Francisco pregunta a los 300 obispos de Brasil por qu¨¦ se desangra el catolicismo
El papa ha conquistado a la gente justamente por su sencillez, por sus discursos a nivel de ¡°p¨¢rroco¡±
En la calle, tres millones de personas, en su mayor¨ªa j¨®venes, han aclamado a Francisco en las playas de Copacabana de R¨ªo de Janeiro en un mar de fiesta en la que la multitud enloquecida arrojaba de todo al papam¨®vil descubierto, en se?al de cari?o. Entre cuatro paredes, a puertas cerradas, ayer el primer papa jesuita, que ha dejado definitivamente de llamarse "papa" para ser simplemente el ¡°obispo de Roma¡±, ley¨® la cartilla a los 300 obispos de Brasil. All¨ª Francisco mostr¨® su autoridad de responsable de una Iglesia que se est¨¢ desangrando en Brasil y en el Continente Americano a favor de las iglesias evang¨¦licas.
En la calle, Francisco, es como una estrella de pop, todo es sonrisas, besos y abrazos. Ante los obispos expuso con gravedad sus preocupaciones. Les pidi¨® que hicieran juntos un examen de conciencia cr¨ªtico. Que se preguntaran sobre el porqu¨¦ de ¡°ese fracaso de la Iglesia¡± en un pa¨ªs en el que los cat¨®licos han pasado en pocos a?os de un 80% a un 54% de la poblaci¨®n. Seg¨²n Francisco, los obispos y el clero en general de Brasil, debe ¡°salir de las sacrist¨ªas¡± e ir al encuentro de los fieles no s¨®lo de los barrios bien, de la ¨¦lite de la Iglesia, sino de los m¨¢s ¡°marginados por la sociedad¡±.
Les anim¨® a adoptar la ¡°gram¨¢tica de la sencillez¡±, en sus palabras, en sus encuentros con la gente y en su propia vida. Hizo que se preguntaran por qu¨¦ el mundo ve a la Iglesia como ¡°una reliquia del pasado¡±. Les pidi¨® que reflexionaran si no ser¨¢ verdad que la Iglesia tiene s¨®lo respuestas ¡°para la infancia del hombre¡± pero no para su ¡°edad adulta¡±, incapaz de responder a las nuevas cuestiones que plantea el mundo de hoy. ¡°A veces perdemos a los que no nos entienden, porque hemos perdido la sencillez importando de fuera una racionalidad ajena a nuestro pueblo¡±, les dijo.
Que a Francisco no le faltaba raz¨®n en sus cr¨ªticas a obispos y religiosos lo ha demostrado ¨¦l mismo esta semana en Brasil donde no s¨®lo ha recibido el aplauso, la simpat¨ªa y el afecto de millones de cat¨®licos que han recuperado su complejo de Iglesia en descenso y sin vigor, sino de muchos fieles evang¨¦licos que han confirmado a los peri¨®dicos que han salido a ver al papa porque era ¡°fofo¡±, un adjetivo cari?oso usado en Brasil para decir que algo o alguien es tierno, sencillo, agradable, que se hace querer.
Francisco ha conquistado a la gente justamente por su sencillez, por sus discursos a nivel de ¡°p¨¢rroco¡±, es decir sin perifollos teol¨®gicos, citando s¨®lo pasajes de los evangelios que entienden hasta los analfabetos. Y present¨¢ndose a pecho descubierto, sin miedo, abrazando a todos y ofreciendo casi todo su tiempo a la gente an¨®nima, sin importancia, con pocos minutos para los poderosos e intelectuales.
Cambi¨® hasta el encuentro con los 2.000 representantes de la intelectualidad y del mundo de las artes en el Teatro Municipal de R¨ªo. Concebido para el viaje que deb¨ªa haber hecho Benedicto XVI el encuentro con los representantes de la sociedad civil fue radicalmente cambiado por Francisco. Pidi¨® que estuvieran presentes representantes de todas las categor¨ªas de la sociedad, desde ind¨ªgenas hasta adictos, desde Ongs que trabajan en las favelas a madres de familias empe?adas en la labor social. Y para dirigirse a ¨¦l en nombre de todo ellos, Francisco escogi¨® no a un escritor famoso, ni a un director de cine ni a un catedr¨¢tico de la Universidad como sol¨ªa hacerse en el pasado en estos encuentros con el papa. Escogi¨® a un joven de la favela de Mar¨¦ de R¨ªo que gracias a la ayuda de la Iglesia ha conseguido salir del infierno de la dependencia de las drogas y estudiar.
Seg¨²n el vaticanista italiano Marco Politti, en Roma, la oposici¨®n de ciertos sectores de la Iglesia que no ven con buenos ojos la revoluci¨®n de la sencillez que est¨¢ marcando Francisco, han empezado a tacharlo de ¡°pauperismo, populismo y demagogia¡± y que hasta hay quien ha llegado a preguntarse si Francisco ¡°dejar¨¢ a su sucesor la posibilidad de ser a¨²n papa¡±. Francisco, en Brasil, de alg¨²n modo, se ha convertido en un ¡°no-papa¡±, una palabra que con ¨¦l ha quedado en desuso. Al frente del Vaticano ya no hay un monarca ni un rey. Ya no hay trono. Francisco ha hablado siempre de pie en Brasil, nunca sentado en la silla papal. Ha vestido s¨®lo de blanco y ha viajado en un coche popular. Se ha olvidado de ser papa. Algo, que como dicen en Brasil, la gente "adorou".
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