Asunto de dos
El giro de Estados Unidos hacia Asia irrita a la nueva direcci¨®n china, que persigue una relaci¨®n entre iguales
La primera gira del nuevo emperador rojo por el continente americano con escalas en el Caribe, Trinidad y Tobago, Costa Rica y el emergente M¨¦jico, concluye con dos jornadas de encuentro, en mangas de camisa, en un rancho de 200 hect¨¢reas en el desierto de Mojave, California, de Xi Jingping, presidente de China, con Barack Obama, presidente de la ¨²nica superpotencia realmente existente y ejerciente. Se ha buscado la lejan¨ªa de la pompa oficial de Washington para que Obama establezca una relaci¨®n personal con su ¨²nico par mundial que dirige un pa¨ªs donde habita el 20% de la humanidad. En EE.UU. domina el discurso de la ¡°amenaza china¡± y el presidente estadounidense es consciente de que la relaci¨®n entre los dos pa¨ªses definir¨¢ este siglo. Washington no acaba de definir una estrategia clara en su relaci¨®n con Pek¨ªn: la contenci¨®n de China ya no es posible; la acomodaci¨®n ante el gigante asi¨¢tico, ofrecer zanahorias y esperar que todo vaya bien, puede que sea inevitable pero rechina a los estadounidenses; la pol¨ªtica de tejer compromisos econ¨®micos, comerciales y hasta militares aguardando a la democratizaci¨®n pol¨ªtica no ha dado resultado. A EE.UU le quedar¨ªa la aceptaci¨®n de aprender a mirar a China, a la actual no a una naci¨®n democr¨¢tica, como el poder dominante en Asia Oriental, de la misma manera que la Gran Breta?a imperial acept¨® el rol preeminente de Estados Unidos en el hemisferio occidental. Males menores para un presidente declinista que, sin embargo, proclama que no hay un sustituto del liderazgo americano.
Xi llega a la cita de California, la primera que efect¨²a a EE.UU como jefe del Estado, al frente de un pa¨ªs que ha salido indemne de la Gran Recesi¨®n, incubada en Estados Unidos. Las escalas anteriores a California muestran la firmeza del modelo de capitalismo de estado chino y su empuje mundial frente al an¨¦mico comportamiento de la econom¨ªa estadounidense y el estancamiento de Europa. China Inc. compra la primera empresa alimenticia del mundo, la estadounidense Smithfield Foods; busca minerales en Groenlandia con mano de obra propia a la que paga, con el permiso de Dinamarca, por debajo de los salarios locales, y construye sobre el hielo autopistas y ferrocarriles. Saca oro de las minas africanas en Ghana, gestiona el puerto del Pireo en Atenas y logra de Nicaragua una concesi¨®n por 100 a?os en la construcci¨®n del nuevo canal que unir¨¢ el Pac¨ªfico con el Caribe. Un pulpo global con intereses nacionales e inmigraci¨®n china que alerta a los estadounidenses.
Ocurre lo mismo que se vivi¨® en los a?os 80 del pasado siglo cuando Jap¨®n compraba grandes empresas norteamericanas y edificios emblem¨¢ticos en Nueva York. Cuando barr¨ªa el libro Jap¨®n, n¨²mero 1, del profesor de Harvard Ezra Vogel, que defend¨ªa la superioridad del modelo econ¨®mico y pol¨ªtico nip¨®n frente a EE.UU. Viv¨ª en Washington la mezcla de miedo y fascinaci¨®n que provocaba el ascenso japon¨¦s. Luego vino una gran burbuja, la deflaci¨®n y dos d¨¦cadas perdidas para el imperio del sol naciente. ?Una lecci¨®n no aprendida de la tendencia a exagerar los acontecimientos? O quiz¨¢ China ya ha abandonado la m¨¢xima de Deng, ¡°esconder la luz y cultivar nuestra fuerza¡±, para aplicar el precepto de vencer sin combatir, del general chino Sun Tzu.
El giro de Estados Unidos hacia Asia irrita a la nueva direcci¨®n china, que persigue una relaci¨®n entre iguales y preservar un cintur¨®n estrat¨¦gico que incluye los mares del este y el sur de China, hasta Jap¨®n, Filipinas y Malasia, garantizando su discutida soberan¨ªa sobre el rosario de islas e islotes ricos en recursos naturales. Xi demostrar¨¢ firmeza ante el Jap¨®n del nacionalista Shinzo Abe, aliado clave de Washington. El objetivo de Pek¨ªn es incrementar su espacio estrat¨¦gico en el Pac¨ªfico Occidental para que las armas nucleares estadounidenses no pasen a trav¨¦s del Mar Amarillo y el Mar de China Oriental. El l¨ªder chino entregar¨¢ la baza de Corea del Norte a Obama, cuyo programa nuclear no defender¨¢ al coste de la inestabilidad de las relaciones con Washington. Para Xi la relaci¨®n entre China y Estados Unidos se encuentra en ¡°una encrucijada cr¨ªtica¡± y pretende explorar en California un nuevo tipo de relaci¨®n entre grandes potencias. Obama denunciar¨¢ el ciberespionaje de piratas chinos sobre los programas militares avanzados de EE.UU y el supuesto robo de patentes y de secretos comerciales, que le costar¨ªa a la econom¨ªa norteamericana 300.000 millones de d¨®lares al a?o. Nadie espera que la cita en la naturaleza de California arroje resultados concretos inmediatos. Se trata de reflexionar sobre un problema hist¨®rico: ?Qu¨¦ ocurre cuando un poder establecido y uno emergente se confrontan? Los chinos recuerdan la Guerra del Peloponeso, relatada por el historiador Tucidides, originada por el miedo de Esparta ante la poderosa Atenas. ?Qui¨¦nes ser¨ªan hoy los atenienses y qui¨¦nes los espartanos?
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