El primer restaurante que desafi¨® al ¡®apartheid¡¯ cierra tras m¨¢s de 40 a?os
El Gramadoelas es el primer gran establecimiento que permiti¨® la entrada de clientes negros
El hist¨®rico Gramadoelas de Johannesburgo, el primer gran restaurante que desafi¨® al apartheid permitiendo la entrada a clientes negros, ha servido por ¨²ltima vez su c¨¦lebre buf¨¦ "pan-sudafricano" y ha echado el cierre.
Su apuesta contra la segregaci¨®n racial lleg¨® casi por casualidad, despu¨¦s de que el Gobierno sudafricano del r¨¦gimen no contestara al tel¨¦fono para autorizar la reserva de un grupo de pol¨ªticos estadounidenses que inclu¨ªa a negros.
Los propietarios se aventuraron a servir esa comanda, y la falta de respuesta oficial del r¨¦gimen racista de Sud¨¢frica a su transgresi¨®n les dio confianza para permitir la entrada a cualquier raza.
"Si de manera excepcional quer¨ªamos servir a gente negra o mulata deb¨ªamos llamar a Pretoria para pedir permiso", rememora a Efe Eduan Naud¨¦, due?o y fundador del establecimiento, que cerr¨® el pasado julio tras m¨¢s de cuatro d¨¦cadas con los fogones encendidos.
"En una ocasi¨®n, tuvimos una reserva de un grupo de pol¨ªticos estadounidenses, algunos de ellos negros, pero nadie contestaba al tel¨¦fono de Pretoria", relata Naud¨¦, quien junto a su socio y compa?ero sentimental, Brian Shalkoff, decidieron probar suerte.
"La polic¨ªa no intervino y a partir de aquel d¨ªa abrimos las puertas a todos. Creo que fuimos los primeros", cuenta el hostelero.
Pero el Gramadoelas, que ha dado comer a personalidades como la reina Isabel II de Inglaterra o el expresidente sudafricano Nelson Mandela, tambi¨¦n es famoso por el citado buf¨¦ "pan-sudafricano", que abarca todas las tradiciones culinarias que conviven en el pa¨ªs.
Esta singularidad, junto a una evocadora decoraci¨®n de ¨¦poca, lo convirti¨® a lo largo de su dilatada trayectoria en uno de los restaurantes que mejor refleja la diversidad de Sud¨¢frica.
"Hemos sido los primeros en ofrecer todas las cocinas sudafricanas", dice con satisfacci¨®n Naud¨¦, quien, pese a sus 82 a?os, lamenta tener que echar el cierre de su restaurante.
La vida de este m¨ªtico local se apaga al expirar la concesi¨®n del espacio que ocupa en el famoso Market Theatre, en el centro de Johannesburgo.
Fundado en 1967 en el barrio de Hillbrow, Gramadoelas -que significa "lugar remoto" en lengua afrikaans- ha cumplido con creces su objetivo, y ha acogido a sudafricanos de todas las razas, a turistas y a celebridades como las actrices Charlize Theron y Catherine Deneuve.
De todas las ilustres visitas, Naud¨¦ recuerda especialmente la de Mandela en 1994, antes de su toma de posesi¨®n como primer presidente negro de Sud¨¢frica. "Vino a un acto multitudinario con Hillary Clinton en el teatro, en el que nosotros serv¨ªamos la comida", explica.
"Recuerdo que, pese a no estar previsto que comiera aqu¨ª, entr¨® en el restaurante, hizo llamar a todo el personal, se present¨® y les felicit¨® y les dio las gracias por la buena comida que le hab¨ªan dado en sus anteriores visitas".
La compleja historia del pa¨ªs se refleja en sus 46 a?os de historia y en sus paredes, donde conviven cuadros del pionero holand¨¦s en Sud¨¢frica Jan Van Riebeeck con utensilios culinarios de madera t¨ªpicos de los pueblos africanos.
La ca¨ªda del tel¨®n del Gramadoelas deja hu¨¦rfanos a los habituales de las funciones del Market Theatre, que amenizaban la espera degustando algunas de sus especialidades.
Como el "pescado en escabeche del Cabo", especiado con productos asi¨¢ticos que los esclavos malasios tra¨ªdos por los primeros colonos procedentes de Holanda -de los que desciende el propio Naud¨¦- introdujeron en las cocinas de sus amos.
Este tipo de platos mestizos era quiz¨¢ lo m¨¢s emblem¨¢tico de la oferta del restaurante, que tambi¨¦n cocinaba la muy afrik¨¢ner salchicha boerewors, pollo al curry indio o platos negros como el mohodu (tripas).
El final de Gramadoelas llega tambi¨¦n acompa?ado de una tragedia.
Brian Shalkoff muri¨® este mes de julio, tras recibir una brutal paliza durante un asalto a la casa que compart¨ªa con Naud¨¦ en el centro de Johannesburgo.
Durante una de las ¨²ltimas noches de servicio en el restaurante, Eduan Naud¨¦ recibi¨® p¨¦sames y emotivas despedidas de los fieles clientes que conserva desde hace d¨¦cadas.
El anfitri¨®n respondi¨® a todos con exquisita educaci¨®n, sin esconder su tristeza por el cierre y por lo que llama "el desastre de Brian".
Tampoco oculta su orgullo por todo lo que consiguieron juntos con el Gramadoelas, cuya vasta colecci¨®n de muebles, cuberter¨ªa y objetos decorativos antiguos fue subastada esta semana en el mismo local.
Atr¨¢s quedan m¨¢s de cuatro d¨¦cadas de historia gastron¨®mica sudafricana, el recuerdo imborrable de miles de clientes que degustaron sus manjares y la inevitable pena de Eduan Naud¨¦.
"Siento mucho que el teatro necesite este espacio -confiesa el veterano restaurador-, porque me habr¨ªa gustado continuar unos a?os m¨¢s...".
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