Mal¨ª vota para salir del t¨²nel
El pa¨ªs celebra sus primeras elecciones presidenciales despu¨¦s de la guerra contra los yihadistas, en medio de amenazas y graves tensiones ¨¦tnicas
¡°Estamos hartos, queremos alguien que pueda sacar a este pa¨ªs del agujero en el que ha ca¨ªdo. Y el ¨²nico con la fortaleza para hacerlo es Ibrahim Boubacar Keita¡±. En el patio del colegio Torokorobugou B, en el centro de Bamako, decenas de personas hacen cola para votar. Quien habla es Zoumana Dembele, joven contable de una empresa local que est¨¢ convencido de que este hist¨®rico de la pol¨ªtica maliense conocido como IBK y al que sigue desde hace m¨¢s de diez a?os, ser¨¢ el ganador de las elecciones presidenciales que se han celebrado este domingo en Mal¨ª bajo la amenaza de atentados terroristas y en medio de algunos problemas de organizaci¨®n que no han impedido una ¡°gran movilizaci¨®n de votantes¡±, seg¨²n ha afirmado un portavoz de la Red de Apoyo a las Elecciones en Mal¨ª (Apem).
Gane quien gane, no lo tendr¨¢ f¨¢cil. Con quince millones de habitantes, esta naci¨®n de ?frica occidental ¡ªcuyas dos terceras partes se encuentran en el Sahel¡ª, el sexto m¨¢s pobre del Planeta seg¨²n el ¨²ltimo ?ndice de Desarrollo Humano, ha vivido en el ¨²ltimo a?o y medio un aut¨¦ntico shock que ha puesto en peligro su propia existencia como pa¨ªs. Desde que el 17 de enero de 2012 una alianza entre rebeldes tuaregs (MNLA) y grupos terroristas de corte islamista radical (AQMI, Muyao, Ansar Dine) se alz¨® en armas contra el Gobierno en el norte del territorio, los malienses han vivido de sobresalto en sobresalto. La rebeli¨®n, que logr¨® hacerse con el control de todo el norte, desencaden¨® un golpe de estado militar en marzo de 2012 que logr¨® tumbar el orden constitucional. Sin embargo, el Ej¨¦rcito, dividido, desmoralizado e insuficientemente dotado, se mostr¨® incapaz de hacer frente a los citados grupos armados y en enero de 2013 fue Francia, con el apoyo de un pu?ado de pa¨ªses africanos, quien lanz¨® la operaci¨®n militar Serval para hacer frente a la amenaza terrorista que se hab¨ªa instalado en el norte y avanzaba hacia la capital.
Gane quien gane, no lo tendr¨¢ f¨¢cil. Con quince millones de habitantes, este pa¨ªs de ?frica occidental es el sexto m¨¢s pobre del mundo
Si los yihadistas sufrieron un duro golpe y fueron perseguidos hasta sus ¨²ltimos escondites cerca de la frontera con Argelia, el fin de la guerra no ha supuesto la llegada de la paz: las tensiones ¨¦tnicas entre tuaregs y ¨¢rabes, por un lado, y las etnias negras del sur se mantienen intactas y representan un problema siempre latente que puede estallar en cualquier momento.
¡°Estamos hartos, por eso hoy hemos salido a votar¡±, asegura Doumbia Tour¨¦, un ama de casa que cada ma?ana se levanta temprano para ir al mercado a intentar vender unas pocas frutas y verduras con las que juntar unos francos CFA para la supervivencia diaria. Con la mayor parte de la ayuda al desarrollo suspendida tras el golpe de Estado, el pa¨ªs espera como agua de mayo el desbloqueo de 3.000 millones de euros prometidos por los pa¨ªses donantes occidentales y condicionados a la celebraci¨®n de estas elecciones.
Con la actividad econ¨®mica ralentizada y un Estado en proceso de desmoronamiento, los malienses llevan un a?o y medio so?ando con el d¨ªa que las cosas cambien, ocupados cada d¨ªa en su propia supervivencia y desconfiados, en general, de una clase pol¨ªtica a la que consideran culpable de sus males.
