La oposici¨®n lucha contra la ¡®hermanizaci¨®n¡¯
La crisis constitucional supuso el inicio del declive de la popularidad de Morsi
Lejos queda la euforia de la noche electoral de hace un a?o, que encumbr¨® a Mohamed Morsi a la presidencia. El cambio de la mayor¨ªa social no s¨®lo se ha visualizado en las calles, sino tambi¨¦n en las encuestas. En la ¨²ltima, la popularidad del rais se sit¨²a en el 26%, lo que significa que se ha desplomado m¨¢s de 30 puntos en poco m¨¢s de medio a?o.
Existe un amplio consenso entre los analistas a la hora de situar la declaraci¨®n constitucional de mediados de noviembre como el punto de inflexi¨®n de su presidencia. Arrog¨¢ndose unos poderes absolutos de forma temporal, el presidente abri¨® la caja de Pandora. ¡°Para muchos egipcios, ese ha sido el momento que ha definido la presidencia de Morsi¡±, sostiene el catedr¨¢tico Mustaf¨¢ Kamel Sayyed. La declaraci¨®n lleg¨® cuando el rais gozaba de una alta popularidad por haber asentado la autoridad del poder civil sobre la Junta Militar.
"A partir de entonces, ¨¦sta se evapor¨®¡±, a?ade. Para derogar la controvertida declaraci¨®n lo m¨¢s pronto posible, los Hermanos Musulmanes, el partido del presidente, se ali¨® con los salafistas ultraconservadores para aprobar una nueva Constituci¨®n de corte islamista. Los sectores laicos de la sociedad pusieron el grito al cielo, y se form¨® el Frente de Salvaci¨®n Nacional, una plataforma que consigui¨® unir a la fragmentada oposici¨®n laica. ¡°Aquella crisis destruy¨® la confianza entre el Ggobierno y la oposici¨®n¡±, comenta Khaled Dawud, el portavoz del Frente.
Durante aquellas semanas, la polarizaci¨®n de la clase pol¨ªtica se traslad¨® al conjunto de la sociedad. Por primera vez en muchos a?os, frente al palacio presidencial, militantes islamistas y j¨®venes revolucionarios se enzarzaron en una cruel batalla que dej¨® varios muertos.
Morsi incluso ha alienado a sus aliados ultraconservadores. Nur, el gran partido salafista, le da ahora la espalda y no haya participado en las marchas de apoyo al presidente. Su principal queja, compartida por el resto de la oposici¨®n, es que el rais no ha cumplido su promesa de apoyarse en otras formaciones pol¨ªticas para gobernar. Se ha rodeado de miembros de los Hermanos Musulmanes. Por eso, se ha acu?ado un t¨¦rmino que se ha puesto de moda: ¡°Hermanizaci¨®n del Estado¡±, es decir, la voluntad de la Hermandad de infiltrarse y controlar todos los resortes de poder.
En un clima pol¨ªtico tan t¨®xico, el Gobierno no ha contado con el apoyo suficiente para aplicar las reformas econ¨®micas del pa¨ªs, pues algunas son dolorosas. Por ejemplo, ni siquiera ha podido cerrar un acuerdo con el FMI que aporta un bal¨®n de ox¨ªgeno a las finanzas estatales. Sin una recuperaci¨®n del turismo, la econom¨ªa se mantiene estancada, y la tasa de paro sigue al alza. Adem¨¢s, los servicios p¨²blicos, como la provisi¨®n de la electricidad o la sanidad, dan se?ales de estar al borde del colapso. Esto ha hecho que incluso los sectores m¨¢s humildes, y menos politizados, se hayan sumado a las protestas.
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