El ¡®caso Snowden¡¯ da un impulso a la reelecci¨®n de Evo Morales

El mismo d¨ªa en que los presidentes de Mercosur denunciaban a varios pa¨ªses de Europa por haber demorado el retorno de Rusia de Evo Morales, bajo la sospecha "infundada, discriminatoria y arbitraria" de llevar con ¨¦l a Edward Snowden, el vicepresidente boliviano ?lvaro Garc¨ªa Linera pidi¨® a una concentraci¨®n de vecinos que los pol¨ªticos de la oposici¨®n "no puedan pisar" la populosa ciudad de El Alto, junto a La Paz. "No permitan que regresen los que nos masacraron, humillaron, hicieron llorar, vendieron el petr¨®leo y las empresas p¨²blicas", clam¨®.

La calificaci¨®n de los rivales pol¨ªticos y las potencias extranjeras como "abusivos", constante en la propaganda gubernamental, estaba desgastada por no corresponder a la verdadera relaci¨®n de fuerzas entre el oficialismo y la oposici¨®n, y por la tranquilidad con la que EE UU recib¨ªa los frecuentes ataques gubernamentales, pero adquiri¨® un nuevo impulso con el complicado viaje de Morales a trav¨¦s de Europa, descrito por el Gobierno como un acto de "acoso" por parte de las grandes potencias. Mercosur endos¨® esta acusaci¨®n y pocos d¨ªas antes lo hab¨ªa hecho la Organizaci¨®n de Estados Americanos. Y en Bolivia dio lugar a m¨²ltiples expresiones de solidaridad con el "presidente perseguido"; a marchas "patri¨®ticas", a la quema de banderas europeas y a una serie de apariciones p¨²blicas de los altos cargos gubernamentales, por ejemplo para calificar al presidente del Gobierno y al ministro de Exteriores de Espa?a como "peones del imperio".

El incidente, en suma, devolvi¨® al presidente boliviano el perfil de luchador social que le estaba quitando el ejercicio del poder, cohesion¨® a sus adherentes y complic¨® gravemente la tarea de la oposici¨®n, que ya deb¨ªa encarar en condiciones adversas las elecciones del pr¨®ximo a?o (en las que Morales buscar¨¢ la presidencia por tercera vez, gracias a la controvertida sentencia del Tribunal Constitucional que lo habilit¨®). Dada la debilidad institucional del pa¨ªs, Morales puede usar el aparato del Estado y movilizar a la sociedad con arengas como la de Garc¨ªa Linera, con el fin de facilitar su reelecci¨®n.

Antes del viaje a Rusia, la aceptaci¨®n de la gesti¨®n de Morales rondaba el 50%, gracias sobre todo al excelente estado de la econom¨ªa, que se ha beneficiado de una d¨¦cada de exportaciones altamente rentables, sin haber sufrido a la vez los problemas financieros que enfrentan Argentina o Venezuela. Sin embargo, la intenci¨®n de votar por Evo no superaba el 35% y los tres principales partidos opositores, actuando cada uno por su lado, le hab¨ªan propinado al Gobierno golpes de cierta magnitud, al criticar con ¨¦xito la falta de aplicaci¨®n en el pa¨ªs del discurso ecologista internacional del Gobierno, as¨ª como la falta de transparencia de los programas sociales que ejecut¨® en los ¨²ltimos siete a?os, en gran parte con financiaci¨®n venezolana.

Aunque el oficialismo respondi¨® a estas cr¨ªticas con una ret¨®rica dura y amenazas judiciales, parec¨ªa estar a la defensiva y sin iniciativa pol¨ªtica, seg¨²n algunos analistas. Hasta que Snowden y la diplomacia europea entraron en escena. Hoy la oposici¨®n ha quedado enmudecida, puesta en la disyuntiva de apoyar a Morales, lo que por supuesto no quiere hacer, o en cambio defender a EE UU y a Europa, a contracorriente del fervor nacionalista que el Gobierno ha logrado despertar en la mayor¨ªa de los bolivianos.