Unas 300.000 personas siguen desplazadas de sus hogares
Muchos esperaban que estas elecciones supusieran el cambio de rumbo necesario para empezar a ver la luz al final del t¨²nel, aunque los peligros eran enormes: el censo electoral, de 6,8 millones de votantes, y el reparto de los carn¨¦s electorales, se llev¨® a cabo en tiempo r¨¦cord y no sin imperfecciones; unas 300.000 personas siguen desplazadas de sus hogares o refugiadas en otros pa¨ªses; la Administraci¨®n no est¨¢ a¨²n del todo presente en las tres regiones del norte, Gao, Tombuct¨² y Kidal, sobre todo esta ¨²ltima; y el grupo terrorista Muyao amenaz¨® con atentados en los colegios electorales.
Pese a todos los obst¨¢culos, las elecciones se celebraron sin grandes incidentes. En un pa¨ªs donde las tasas de participaci¨®n son normalmente bajas e incluso no llegan a superar el 30 por ciento, todo apunta a que esta vez s¨ª una buena parte de los malienses inscritos en el censo ha querido tomar parte en el proceso acudiendo a votar. Y de entre los 27 candidatos que aspiran a ocupar el sill¨®n presidencial, en todos los corrillos se apuntaba a dos de ellos con serias aspiraciones, salvo sorpresa de ¨²ltima hora. De un lado, Ibrahim Boubacar Keita (IBK), historiador de Sikasso (sur), ex primer ministro y considerado un halc¨®n, el hombre fuerte que Mal¨ª necesita; del otro, Souma?la Ciss¨¦, ingeniero inform¨¢tico de Tombuct¨² (norte), ex ministro de Finanzas, al que se percibe como un hombre de di¨¢logo y consensos. Si ninguno alcanza la mitad de los votos, habr¨¢ segunda vuelta el 11 de agosto. De lo contrario, en las pr¨®ximas horas habr¨¢ nuevo presidente de Mal¨ª.
El miedo reina en Kidal
Una regi¨®n de Mal¨ª ha permanecido ajena a la agitaci¨®n electoral y a las colas de votantes en los colegios electorales. Se trata de Kidal, aut¨¦ntico feudo tuareg y lugar de origen de buena parte de los miembros del Movimiento Nacional de Liberaci¨®n del Azawad (MNLA), que en abril pasado declararon la independencia del norte del pa¨ªs. All¨ª, d¨ªas antes de los comicios, las calles aparecieron llenas de carteles en las que se amenazaba a los electores que acudieran a ejercer su derecho al voto. Todo el mundo mir¨® al propio MNLA, pero en realidad pudo haber sido cualquiera, en un lugar en el que una parte representativa de la poblaci¨®n no se siente maliense y donde el islamismo radical ha logrado sentar sus bases.
Hasta hace tan solo un mes el Ej¨¦rcito maliense no hab¨ªa siquiera puesto el pie en Kidal, la capital regional, y en la actualidad son las tropas de la Misi¨®n de Naciones Unidas para la Estabilizaci¨®n de Mal¨ª (Minusma), integradas all¨ª fundamentalmente por tropas de pa¨ªses de ?frica occidental, las que patrullan por sus calles, pues los soldados malienses se encuentran atrincherados en un campamento militar para evitar incidentes con la poblaci¨®n o enfrentamientos con miembros del MNLA, que tambi¨¦n se han acantonado.
¡°Poca gente ha acudido a votar¡±, asegura por tel¨¦fono un residente en Kidal. ¡°Tienen miedo¡±. En algunos colegios electorales se hab¨ªan arrancado las listas de votantes para impedir el desarrollo normal de la jornada. Si los acuerdos de Uagadug¨², firmados hace poco m¨¢s de un mes, establec¨ªan el retorno de la Administraci¨®n maliense a Kidal para permitir las elecciones, en la pr¨¢ctica ha sido la regi¨®n donde estos comicios se han enfrentado a serias dificultades.
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