Las prisiones mexicanas se especializan en extorsi¨®n telef¨®nica
M¨¦xico dispone de un decreto que proh¨ªbe los tel¨¦fonos m¨®viles en las c¨¢rceles y garantiza la geolocalizaci¨®n de delincuentes, pero no aplica la ley El 80% de las llamadas amenazantes salen de los penales, seg¨²n organizaciones civiles
El 20 de junio una joven respondi¨® al tel¨¦fono en una casa de Canc¨²n. Le dijeron que la estaban vigilando, que saliese a comprar un celular nuevo y que no volviese al edificio. Mientras deambulaba siguiendo ¨®rdenes, permanentemente en contacto con los extorsionadores, a su padre le exig¨ªan un rescate. La agon¨ªa dur¨® casi 24 horas y una cantidad indeterminada de dinero, hasta que la chica fue localizada. Se llama secuestro virtual y la sufrieron tambi¨¦n diez alumnos de una guarder¨ªa mexicana el pasado 2 de julio. Esta modalidad de extorsi¨®n es la especialidad de las prisiones en M¨¦xico, donde, en teor¨ªa, no se pueden siquiera hacer llamadas libres al exterior.
Los chantajes tienen forma de amenaza - a veces tan realista que incluye gritos del supuesto secuestrado- o de petici¨®n de auxilio de un falso conocido. En M¨¦xico pr¨¢cticamente todo el mundo conoce al menos un caso, pero saber la cifra exacta es complicado. El Instituto Nacional de Estad¨ªstica (Inegi) registra 4,4 millones de extorsiones generales en 2011, pero asociaciones contra la inseguridad creen que los ciudadanos denuncian solo tres de cada 100.
En el Distrito Federal, donde m¨¢s llamadas de extorsi¨®n se reciben,?el Consejo Ciudadano del DF registra unas 10.000 al mes. En los ¨²ltimos cuatro a?os ha recopilado 56.000 n¨²meros de extorsionadores, muchos de ellos aparatos robados. Una joven del DF cuenta c¨®mo hace a?os a su madre la telefone¨® un supuesto pariente pidiendo recargas telef¨®nicas y dinero porque le hab¨ªan retenido dinero y equipaje en la frontera de EE UU. Al devolverle la llamada, salt¨® el buz¨®n de voz de un conocido periodista mexicano.
El fen¨®meno de la extorsi¨®n telef¨®nica, que naci¨® hace una d¨¦cada, sigue en plena ebullici¨®n a pesar de un ambicioso decreto aprobado el a?o pasado para frenar a los reclusos que operan estas redes. La ley no se ha aplicado y hoy el 80% de estas llamadas salen de los penales, seg¨²n algunas organizaciones civiles. "En las c¨¢rceles no tendr¨ªa siquiera por qu¨¦ haber celulares. Si entran es porque hay corrupci¨®n", explica Mar¨ªa Elena Morera, presidenta de la organizaci¨®n Causa en Com¨²n. Tampoco se llev¨® a cabo la instalaci¨®n de bloqueadores de se?al. Ni la geolocalizaci¨®n que promet¨ªa encontrar al momento a los chantajistas. Ni la cancelaci¨®n de l¨ªneas sospechosas, responsabilidad de compa?¨ªas telef¨®nicas que, seg¨²n los activistas no cooperan, y que adem¨¢s se mueven en el terreno pantanoso del derecho a la privacidad.
"La ley es muy buena, pero no la han implementado", se?ala Miranda de Wallace, madre de un joven asesinado por secuestradores, excandidata del Partido Acci¨®n Nacional por el DF y presidenta de la asociaci¨®n Alto al secuestro. Los Estados van por libre. "Acabamos de ver que Tamaulipas ocupa la mayor numero de llamadas de extorsi¨®n nacional, aproximadamente el 40% del total", apunta. De all¨ª sali¨® supuestamente la llamada que provoc¨® el secuestro virtual de los diez ni?os de Morelos. ?Y c¨®mo van las exigencias al Gobierno? "Con Enrique Pe?a Nieto hemos tenido encuentros y hemos pedido que se implemente una campa?a espec¨ªfica", comenta. La nueva reforma penal, que todav¨ªa se est¨¢ perfilando, tambi¨¦n podr¨ªa endurecer las sanciones.
A los ciudadanos les falta informaci¨®n sobre c¨®mo funcionan los chantajes, aunque actualmente "la gran mayor¨ªa cuelga el tel¨¦fono", afirma Morera. Los expertos recomiendan saber d¨®nde est¨¢n los hijos en cada momento, instalar identificadores de llamada, no dar informaci¨®n de primeras... Y aprender a distinguir los secuestros virtuales. "Por ejemplo: en las negociaciones reales nunca te piden que no sueltes el tel¨¦fono", asegura Morera.
Una b¨²squeda en YouTube arroja muchos ejemplos de ciudadanos que no se dejaron amedrentar. Muchos se precian de haber dado "una lecci¨®n" a los delincuentes. Un supuesto afectado se envalentona y le grita al hombre que amenaza con presentarse en casa: "Anda, pres¨¦ntate, apar¨¦cete de la nada, desde el bote [la c¨¢rcel] donde est¨¢s".
Fuera de Internet abunda m¨¢s la verg¨¹enza. Como la de una mujer que pag¨® m¨¢s de 250.000 pesos (casi 20.000 d¨®lares) a los desconocidos que la manten¨ªan pegada al tel¨¦fono, hasta que su esposo la encontr¨® sana, salva y sumamente asustada. .
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