Una onda de choque regional
El golpe de Estado puede marcar durante los pr¨®ximos a?os la evoluci¨®n del islamismo pol¨ªtico
Un golpe de Estado militar siempre deja profundas cicatrices psicol¨®gicas en una sociedad, sobre todo si va acompa?ado de un estallido violento. Por su dimensi¨®n demogr¨¢fica e importancia geoestrat¨¦gicas, los terremotos pol¨ªticos en Egipto no afectan solo a sus habitantes, sino que hacen temblar el entero orden pol¨ªtico regional. Y m¨¢s a¨²n ahora con la regi¨®n en plena convulsi¨®n tras la llamada primavera ¨¢rabe.
Con m¨¢s de 85 millones de almas, Egipto es el pa¨ªs ¨¢rabe m¨¢s poblado, y tambi¨¦n el que posee un Ej¨¦rcito m¨¢s poderoso. Si no fuera por la debilidad de su econom¨ªa ¡ªtiene un PIB per c¨¢pita de 6.600 d¨®lares (5.140 euros)¡ª, su liderazgo en el mundo ¨¢rabe ser¨ªa indiscutible. Con Irak perdido en su propio laberinto sectario, y Siria en una guerra civil infernal, Arabia Saud¨ª hace sentir su influencia gracias a sus petrod¨®lares.
El Cairo, la mayor megal¨®polis de ?frica y de Oriente Medio, siempre ha ejercido una gran influencia cultural e ideol¨®gica. El panarabismo ¨¢rabe se convirti¨® en la ideolog¨ªa hegem¨®nica de la regi¨®n el d¨ªa que la abraz¨® el coronel Gamal Abdel Nasser. Y fue tambi¨¦n en el valle del Nilo donde naci¨® el islamismo pol¨ªtico moderno de la mano de Hasan el Bana, quien fund¨® los Hermanos Musulmanes en 1928. De ah¨ª el valor simb¨®lico y pr¨¢ctico que tuvo el ascenso al poder de Mohamed Morsi. Y el que, probablemente, tendr¨¢ tambi¨¦n su ca¨ªda.
El golpe de Estado ejecutado por el Ej¨¦rcito egipcio puede marcar durante los pr¨®ximos a?os la evoluci¨®n del islamismo pol¨ªtico, y enfrascarlo en una batalla ideol¨®gica entre moderados y radicales, a la vez que algunos de sus movimientos cargan con la responsabilidad de gestionar sus pa¨ªses.
Despu¨¦s de d¨¦cadas de represi¨®n y exilio, y de asumir una ¨¦tica de resistencia, la ca¨ªda o liberalizaci¨®n de varias dictaduras ¨¢rabes ofrecieron al islamismo pol¨ªtico una oportunidad de oro para pasar de la oposici¨®n al Gobierno de sus pa¨ªses. Una vez consumada esa evoluci¨®n en Egipto, T¨²nez y Marruecos, la primavera ¨¢rabe ten¨ªa el potencial de anclar en el sistema democr¨¢tico al islamismo mayoritario, algo el el putsch puede poner en duda, al dar alas a la franja m¨¢s radical del islamismo que aboga por la lucha armada.
A nivel geoestrat¨¦gico, el cambio de r¨¦gimen en Egipto aborta la creaci¨®n de un frente regional potente de reg¨ªmenes islamistas con una pol¨ªtica exterior independiente de Occidente. Esta alianza, integrada tambi¨¦n por Turqu¨ªa, Catar y T¨²nez, se perfil¨® claramente durante la guerra de Gaza de noviembre de 2012.
Sin embargo, los dos escenarios en los que se har¨¢ sentir de forma m¨¢s inmediata la ca¨ªda de Morsi son Siria y Palestina. ¡°Lo que ha pasado es una pesadilla para Ham¨¢s... El nuevo Gobierno no tendr¨¢ buenas relaciones con ellos¡±, explica el catedr¨¢tico palestino Mujaimer Abu Saasa en el diario Al Ahram, haciendo referencia a las buenas relaciones pol¨ªticas y v¨ªnculo org¨¢nico entre los Hermanos Musulmanes y la milicia palestina.
La alegr¨ªa que expresaron la noche del mi¨¦rcoles los activistas de Tahrir es parecida a la que debi¨® sentir Bachar el Asad. Apenas unas horas despu¨¦s del golpe, el presidente sirio ya se hab¨ªa felicitado en una entrevista televisiva por la ¡°ca¨ªda del islamismo¡±. ¡°Quien usa la religi¨®n por intereses pol¨ªticos o partidistas caer¨¢ en cualquier parte del mundo¡±, pronostic¨®. El rais ha basado su estrategia para sobrevivir a la primavera ¨¢rabe en presentar el conflicto sirio como una lucha contra el yihadismo, en lugar de una revoluci¨®n popular contra su dictadura. Por eso, considera que todo debilitamiento del islamismo gobernante en favor del yihadismo supone una bendici¨®n para ¨¦l. El Egipto de Morsi nunca aport¨® a los rebeldes otro apoyo que el moral.
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