El arma secreta de Alemania

Respeto a Alemania. Ha aprendido de su pasado blindando su democracia detr¨¢s de un Tribunal Constitucional que se toma en serio su papel como guardi¨¢n ¨²ltimo de la soberan¨ªa democr¨¢tica del pa¨ªs y de los derechos fundamentales de los alemanes. El contraste no puede ser m¨¢s evidente ni m¨¢s simult¨¢neo: solo hace falta abrir la prensa del d¨ªa y observar c¨®mo, mientras nuestro Tribunal Constitucional enlodaza su prestigio en la refriega partidista e ideol¨®gica, el Tribunal Constitucional alem¨¢n se permite el lujo de llevar a cabo una serie de audiencias p¨²blicas que le ayuden a formarse una opini¨®n sobre si los mecanismos de rescate aprobados por la Uni¨®n Europea y las decisiones del Banco Central Europeo de comprar deuda de los Estados miembros violan los tratados europeos e imponen riesgos intolerables a los contribuyentes alemanes.

A juzgar por el nulo debate que en Espa?a mantenemos sobre estas cuestiones, pareciera que el pensamiento un¨¢nime aqu¨ª es que los alemanes son unos tiquismiquis que se preocupan demasiado. Porque la verdad es que salvo los esfuerzos de Francisco Rubio Llorente durante su mandato como presidente del Consejo de Estado por intentar abrir y ordenar este debate sobre c¨®mo la integraci¨®n europea afecta a nuestra Constituci¨®n, el vac¨ªo en esta cuesti¨®n es muy notable. Y no porque las normas que se vienen aprobando en el ¨¢mbito europeo no est¨¦n teniendo un impacto sustantivo sobre nuestra Constituci¨®n. T¨®mese, por ejemplo, el art¨ªculo 134 CE que regula c¨®mo y cu¨¢ndo se elaboran, enmiendan y aprueban los presupuestos generales del Estado: ese art¨ªculo ya ha sido reescrito en la pr¨¢ctica por las normas aprobadas en el contexto del llamado Semestre presupuestario europeo que rese?¨¦ en mi columna de la semana pasada. V¨¦ase tambi¨¦n lo ocurrido en el verano de 2011, cuando las Cortes aprobaron una modificaci¨®n del art¨ªculo 135 de la Constituci¨®n para aplacar a los mercados e incluir los techos de d¨¦ficit pactados con nuestros socios europeos: si bien es cierto que el Tribunal Constitucional rechaz¨® el recurso de amparo presentado por Izquierda Unida, lo hizo sobre la idoneidad del procedimiento expr¨¦s adoptado pero no sobre el contenido de ese art¨ªculo y su alcance sobre el resto del texto constitucional, incluyendo esa preocupante ¡°prioridad absoluta¡± que el art¨ªculo 135 concede al pago de los intereses de la deuda y que, por tanto, ?se entender¨ªa por encima de la salvaguardia de cualquier otro principio o fin establecido en la misma Constituci¨®n?

Claro que esta elevada exigencia democr¨¢tica del Tribunal Constitucional alem¨¢n nos plantea un problema pol¨ªtico y pr¨¢ctico de primer orden. Si el euro ha sobrevivido lo ha hecho precisamente gracias a dos decisiones que est¨¢n en la picota: el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y las operaciones de compra de deuda en el mercado secundario (OMT). Y no nos enga?emos: son decisiones tomadas no solo con plena conciencia de su excepcionalidad, sino con la certeza de que exigen una interpretaci¨®n de los Tratados europeos y de las Constituciones nacionales basada m¨¢s en la necesidad de preservar el esp¨ªritu de las normas y la voluntad pol¨ªtica de aquellos que las aprobaron que en la observancia estricta de la letra de art¨ªculos como el 123, que proh¨ªben al BCE la compra directa de deuda de los Estados o su rescate mediante la concesi¨®n de cr¨¦ditos. En teor¨ªa, la legalidad de esas medidas deber¨ªa ser examinada por el Tribunal de Justicia Europeo y el Banco Central Europeo deber¨ªa ser fiscalizado por el Parlamento Europeo. Pero aunque la UE es democr¨¢tica, no es una democracia, as¨ª que, mientras tanto, los guardianes ¨²ltimos de la constitucionalidad son los Tribunales Constitucionales.

Declarar esas decisiones inconstitucionales llevar¨ªa a una doble crisis de confianza, pol¨ªtica y econ¨®mica, que muy bien podr¨ªa llevarse el euro por delante. Superarla exigir¨ªa algo casi imposible en estos momentos: reformar los Tratados europeos para darle al euro la base legal que necesita para sobrevivir y reformar la Constituci¨®n alemana para legalizar esos cambios. Pero la obligaci¨®n del Tribunal Constitucional alem¨¢n es tomarse en serio a los 35.000 ciudadanos que firmaron el recurso de amparo, y por eso ha llamado a declarar al presidente del Bundesbank, Hans Weidmann, que ha comparado al BCE y su presidente, Mario Draghi, con Fausto (el demonio), y al consejero alem¨¢n en el BCE, J?rg Asmussen, que defiende esas medidas como legales y necesarias. Es un debate arriesgado, que puede salir mal, pero es un debate necesario que no podemos soterrar o apartar con el argumento de que es peligroso. Si las medidas que tomemos para salvar al euro no pueden sobrevivir al escrutinio democr¨¢tico de un Tribunal Constitucional, entonces s¨ª que tenemos un problema.

S¨ªgueme en @jitorreblanca y en el blog Caf¨¦ Steiner en elpais.com