente de la comisi¨®n de investigaci¨®n, lo confirma: ¡°Parece que se propuso (el pago) a una comisi¨®n del servicio secreto o a agentes del SREL, pero no hay evidencias¡±. ¡°Al parecer hubo un encuentro entre ¨¦l (Paesa) y dos agentes durante esta operaci¨®n¡±.
Una fuente oficial del servicio secreto asegura que no han podido confirmar que sus ¡°electrones libres¡± intentaron enriquecerse con el caso. ¡°No hemos tenido acceso¡±,reconoce sin embargo, a los testimonios de los exagentes que han declarado en secreto ante la comisi¨®n. Fran?ois Bausch, miembro de la comisi¨®n, afirma que ¡°los elementos de la investigaci¨®n que confirmar¨ªan o no esa suposici¨®n se han remitido al juez¡±.
Es decir, que un juez de Luxemburgo ha recibido toda la basura recogida por los 13 parlamentarios de la comisi¨®n e investiga numerosos delitos, entre ellos, el intento de los exagentes Mand¨¦ y Kemmer de captar a Beatriz Garc¨ªa, la sobrina de Paesa, y localizar los 10 millones de d¨®lares birlados a L¨¦bedev, editor de los diarios brit¨¢nicos The Independent y Evening Standard y con una fortuna estimada en 2.000 millones de d¨®lares por la revista Forbes.
Paesa se present¨® ante L¨¦bedev como Francisco Pando S¨¢nchez con un falso pasaporte argentino. El exagente aprovech¨® el encuentro para vender al magnate un interesante negocio que nunca se llev¨® a cabo. L¨¦bedev describ¨ªa as¨ª la supuesta estafa: ¡°Tomamos el t¨¦. Nos dijo que en Bahr¨¦in se iba a desarrollar un buen centro off shore, que ten¨ªa buenos contactos all¨ª. Se present¨® como una persona que vive en Par¨ªs con una gran experiencia bancaria. Me caus¨® una impresi¨®n extra?a. Fue un enga?o de principio a fin. Creo que ni pidi¨® permiso para abrir el banco. Rob¨® el dinero en cuanto lleg¨® a Bahr¨¦in¡±.
Los 20 millones que L¨¦bedev envi¨® a Paesa iniciaron una fren¨¦tica carrera por una extensa red de sociedades hasta acabar en cinco bancos diferentes, una copia de lo que los peritos denominaron ¡°efecto helic¨®ptero¡± para describir c¨®mo Paesa en 1995 logr¨® ocultar los 10 millones de euros que Rold¨¢n escond¨ªa en Suiza. Cuatro millones acabaron en una cuenta del Overseas Union Bank de Singapur a nombre de Kon Kim Kong. Este banco es el mismo en el que Paesa enterr¨® la fortuna del exdirector de la Guardia Civil. Singapur es un f¨¦rreo para¨ªso fiscal con un secreto bancario m¨¢s protegido que el de Luxemburgo. El resto acab¨® en compa?¨ªas y bancos luxemburgueses.
Beatriz Garc¨ªa, sobrina de Paesa, dirigi¨® cartas a organismos de Bahr¨¦in avalando a su t¨ªo. Ella y su hermano Alfonso llevan 20 a?os participando en los negocios del exagente de Interior. Durante la investigaci¨®n del caso Rold¨¢n la polic¨ªa pidi¨® su localizaci¨®n y la juez Ferrer imput¨® a su hermano por ayudar a Paesa a esconder el bot¨ªn de Rold¨¢n. El juez suizo Paul Perraudin los defini¨® como ¡°testaferros y colaboradores de su t¨ªo¡±. Desde entonces, l995, los dos hermanos se fueron de Espa?a y esfumaron en este para¨ªso fiscal en el coraz¨®n de Europa.
