¡°Soy v¨ªctima de una persecuci¨®n del Estado¡±
Zoilam¨¦rica Narv¨¢ez, quien en 1998 acus¨® a Daniel Ortega de violarla sistem¨¢ticamente cuando era una ni?a, denuncia acoso del Gobierno sandinista
Zoilam¨¦rica Narv¨¢ez volvi¨® repentinamente del aislamiento en el que se hab¨ªa sumido. La hijastra de Daniel Ortega, quien atrajo la atenci¨®n del mundo al denunciar en 1998 que el exguerrillero sandinista hab¨ªa abusado sexualmente de ella cuando era una ni?a, reapareci¨® en los medios de comunicaci¨®n de Nicaragua el pasado mes de mayo para denunciar una encarnizada persecuci¨®n en su contra por parte del Gobierno de Ortega. Lo acusa de haber ahogado financieramente a la organizaci¨®n no gubernamental que fund¨® ¨Cel Centro de Estudios Internacionales¨C y expulsado a su compa?ero del pa¨ªs, acus¨¢ndolo de violar las leyes migratorias nicarag¨¹enses.
Narv¨¢ez est¨¢ ahora en Costa Rica, donde se reuni¨® con su compa?ero, el boliviano Carlos Ari?ez Castel, y desde donde explica a EL PA?S el motivo de su reaparici¨®n medi¨¢tica. Asegura que ha vivido una pesadilla en los ¨²ltimos a?os, porque desde la Secretar¨ªa del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN), controlada por Ortega y su esposa, Rosario Murillo, se le ha prohibido trabajar, mantener encuentros p¨²blicos o hablar con otros sobre su caso. Su madre, Murillo, la ha llamado personalmente para amenazarla, asegura Narv¨¢ez. ?El motivo? El peso simb¨®lico de la mujer que un d¨ªa decidi¨® retar al caudillo nicarag¨¹ense y cuya denuncia desenmascar¨® a un hombre que muchos ve¨ªan como uno de los ¨²ltimos representantes de la izquierda revolucionaria latinoamericana.
¡°Afirmo que fui acosada y abusada sexualmente por Daniel Ortega Saavedra, desde la edad de 11 a?os, manteni¨¦ndose estas acciones por casi veinte a?os de mi vida. Afirmo que mantuve silencio durante todo este tiempo, producto de arraigados temores y confusiones derivadas de diversos tipos de agresiones que me tornaron muy vulnerable y dependiente de mi agresor¡±, narr¨® Narv¨¢ez en el desgarrador testimonio en el que daba cuenta de las vejaciones infligidas por Ortega. Muchas organizaciones, sobre todos feministas, la apoyaron, aunque a?os despu¨¦s se sintieron traicionadas cuando Zoilam¨¦rica decidi¨® hace seis a?os retirar la demanda que hab¨ªa interpuesto ante la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos, acusando al Estado de Nicaragua por denegaci¨®n de justicia.
Narv¨¢ez asegura que lo hizo de buena fe, para reintegrarse a una vida social despu¨¦s de a?os de desgaste. Asegura que hubo un arreglo con el Estado de Nicaragua, pero no una reconciliaci¨®n familiar. Asegura que no renunci¨® a su lucha, sino que ¡°simplemente hice un cambio de m¨¦todo¡±. Y ahora, dice, el Gobierno la persigue, por eso han ahogado financieramente a su ONG prohibiendo a Gobiernos como el de Noruega que le entregue apoyo econ¨®mico, y por eso deportaron, como si fuera un criminal, a su compa?ero boliviano.
La imagen de Narv¨¢ez con el rostro pegado a un alambrado, en las afueras de la Direcci¨®n de Migraci¨®n, en Managua, angustiada y esperando noticias de su compa?ero, sin duda pasar¨¢ a la historia de este pa¨ªs como un nuevo s¨ªmbolo de los abusos de poder en Nicaragua, tal como ha pasado aquel relato de 1998, cuando Narv¨¢ez denunci¨® por violaci¨®n a Daniel Ortega. ¡°Me miran como un enemigo pol¨ªtico¡±, asegura la mujer en esta entrevista.
