La Uni¨®n Europea salva la cara con peque?os est¨ªmulos
Los Veintisiete tienen listas medidas contra el paro juvenil y para reabrir el grifo del cr¨¦dito Los socios llegan a un acuerdo pol¨ªtico para desatascar los presupuestos
Seis a?os despu¨¦s del estallido de la crisis, 27 millones de europeos est¨¢n en paro: un contingente que equivale a tener de brazos cruzados, sin posibilidad de trabajar, a toda la poblaci¨®n de B¨¦lgica, Austria, Dinamarca e Irlanda. Tras haberse tragado 1,6 billones de euros de dinero p¨²blico, el sistema financiero sigue asfixiado y tampoco consigue hacer llegar el cr¨¦dito a la econom¨ªa real. La cumbre de la UE ha cerrado un acuerdo para dar una respuesta (parcial y relativamente modesta) a esos dos problemas. Los Veintisiete dieron luz verde a un par de pasos destinados a aliviar el peso de esa tasa de paro socialmente insoportable y a resta?ar las heridas que deja el agujero en el sistema circulatorio de la econom¨ªa ¡ªla banca¡ª, que anticipan a¨²n m¨¢s tiempos dif¨ªciles en Europa.
Los l¨ªderes cerraron un plan de choque contra el desempleo juvenil que movilizar¨¢ 6.000 millones de euros en 2014 y 2015 y hasta 2.000 millones adicionales hasta 2020, procedentes de los fondos que no se gasten en ese periodo. En total, unos 8.000 millones ¡ªseg¨²n los c¨¢lculos del Consejo¡ª para combatir el paro. Adem¨¢s, pactaron un programa para desatascar los pr¨¦stamos a las pymes, por importe de hasta 100.000 millones ¡ªcon la habitual ingenier¨ªa financiera propia de estos tiempos¡ª hasta 2020. No hay demasiado dinero fresco ni convicci¨®n en esos dos est¨ªmulos, que llegan con un a?o de retraso: la cumbre de junio de 2012 aprob¨® medidas muy similares que nunca vieron la luz. Pero al menos algo empieza a moverse en la Uni¨®n.
Europa sigue esperando a su Roosevelt (el presidente que sac¨® a EE UU de la Gran Depresi¨®n), pero la econom¨ªa y la pol¨ªtica tiran en direcciones distintas. Mientras la econom¨ªa exige ambici¨®n para arreglar el edificio del euro y medidas a muy corto plazo para la reactivaci¨®n, los socios europeos caracolean para acabar encontrando soluciones de compromiso, pero habitualmente faltas de ambici¨®n. Al menos, los l¨ªderes llegaron ayer a Bruselas con los deberes hechos: los ministros de Finanzas desbloquearon el acuerdo sobre qui¨¦n debe pagar cuando se cierre un banco ¡ªalgo fundamental en el camino hacia la uni¨®n bancaria¡ª, y la Comisi¨®n, el Consejo y el Parlamento llegaron a un acuerdo pol¨ªtico para desatascar los presupuestos para los pr¨®ximos siete a?os, esencial para que las medidas contra el paro juvenil y a favor del cr¨¦dito vayan m¨¢s all¨¢ de las palabras.
M¨¢s all¨¢ del paro, el otro elemento esencial para salir de la recesi¨®n es que fluya el cr¨¦dito y, principalmente, a precios asequibles.
El nuevo mantra en Europa se basa en seguir con la austeridad, pero sobre todo en activar reformas estructurales. El presidente de la Comis¨®n, Jos¨¦ Manuel Barroso, advirti¨® de que la Uni¨®n ¡°es consciente de la necesidad de est¨ªmulos a corto plazo, debido a que esas reformas tardan un tiempo en dar resultados¡±. Y sin embargo, los l¨ªderes son plenamente conscientes de que esas medidas no son de gran calado: no suponen un punto de inflexi¨®n. ¡°No se trata de cifras realmente impresionantes¡±, resumi¨® el primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker. ¡°Esas medidas no van a acabar con el paro. Ni con la fragmentaci¨®n del mercado financiero, que hace que las pymes de la periferia paguen m¨¢s por sus cr¨¦ditos que las del Norte. Pero van en la l¨ªnea adecuada¡±, explicaron fuentes del Consejo Europeo.
El estado de ¨¢nimo del proyecto europeo se ha visto perfectamente retratado estos d¨ªas: en v¨ªsperas de la cumbre, Berl¨ªn consigui¨® bloquear ¡ªincluso con malas artes, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas¡ª una normativa para reducir el nivel de contaminaci¨®n de los coches contraria a los intereses de su industria. Esa es la eterna historia de esta crisis: en la cumbre de junio de 2012, Italia, Espa?a y Francia amenazaron con plantarse para conseguir un Pacto sobre el Crecimiento sospechosamente parecido al que se discut¨ªa ayer ¡ªun a?o despu¨¦s¡ª en Bruselas. Berl¨ªn transigi¨®, pero en la pr¨¢ctica ha bloqueado o rebajado una y otra vez esas y otras iniciativas. Alemania solo ha cambiado cuando las cr¨ªticas a su abrumador liderazgo han subido de tono: Berl¨ªn busca tranquilidad hasta las elecciones de oto?o.
El reloj se ha parado en Europa, pese a que la canciller Merkel neg¨® anoche que los socios ¡°hayan cambiado una sola decisi¨®n en funci¨®n de las elecciones¡±. La realidad contradice esa versi¨®n. Al margen de las medidas sobre el paro y el cr¨¦dito, los socios se han embarcado en una aventura mayor: la uni¨®n bancaria. La semana pasada, aprobaron la recapitalizaci¨®n directa de entidades financieras; ayer acordaron las reglas para cerrar bancos. Ambos pasos est¨¢n plagados de tecnicismos, de matices, pero el resumen que hacen los expertos es sencillo: la soluci¨®n alcanzada es siempre muy del gusto de Alemania, y muy inferior a las expectativas. En junio de 2012, los l¨ªderes se conjuraron para romper el v¨ªnculo entre la crisis financiera y la crisis de deuda soberana. El dictado de Berl¨ªn ha llevado a rebajar esa ambici¨®n: ahora basta con ¡°diluir¡±, con ¡°debilitar¡± esos lazos. Una alta fuente europea asegura que esa rebaja puede traer problemas si la tormenta que parece estar form¨¢ndose en los mercados vuelve a acercarse a las costas europeas. Si ese vaticinio se cumple, la recuperaci¨®n de Europa ser¨¢ lo que viene siendo desde hace a?o y medio: un espejismo fugitivo.
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