Nadie se atreve a dar un nombre a la sorpresa que supuso la noche de este lunes ver de repente al pa¨ªs echarse a la calle, convocado s¨®lo por Internet y a veces por simples adolescentes.
El gobierno est¨¢ perplejo. Nadie esperaba que esta multitud, formada por personas de todas las edades y de todos los grupos sociales, saliese de repente a la calle a decir: "Queremos cambiar a Brasil".
Para unos fue un sue?o de democracia, un despertar despu¨¦s de a?os de silencio para expresar, de las formas m¨¢s creativas, que no est¨¢n satisfechos con la calidad de vida que les ofrece el Gobierno, ni con la corrupci¨®n, ni con el despilfarro del dinero p¨²blico, empezando por los miles de millones gastados para preparar el Mundial de f¨²tbol.
Para otros m¨¢s que un sue?o lo que vivi¨® anoche un Brasil at¨®nito podr¨ªa acabar en pesadilla por los gestos de violencia de algunos grupos extremistas, que intentaron destruir la sede del gobierno de R¨ªo de Janeiro o invadir el Congreso.
Lo que est¨¢n diciendo, sobre todo los m¨¢s j¨®venes, explicaba en la televisi¨®n el historiador Francisco Carlos Teixeira, es que los pol¨ªticos ¡°ya no les representan¡±. Por eso arremetieron anoche contra los s¨ªmbolos del poder pol¨ªtico en R¨ªo y en Brasilia.
Desde la presidencia de la Rep¨²blica, la presidenta Dilma Rousseff, mand¨® decir que existe en el pa¨ªs el derecho a la libre manifestaci¨®n y que es t¨ªpico de los j¨®venes protestar. El expresidente Lula da Silva, a¨²n una fuerte referencia en Brasil, sali¨® tambi¨¦n al ruedo para decir que s¨®lo ¡°un irracional pod¨ªa estar en contra de las manifestaciones¡±.
Hist¨®rico l¨ªder sindical, Lula apel¨® a que las reivindicaciones se traten con ¡°negociaciones¡±. Lo sucedido en la noche de este lunes, sin embargo, no facilita esas negociaciones porque no existen l¨ªderes con poder en el movimiento, ni se trata de una lista de reivindicaciones sindicales. ¡°Queremos un nuevo Brasil¡±, rezaban los carteles. Y las quejas iban desde el precio de los transportes, a las deficiencias en la educaci¨®n y en la sanidad, pasando por la corrupci¨®n pol¨ªtica.
Nadie sabe c¨®mo es ese nuevo Brasil que profetizaban los cientos de miles de personas que anoche invadieron las ciudades. Pero para varios analistas pol¨ªticos qued¨® claro que se trata de una ¡°insatisfacci¨®n e irritaci¨®n difusa¡±, como dijo la periodista Eliane Cantanh¨ºde, quien a?adi¨® que el momento no era de respuestas "sino de dudas e interrogantes¡±.
El l¨ªder de la oposici¨®n, Aecio Neves afirm¨® que existe hoy ¡°insatisfacci¨®n en la calle¡± y hasta el ministro Gilberto Carvalho, hombre de confianza de Lula, admiti¨® que esos j¨®venes que se han echado a la calle ¡°nos aportan angustia¡±.
La gente en Brasil, que los pr¨®ximos d¨ªas seguir¨¢ saliendo de nuevo a manifestar su protesta en 220 ciudades no lucha contra una dictadura; ni siquiera contra el Gobierno. Quiere m¨¢s, como ya dijimos este lunes. La gran inc¨®gnita es como quieren conseguirlo, qui¨¦n cristalizar¨¢ esa protesta sin l¨ªderes, que al mismo tiempo afirma que los pol¨ªticos de turno ¡°no les representan¡±.
Si existe ¡°angustia difusa¡± en la calle, esa angustia se ha trasladado anoche como un aldabonazo hasta el Palacio Presidencial, donde se sienta la mandataria Dilma Rousseff, antigua guerrillera y luchadora contra la dictadura cuando ten¨ªa la edad de los que esta noche intentaron ocupar el Congreso.
Su papeleta no es f¨¢cil, pero quiz¨¢s su biograf¨ªa la pueda ayudar a buscar respuestas a esa insatisfacci¨®n de un pa¨ªs que hasta ayer estaba mudo y que de repente, sin que nadie lo esperara, retom¨® su voz.
Esa voz estuvo bordada de muchas notas: unos lloraban de emoci¨®n en la calle y se abrazaban. Otros se dedicaron al vandalismo y a manchar aquella fiesta que, aunque dif¨ªcil de definir, fue sin duda celebrada por la inmensa mayor¨ªa en el tablado de la democracia, de una democracia m¨¢s de todos, m¨¢s aut¨¦ntica, m¨¢s participativa, donde cada uno y no unos pocos, puedan tener no s¨®lo voto sino tambi¨¦n voz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.