Pregunta. ?Qu¨¦ la motiv¨® a salir nuevamente a luz p¨²blica, despu¨¦s de varios a?os de alejamiento?
Respuesta. En un proceso en el que no he encontrado justicia en los tribunales y otras instancias jur¨ªdicas, he encontrado protecci¨®n y apoyo en los medios de comunicaci¨®n. En el momento en el que el bloqueo pol¨ªtico y la asfixia econ¨®mica llegan al m¨¢ximo, yo pretendo hablar como una medida de protecci¨®n. Mi aparici¨®n en los medios tiene que ver con dejar evidencias p¨²blicas del grave riesgo en el que me encuentro.
P. ?A qu¨¦ se debe ese acoso? Usted retir¨® la demanda contra el Estado por negaci¨®n de justicia tras su denuncia de violaci¨®n contra Daniel Ortega.
R. El sistema interamericano, que es donde yo ten¨ªa interpuesta una demanda contra el Estado de Nicaragua por denegaci¨®n de justicia, permite que los Estados y la v¨ªctima lleguen a alg¨²n acuerdo para el restablecimiento de las condiciones ciudadanas de la v¨ªctima. Yo tuve un acuerdo que se llama soluci¨®n amistosa, pero despu¨¦s de diez a?os de buscar justicia en los tribunales nacionales e internacionales. Dej¨¦ muy claramente establecidos mis dos requerimientos para hacer este tipo de acuerdo: que se me permitiera trabajar en condiciones plenas y las garant¨ªas de seguridad para m¨ª y para mis hijos. Eso me permiti¨® reintegrarme socialmente, fue todo un proceso de recuperar mis espacios.
P. Luego de este acuerdo, ?tuvo alg¨²n acercamiento con Rosario Murillo y la familia Ortega?
R. Toda la relaci¨®n familiar ha sido regulada por ese criterio de considerarme m¨¢s bien una enemiga pol¨ªtica que un miembro de la familia. Por eso es que no acepto que se piense que hubo una reconciliaci¨®n. Mi relaci¨®n familiar finaliz¨® a los veinte a?os y por m¨¢s de 25 no he tenido ning¨²n acercamiento familiar, nunca me he encontrado con todos mis hermanos. Yo actu¨¦ de buena fe al momento de retirar la demanda.
P. ?Interpreta esa persecuci¨®n que denuncia como un temor del Gobierno a que usted reviva la acusaci¨®n por violaci¨®n contra Ortega?
R. Yo soy la historia, para ellos yo soy el recuerdo de un gran abuso de poder, porque el abuso sexual es un gran abuso de poder. Y el abuso de poder que empez¨® en mi casa, que empez¨® en mi cuerpo, es el abuso de poder que hoy tenemos como una conducta pol¨ªtica. La persona que no me crey¨® en aquel momento, es la que hoy act¨²a como principal c¨®mplice en toda esta situaci¨®n de persecuci¨®n.
P. ?Rosario Murillo?
R. S¨ª.
P. ?Qu¨¦ sinti¨® en aquel momento cuando interpuso una acusaci¨®n por violaci¨®n y su madre, Rosario Murillo, se puso del lado del acusado, Daniel Ortega?
R. S¨®lo vivi¨¦ndolo uno puede asimilar el da?o que genera el ofensor sexual al romper definitivamente el v¨ªnculo entre madre e hija. Y hay una gran mayor¨ªa de madres desobedientes que reaccionan de esta manera, y si a eso le agregas el poder pol¨ªtico, es letal.
P. ?Ha perdonado a su mam¨¢ por haber elegido la pol¨ªtica y no haberse puesto del lado de su hija?
R. Yo la he perdonado, la perdono todos los d¨ªas. Mi mayor desaf¨ªo no es actuar contra ellos (Ortega y Murillo), yo no me considero una enemiga de ellos, yo no tengo luchas personales.