Tercera bomba. G¨¦rard Reuter, antiguo presidente de la C¨¢mara de Cuentas de Luxemburgo suspendido en 1999 a causa de un esc¨¢ndalo, trabaj¨® para el servicio secreto del Gran Ducado y viv¨ªa en uno de los apartamentos del SREL. ¡°Cuando lo supe ped¨ª al director que pararan esas pr¨¢cticas, pero tengo la impresi¨®n que mi orden no se tom¨® inmediatamente¡±, confes¨® Juncker a los parlamentarios de la comisi¨®n. ?Cu¨¢l era la misi¨®n de Reuter en el servicio? Nadie ha contestado todav¨ªa a esa pregunta.
Los interrogatorios de los comisionados a agentes como Mille, Mand¨¦, Kemmer o Scheider s¨ª han logrado, al menos, descubrir otros secretos, adem¨¢s del alud de irregularidades. El hallazgo de unos archivos en el castillo de Senningen es uno de ellos. Ni los diputados de la comisi¨®n ni la justicia ni el propio Juncker conoc¨ªan su existencia. Al descubrirlos, Bodry convoc¨® una reuni¨®n de urgencia y el primer ministro orden¨® su precinto. Los archivos est¨¢n almacenados en armarios en un local blindado del castillo. Miles de fichas y microfilmes, seg¨²n comprobaron varios de los diputados durante una visita en compa?¨ªa de Patrick Heck, el nuevo director del servicio.
La pasada semana, Beatriz Garc¨ªa no estaba en Luxemburgo, seg¨²n asegur¨® su secretaria a este peri¨®dico. Tampoco acudi¨® a la coqueta confiter¨ªa Namur, en el n¨²mero 2 de la calle Bilbourg, en el coraz¨®n de la ciudad, donde come habitualmente y donde EL PA?S la localiz¨® hace dos a?os. Su despacho, registrado por la polic¨ªa en el curso de la investigaci¨®n Paesa-L¨¦bedev, sigue en la calle Royal con un discreto cartel a pie de calle donde se presenta como Beatriz Garc¨ªa, asesor¨ªa jur¨ªdica. En los buzones aparecen los nombres de sus compa?¨ªas, algunas dedicadas a negocios en ?frica, donde Paesa se mueve como pez en el agua. Beatriz ces¨® en su puesto de consejera de Alcudia Cartera de Inversiones, constituida por la Banca March, d¨ªas despu¨¦s de que este peri¨®dico desvelara que representaba a un ¡°grupo de inversores¡± que coloc¨® ocho millones de euros, seg¨²n confirma un portavoz del banco espa?ol.
A cien metros de su oficina, en la calle Royal, trabaja ahora el exagente Kemmer, el hombre que la intent¨® captar en Sud¨¢frica, el tipo que entreg¨® a Mille el reloj para grabar a Juncker, el que confes¨® que circulaban CD con su conversaci¨®n sobre el gran duque Henri. Ahora Kemmer trabaja en el Ministerio de Econom¨ªa en tareas de seguridad. ¡°El se?or Kemmer est¨¢ fuera del pa¨ªs en una reuni¨®n¡±, responden en su despacho. Frank Schneider, el exjefe de operaciones del SREL durante esta oscura etapa, mont¨® Sandstone, SA, una compa?¨ªa de inteligencia econ¨®mica que ahora investiga la comisi¨®n. Nada se sabe de Mand¨¦, el exagente y ch¨®fer de Juncker.
?Qu¨¦ piensan los privilegiados ciudadanos de Luxemburgo de su servicio secreto? ¡°Una mayor¨ªa todav¨ªa acepta un servicio nacional de inteligencia, pero quiere m¨¢s transparencia y control. Y ese es el objetivo principal de la reforma legislativa que preparamos¡±, responde Bodry, el presidente de la comisi¨®n. ¡°El nuevo marco legal ser¨¢ mucho m¨¢s estricto¡±, apunta el comisionado Bausch, dirigente de los Verdes en la C¨¢mara de Diputados.
?Alguien cree en Luxemburgo que el gran duque Henri es un esp¨ªa ingl¨¦s? ¡°No. Eso es un rumor, nada cre¨ªble¡±, afirma Bausch. En la peque?a Luxemburgo todos coinciden en que nunca se sabr¨¢ toda la verdad, y 160 ciudadanos que creen haber sido espiados han presentado una denuncia para acceder a sus fichas secretas.
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