El partido socialista alem¨¢n apuesta por un giro a la izquierda
Los socialdem¨®cratas re¨²nen a miles de militantes en Berl¨ªn para relanzar la imagen de su candidato a canciller
En medio del olor contagioso de las salchichas asadas, la cerveza fr¨ªa, mucha m¨²sica popular y calor sofocante, el partido Socialdem¨®crata alem¨¢n (SPD) celebr¨® ayer en la famosa milla del aficionado de Berl¨ªn sus 150 a?os de vida, con una gran fiesta popular que ten¨ªa la meta de romper el hielo que rodea la imagen del candidato y ofrecer al pa¨ªs una renovada imagen de unidad y fe en el triunfo electoral.
Los organizadores hab¨ªan prometido la presencia de 250.000 personas y no se quedaron cortos. Miles de simpatizantes del viejo partido acudieron a la fiesta para recordar triunfos pasados y buscar respuestas al sombr¨ªo panorama que oscurece el futuro electoral del partido, condenado a una nueva debacle electoral si el resultado de las urnas confirma lo que predicen los sondeos.
El encargado de levantar el ¨¢nimo de los fieles militantes y simpatizantes del viejo SPD fue, como era de esperar, el candidato Peer Steinbr¨¹ck. Desde una enorme tribuna levantada al frente de la emblem¨¢tica Puerta de Brandeburgo, Steinbr¨¹ck, vestido con un traje gris y una corbata roja, utiliz¨® la vieja ret¨®rica del partido para prometer d¨ªas mejores a los despose¨ªdos y recuperar los tradicionales valores de justicia social.
¡°El 22 de septiembre es d¨ªa de elecciones y yo quiero ser canciller de Alemania¡±, dijo el candidato. ¡°Yo quiero, junto con vosotros, vivir un nuevo auge de este pa¨ªs¡±. El p¨²blico aplaudi¨® a rabiar, grit¨® todo pulm¨®n ¡°Peer, Peer, Peer¡± y asinti¨® con la cabeza cuando el candidato prometi¨® introducir un salario m¨ªnimo de 8,50 euros por hora. ¡°Casi siete millones de personas ganan menos de 8,50 euros, por eso necesitamos un salario m¨ªnimo legal¡±, dijo.
Steinbr¨¹ck propone introducir un salario m¨ªnimo de 8,5 euros la hora
Pero Hans Ullrich, un m¨¦dico de 55 a?os que ha votado toda la vida por el SPD, admiti¨®, sin dejar de escuchar al candidato, que el gran festejo no era capaz de hacer olvidar todos los errores cometidos durante la campa?a y que los or¨ªgenes de la cat¨¢strofe anunciada hab¨ªa que buscarlos en la personalidad del candidato y tambi¨¦n en el seno de la direcci¨®n nacional del partido. ¡°Steinbr¨¹ck es incapaz de controlar lo que hace y lo que dice¡±, dijo el m¨¦dico. ¡°Pero tambi¨¦n fue obligado por la direcci¨®n del partido a cambiar su discurso¡±.
Cuando Peer Steinbr¨¹ck fue investido candidato a canciller por el partido Socialdem¨®crata alem¨¢n, en noviembre de 2012, formul¨® dos promesas que inquietaron a la actual jefa del Gobierno, Angela Merkel, y le hicieron tambi¨¦n temer por su futuro. Dijo que ¨¦l no estar¨ªa dispuesto a participar en un Gobierno de gran coalici¨®n (SDP y CDU-CSU) y confes¨® que su meta pol¨ªtica era gobernar junto con Los Verdes.
Las meteduras de pata del candidato han marcado la precampa?a de las elecciones federales
Pero los temores que inundaron la moderna sede de la CDU en Berl¨ªn se disiparon al ritmo de las meteduras de pata del candidato socialdem¨®crata. Steinbr¨¹ck, un pol¨ªtico s¨®lido y brillante y el ¨²nico capaz de desafiar y vencer a la casi imbatible Angela Merkel en un debate de televisi¨®n, demostr¨® tener un problema que fue resumido con iron¨ªa por la revista Der Spiegel: ¡°El hombre tiene, de vez en cuando, un problema con el vocabulario¡±.
Es cierto. A comienzos de diciembre, Steinbr¨¹ck hizo alarde de su exquisito paladar y se?al¨® que jam¨¢s comprar¨ªa una botella de Pinot Grillo (vino blanco italiano) que costara menos de 5 euros. Poco despu¨¦s afirm¨® que los jefes de Gobierno en Alemania ganaban demasiado poco y remato el a?o con otra metedura de pata desde las p¨¢ginas del diario Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ), cuando dijo que la actual canciller le aventajaba en todas las encuestas solo por ser mujer.
¡°Ella es querida porque tiene un plus femenino¡±, dijo Steinbr¨¹ck, una frase con la que desde?aba los valores pol¨ªticos de Merkel y, al mismo tiempo, desprestigiaba su condici¨®n de mujer.
No fue todo. Steinbr¨¹ck, que tiene una merecida fama de ser un gran polemista, un orador exquisito y capaz de explicar los temas econ¨®micos y financieros m¨¢s complicados en un lenguaje que entiende todo el mundo ¡ªy calificado como ¡°brillante¡± por uno de sus principales asesores en la campa?a¡ª, fue v¨ªctima de una in¨¦dita castraci¨®n pol¨ªtica ordenada por la direcci¨®n nacional del partido.
