Las razones del hast¨ªo contra Morsi
Detr¨¢s de las protestas contra el presidente egipcio, est¨¢ el paro, la carest¨ªa de gasolina, el ascenso islamista y la sensaci¨®n de que no est¨¢ a la altura del cambio que alumbr¨® la revoluci¨®n
El desempleo. La carest¨ªa de gasolina. El abuso de poder. La promoci¨®n y defensa de sus aliados islamistas. No hay una sola raz¨®n por la que cientos de miles de personas se hayan lanzado a las calles a protestar tras un a?o de la investidura del presidente Mohamed Morsi, exigiendo su marcha. Los motivos son un complejo entramado de desencuentros y decepciones, que han llevado a una heterog¨¦nea mezcla de egipcios al estado de indignaci¨®n con el que han tomado las calles. Casi todos, sin embargo, coinciden en algo: Morsi no es digno de liderar desde el poder el proceso de transici¨®n que se abri¨® con las revueltas de 2011, que acabaron con 30 a?os de r¨¦gimen de Hosni Mubarak.
El maltrecho estado de la econom¨ªa es un poderoso revulsivo. El desempleo supera ya el 13%. Hay apagones de electricidad y escasez de algunos productos. ¡°Las colas para llenar el dep¨®sito de gasolina son de dos horas. Es indignante, merecemos algo mejor¡±, dice Hassan Asagbi, de 42 a?os, que recoge firmas en la plaza de Tahrir para acabar con el mandato de Morsi. Incapaz de garantizar la seguridad en las calles, el presidente ha visto desmoronarse la entrada al pa¨ªs de turistas, que consideran que Egipto, a pesar de su riqueza cultural, ya no es un lugar vacacional id¨®neo.
A otros manifestantes les molesta especialmente el estilo de gobierno de Morsi. ¡°No solo libera a terroristas. ?Les pone en puestos de Gobierno!¡±, dice Mohairib al Masri, de 27 a?os. Se refiere al reciente nombramiento de Adel al Jayat, exmiembro del grupo terrorista Gama Islamiya, como gobernador de la provincia de Luxor. La presi¨®n de los empresarios y los opositores de Morsi oblig¨® a Al Jayat a dimitir de su cargo siete d¨ªas despu¨¦s de haber sido nombrado. El a?o pasado, el presidente intent¨®, sin ¨¦xito, aprobar un decreto que le hubiera otorgado poderes casi absolutos.
Tambi¨¦n est¨¢, entre las razones para estas protestas, el temor al avance del islamismo, es decir, que Egipto se convierta en avanzadilla de una toma de poder regional por parte de la sociedad de los Hermanos Musulmanes. Al fin y al cabo, Morsi militaba cuando lleg¨® al poder en el partido Justicia y Libertad, brazo pol¨ªtico de esa agrupaci¨®n, que durante d¨¦cadas fue suprimida y acallada por Mubarak. Hoy, que detenta el poder, es vista por muchos egipcios seculares y moderados como una amenaza a los nuevos valores democr¨¢ticos del sistema pol¨ªtico egipcio. En diciembre, Morsi logr¨® aprobar una constituci¨®n de corte islamista, que la oposici¨®n le ha pedido sin ¨¦xito que derogue.
¡°El problema es que, con Morsi, los Hermanos Musulmanes han ascendido al poder. Ellos son el problema. Quieren instaurar un califato en Egipto, para seguir expandi¨¦ndolo en los dem¨¢s pa¨ªses¡±, opina Ahmad Shafay, ingeniero agr¨ªcola de 35 a?os. De momento no ha habido ninguna medida Ejecutiva de envergadura que d¨¦ evidencias de un plan de islamizaci¨®n por parte de Morsi. Lo que ha irritado a los manifestantes son detalles peque?os, como el que el pasado mes de septiembre una presentadora de televisi¨®n diera el parte de noticias en el Canal 1 de televisi¨®n tocada con un velo isl¨¢mico que le cubr¨ªa cabello y cuello.
Sobre todo, lo que m¨¢s ha encendido a los opositores egipcios es lo que consideran una traici¨®n y abandono de los principios de la revoluci¨®n iniciada en 2011. ¡°Tres eran los principios de aquella revoluci¨®n: pan, justicia y libertad. Morsi no ha cumplido ninguno. Ha tenido un a?o, y el pa¨ªs solo ha ido a peor. Debe marcharse¡±, dice Zaid Sultan, de 35 a?os, que result¨® herido en las protestas contra Mubarak en 2011. Aquella revuelta encendi¨® muchas ilusiones y prometi¨® representatividad, respeto por las minor¨ªas y mejoras en las libertades civiles. Ahora, muchos de los egipcios que la protagonizaron consideran que su presidente, simplemente, no est¨¢ a la altura.
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