Tepito reza por sus muertos
Familiares de los doce j¨®venes desaparecidos celebran una misa por las v¨ªctimas
A las siete de la tarde llov¨ªa fuerte en la Ciudad de M¨¦xico. El cielo estaba encapotado y el barrio de Tepito, legendario por su orgullosa identidad popular y tambi¨¦n por su fama de territorio apache, estaba casi vac¨ªo de gente. Cuando empez¨® la misa, afuera de la iglesia de San Francisco de As¨ªs ya hab¨ªa poca luz. Dentro, en la primera fila, estaban tres mujeres de la familia de Jennifer Robles, una de las j¨®venes v¨ªctimas del caso Heavens. Cada una llevaba un p¨®ster con la foto de la chica. Dos eran iguales, y en ellos pon¨ªa: "Te queremos de regreso a casa".
La iglesia de Tepito tiene las paredes blancas, adornadas con relieves de filigranas doradas. Unas filas m¨¢s atr¨¢s estaba el padre de Guadalupe Karen Morales, que deja tres ni?os peque?os hu¨¦rfanos de padre y de madre, porque ella y su esposo, Alan Omar Atiencia, estaban los dos en el bar Heavens. La misa continuaba.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Se?or.
Otro poco m¨¢s atr¨¢s estaban dos hermanas de Eulogio Fonseca, que era aficionado a dibujar y a leer c¨®mics. Las hermanas Fonseca se parecen mucho entre s¨ª. All¨ª estaban oyendo juntas las oraciones del sacerdote. El se?or es amigo de su pueblo. En honor de su nombre, que haya danzas. En ese momento, en la primera fila, la madre de Jennifer Robles, Julieta Gonz¨¢lez, que suele tener los ojos entrecerrados y concentrados, como si estuviese divisando el momento de hacer estallar su rabia, sac¨® una vela e intent¨® prenderla con un encendedor. La llama no sali¨® a la primera. Sali¨® a la segunda.
Todos los bancos estaban ocupados. La gente segu¨ªa el hilo de la misa. Aleluya. Aleluya. En el retablo hab¨ªa una figura de San Francisco en el centro. En las paredes laterales de la iglesia hab¨ªa otras im¨¢genes como una de San Judas Tadeo, el patr¨®n de las causas imposibles, y otra de Juan Pablo II, un papa polaco adorado entre los mexicanos. En lo alto del retablo estaba grabado un lema franciscano: "Donde hay paz hay amor".
El cura continu¨®. ¡°El pueblo de Israel sali¨® de la esclavitud de Egipto y sufri¨® inclemencias al andar por el desierto. Pero Dios nunca nos deja solos, y el pueblo de Israel lleg¨® a la Tierra Prometida¡±. M¨¢s atr¨¢s estaba la familia de Jerzy Ortiz, un adolescente que pesaba 110 kilos y que adoraba comer milanesas con quesillo. Era hijo de Jorge Ortiz, El Tanque, un hist¨®rico de la leyenda criminal de Tepito que est¨¢ en la c¨¢rcel desde hace diez a?os. Entre los familiares de Jerzy Ortiz hab¨ªa dos ni?as peque?as riendo y jugando. El cura anunci¨® que iba a leer la primera carta de San Pablo a los tesalonicenses, y explic¨® que seg¨²n los estudiosos este es un texto muy antiguo en el que el ap¨®stol alentaba al pueblo a permanecer ¡°firmes en la fe¡±. Luego dijo que la fe no era una cuesti¨®n de argumentaci¨®n sino de ¡°adhesi¨®n total a Dios¡± y opin¨® que para promover esta idea es mejor el papa actual que el anterior. ¡°Benedicto XVI nos hablaba m¨¢s a la cabeza, y Francisco, gracias a Dios, nos habla m¨¢s al coraz¨®n¡±, dijo el cura de Tepito.
Un poco m¨¢s atr¨¢s de la familia de Jerzy Ortiz estaba Juan Atiencia, el hermano peque?o de Alan Omar Atiencia. Durante los tres meses que ha durado el caso, Juan Atiencia siempre ha acompa?ado a su madre Victoria a todos los sitios, y siempre sol¨ªa estar sonriente. Desde que apareci¨® la fosa com¨²n esta serio y tiene mucha cara de pena.
El cura hizo una pausa en su serm¨®n y mencion¨® a las v¨ªctimas.
¡°Veo aqu¨ª a los familiares de los desaparecidos. Estos tres mes hemos pedido por ellos; no siempre, porque a veces se nos pasa. Pero ayer domingo ped¨ª, ante la incertidumbre. Se lo dije al padre de Guadalupe Karen, y pedimos que Dios les conceda paz, luz y, sobre todo, mucha fortaleza¡±. El sacerdote par¨® un momento y sigui¨®. ¡°Vamos a continuar con la misa. Si gustan ponerse de pie, por favor. Oremos hermanos a nuestro padre celestial y pidamos que le conceda la vida eterna a los que nos dejaron. Te rogamos, Se?or¡±. Y todos respondieron.
Te rogamos, Se?or.?
A la entrada de la iglesia estaba la madre de Alan Omar Atiencia con la de Said S¨¢nchez y con la de Rafael Rojas. En la puerta de la calle hab¨ªa una familiar a la que le hab¨ªan fallado las fuerzas y a la que le estaban dando a oler alcohol de farmacia para que no se desmayase.
Cuando acab¨® la misa, afuera de la iglesia de San Francisco de As¨ªs estaba oscuro y segu¨ªa lloviendo fuerte. Algunos familiares y algunos vecinos se fueron parando a la entrada para hablar entre ellos. Una mujer le dio ¨¢nimos a Mar¨ªa Teresa Ramos, la abuela de Jerzy Ortiz, una se?ora peque?ita, ruda y dulce, diab¨¦tica, con los ojos achinados. Ella le agradeci¨® el gesto a la mujer y le dijo que su familia estaba bien, que todav¨ªa no estaba confirmado que su nieto estuviese muerto, y que a¨²n en ese caso ellos se quedar¨ªan con que tuvo ¡°16 a?os de vida feliz¡±. La hija de la se?ora Ramos, Leticia Ponce, madre del chico y l¨ªder del grupo de familiares de las v¨ªctimas, sali¨® por la puerta llorando con la cara rota de dolor. Ella siempre hab¨ªa tenido una actitud de hierro desde que todo empez¨®. Ah¨ª, en el peque?o y rudimentario vest¨ªbulo de entrada de la iglesia de Tepito, hab¨ªa otra figura de San Francisco metida en un urna de cristal e iluminada con un tubo de ne¨®n.
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