A pesar de tener el valioso apoyo del legendario excanciller Helmut Schmidt, de Gerhard Schr?der, el pol¨ªtico que derrot¨® a Helmut Kohl en 1998, y de gozar de un merecido respeto y admiraci¨®n en los c¨ªrculos de las altas finanzas, Steinbr¨¹ck, que inici¨® su campa?a con un perfil reformista propio para seducir al electorado de centro, realiz¨® un giro de casi 180 grados para intentar movilizar al electorado tradicional de su partido.
El presidente federal del partido, Sigmar Gabriel, convencido de que las elecciones solo pueden ser ganadas con un discurso que agrade a la izquierda para movilizar a unos 9 millones de electores que han dejado de votar por el partido desde 1998, ha obligado al candidato a defender un programa de izquierda, una estrategia que ha puesto en duda la credibilidad del propio Steinbr¨¹ck. Peor a¨²n, Gabriel, en lugar de protegerle la espalda al candidato y aplastar cualquier indicio de insurrecci¨®n, no ha perdido ocasi¨®n para hacerle peligrosas zancadillas.
Steinbr¨¹ck, algo in¨¦dito en la historia del SPD, tampoco recibi¨® el apoyo incondicional de la direcci¨®n nacional cuando inici¨® su campa?a, una realidad que dificult¨® su trabajo y que tambi¨¦n dej¨® al desnudo las profundas diferencias que separan al candidato de Gabriel. Este aspecto fue denunciado recientemente por Franz M¨¹ntegering, uno de los militantes m¨¢s distinguidos del partido.
¡°El comienzo de la campa?a fue un fracaso. No hubo campa?a, no hubo una tribuna, tampoco colaboradores, no hab¨ªa nada¡±, dijo M¨¹ntegering en una entrevista con Die Zeit. ¡°Steinbr¨¹ck tiene que seguir siendo Steinbr¨¹ck y debe poder decir lo que piensa y hacer lo que considere correcto como lo ha hecho en los ¨²ltimos a?os¡±.
Los problemas internos del partido y la tendencia negativa de los sondeos no parecen preocupar a uno de los militantes m¨¢s populares del SPD, el alcalde de Berl¨ªn, Klaus Wowereit, que aprovech¨® la fiesta popular para mezclarse entre el p¨²blico y firmar aut¨®grafos. Durante una breve conversaci¨®n con EL PA?S, Wowereit asegur¨® que las elecciones las ganar¨ªa su partido y, sin poder ocultar una carcajada, afirm¨® que lo har¨ªa con una ¡°gran diferencia¡±.
La gran coalici¨®n es veros¨ªmil
Angela Merkel no se cansa de repetir que el actual Gobierno es el mejor que ha tenido Alemania en toda su historia de posguerra y tampoco oculta que su sue?o es repetir la alianza pol¨ªtica (CDU, CSU de Baviera y el Partido Liberal) que la llev¨® al poder en 2009. Pero la canciller alemana tambi¨¦n sabe que los sondeos que ahora pronostican su triunfo pueden cambiar a medida que se acerca el d¨ªa de las elecciones.
Con esta convicci¨®n ¡ªy con el recuerdo a¨²n fresco del resultado que obtuvo hace cuatro a?os, un miserable 33,8% de los votos¡ª, Merkel admiti¨®, desde las p¨¢ginas del influyente peri¨®dico conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ), que no descartaba la posibilidad de formar un Gobierno de gran coalici¨®n con el partido socialdem¨®crata, el SPD.
¡°Habr¨¢ un resultado muy ajustado. Nadie aspira a una gran coalici¨®n, pero no ser¨ªa completamente inveros¨ªmil¡±, declara la canciller al admitir que los electores a¨²n no han dicho la ¨²ltima palabra. ¡°Pero lo mejor para la gente en Alemania ser¨ªa si podemos continuar con la coalici¨®n cristiano-liberal¡±, a?ade.
Aunque los actuales sondeos de opini¨®n pronostican una c¨®moda victoria para Merkel y un ajustado resultado por encima del 5% para los liberales, todav¨ªa existe una inc¨®gnita que mantiene con vida las esperanzas del SPD y preocupa a la jefa del Gobierno. M¨¢s de un 60% de los electores se declara indeciso, pero tambi¨¦n una amplia mayor¨ªa favorece un Gobierno de gran coalici¨®n, similar al que gobern¨® entre 2005 y 2009.
Con respecto a la crisis de la deuda, Merkel admite que la crisis del euro a¨²n no ha terminado y recuerda que las reglas que ella misma impuso a sus socios europeos han comenzado a dar resultado. ¡°Europa sigue cumpliendo sin duda su duro camino y al final ser¨¢ m¨¢s fuerte que cuando comenz¨® la crisis¡±, sostiene.
Para justificar la dura receta que impuso a sus socios europeos, Merkel recuerda que Alemania ya hizo sus deberes cuando aplic¨® la famosa y pol¨¦mica Agenda 2010, impulsada por el excanciller Gerhard Schr?der en marzo de 2003 y que moderniz¨® el anquilosado mercado laboral germano, adem¨¢s de introducir severos e impopulares ajustes en el sistema social del pa¨ªs.
¡°Hoy Alemania ha vuelto a ser en Europa un motor de crecimiento y un ancla de estabilidad¡±, ha dicho al recordar los efectos que tuvo para el pa¨ªs la famosa Agenda 2010.
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