P. ?Mantiene su acusaci¨®n de 1998? ?Mantiene aquella denuncia en la que afirm¨® que fue acosada y abusada sexualmente por Daniel Ortega?
R. Absolutamente. Ante tanta negaci¨®n de espacios para demostrar la verdad, siempre estuve convencida de que ¨¦sta resplandece. Yo llevo en m¨ª esa verdad, que tambi¨¦n contin¨²a en la conciencia de mucha gente. Jam¨¢s me he retractado ni me voy a retractar, porque ser¨ªa actuar contra m¨ª misma.
P. ?Qu¨¦ le dir¨ªa ahora a las personas y organizaciones (principalmente feministas) que la apoyaron en su largo proceso de denuncia y demanda y que luego se sintieron traicionadas cuando retir¨® la demanda?
R. Yo siempre los llamo mis amigos, porque en mi caso han sido muy pocas las organizaciones que estuvieron a mi lado. S¨¦ que se sinti¨® como una gran traici¨®n el que yo haya dejado los tribunales de justicia, pero no dej¨¦ de luchar, simplemente hice un cambio de m¨¦todo de lucha como debe hacerse en momentos cuando te das cuenta que un espacio comienza a hacerse desgastante. Pido que conf¨ªen en m¨ª.
P. Ha denunciado un intento del Gobierno por ahogar su organizaci¨®n, luego fue expulsado su compa?ero de Nicaragua, ?hasta d¨®nde cree que puede llegar el Gobierno del presidente Ortega en su contra?
R. La ONG est¨¢ pr¨¢cticamente cerrada. Hemos estado viviendo una serie de eventos que nos llevaron, adem¨¢s de la asfixia econ¨®mica, a no poder operar con normalidad. Luego vienen estos intentos de persecuci¨®n m¨¢s personal, hasta llegar a la deportaci¨®n de Carlos. El mensaje es que las personas cercanas a m¨ª van a ser penalizadas y que la violencia, la acci¨®n policial, tampoco va a ser una excepci¨®n en mi caso. A estas alturas creo que son capaces de todo.
P. ?Teme por su vida o la de sus hijos?
R. Los creo capaces de todo. Son capaces de crear la ilegalidad por la que uno va a ser juzgado y convertido en delincuente. Hay paramilitarismo, pero se disfraza como activistas pol¨ªticos que act¨²an espont¨¢neamente. La comunidad internacional tiene que volver sus ojos a Nicaragua, porque la Nicaragua que conocieron no es la Nicaragua de hoy y hay que entenderla tomando datos de esta realidad, que son verdaderamente alarmantes.
P. ?Habr¨ªa la posibilidad de que llegue a un acuerdo como ya ocurri¨® en el pasado?
R. Aqu¨ª no hay ninguna posibilidad de dialogar. Lo que hay es el uso de la fuerza, y nadie puede bajo el uso de la fuerza y la amenaza considerar una salida a esta soluci¨®n. Yo he sido v¨ªctima de una persecuci¨®n de Estado y no hay posibilidad de una soluci¨®n familiar, porque no es un problema familiar. Una v¨ªctima no puede negociar con un Estado al margen de la ley, por lo tanto voy a actuar conforme la ley, porque es la ¨²nica que me queda.
P. ?Estar¨ªa dispuesta a pedir asilo en otro pa¨ªs o regresar¨¢ a Nicaragua?
R. Contin¨²o teniendo todo en Nicaragua. Estoy conversando con expertos en derechos humanos, estamos haciendo consultas para conocer cu¨¢les ser¨ªan los mecanismos que me permitan estar protegida en Nicaragua, aunque las opciones resultan pocas. Voy a agotar las posibilidades, porque el costo m¨¢s alto de un asilo es el no poder regresar a Nicaragua. Se pretende cercenar mi derecho personal y pol¨ªtico de hacer mi vida, y eso no lo puedo aceptar. Tengo que encontrar una manera de que mi voz siga siendo escuchada, sin darles el mayor triunfo, que ser¨ªa eliminarme.
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