Un informe exagera sobre la actividad de los c¨¢rteles mexicanos en Estados Unidos
Fuentes aseguran que los n¨²meros est¨¢n inflados, porque se fiaron de las informaciones dadas por los organismos policiales
El a?o pasado, en una intervenci¨®n ante el Comit¨¦ de Fuerzas Armadas en la que habl¨® sobre los problemas de seguridad en el hemisferio occidental, el senador John McCain cit¨® una seria advertencia sobre la difusi¨®n de los c¨¢rteles mexicanos de la droga en Estados Unidos.
¡°Los c¨¢rteles¡±, dijo el senador republicano por Arizona, ¡°est¨¢n presentes ya en m¨¢s de mil ciudades¡±.
McCain basaba sus palabras en un informe elaborado por una divisi¨®n ya desaparecida del Departamento de Justicia, el Centro Nacional de Inteligencia sobre drogas (NDIC en sus siglas en ingl¨¦s), que en 2011 hab¨ªa llegado a la conclusi¨®n de que las organizaciones criminales mexicanas, entre ellas siete grandes c¨¢rteles de narcotraficantes, operaban ya en m¨¢s de mil ciudades estadounidenses.
Pero esa cifra, muy utilizada por medios de comunicaci¨®n en todo el pa¨ªs, es confusa en el mejor de los casos, seg¨²n varios miembros de las fuerzas de seguridad y analistas de pol¨ªticas sobre la droga que ha entrevistado The Washington Post. Dichas?fuentes aseguran que los n¨²meros est¨¢n inflados, porque se fiaron demasiado de las informaciones dadas por los propios organismos policiales, en lugar de recurrir a casos penales documentados en los que estaban involucrados los narcotraficantes mexicanos.
El Post ha entrevistado a agentes de la polic¨ªa local de m¨¢s de una docena de ciudades estadounidenses, que se mostraron sorprendidos al enterarse de que el gobierno federal hablaba de la existencia de actividad de los c¨¢rteles en sus comunidades.
¡°Primera noticia¡±, dijo Randy Sobel, jefe de polic¨ªa de Middleton, New Hampshire.
¡°No hay nada de eso, que yo sepa¡±, declar¨® David Lancaster, jefe de polic¨ªa de Corinth, Mississippi.
El a?o pasado se cerr¨® la sede del NDIC en Pennsylvania y su personal pas¨® a formar parte del organismo encargado de hacer cumplir las leyes sobre drogas, la Drug Enforcement Administration. Las fuentes de la DEA consultadas no han querido hacer p¨²blica una lista de ciudades afectadas, alegando ¡°razones policiales¡±.
En privado, varios funcionarios de la DEA y el Departamento de Justicia dicen que no se f¨ªan de que la lista sea exacta.
¡°No es una cifra proporcionada por la DEA¡±, dice un funcionario de este organismo, dispuesto a hablar con franqueza sobre el informe a condici¨®n de preservar su anonimato. ¡°No queremos que se nos relacione con este dato¡±.
El Post ha podido identificar m¨¢s de un tercio de las ciudades enumeradas mediante el uso de t¨¦cnicas de cartograf¨ªa inform¨¢tica y documentos del gobierno. El an¨¢lisis revela que, seg¨²n el gobierno, existe actividad de narcotraficantes mexicanos en lugares ins¨®litos: 20 ciudades en Montana, 25 en Oreg¨®n, 25 en Idaho y 30 en Arkansas.
Es indudable que los c¨¢rteles mexicanos operan en Estados Unidos. Los analistas de las pol¨ªticas contra la droga calculan que alrededor del 90% de la coca¨ªna, la hero¨ªna, la marihuana y la metanfetamina que llega a las calles estadounidenses procede de los c¨¢rteles y sus redes de distribuci¨®n en m¨¦xico y la frontera del suroeste de Estados Unidos. Fuentes de la DEA dicen que tienen documentados numerosos casos de actividad de c¨¢rteles en Houston, Los Angeles, Chicago y Atlanta.
Sin embargo, los analistas que estudia el narcotr¨¢fico rechazan la idea de los narcos mexicanos, tanto los m¨¢s violentos como otras organizaciones, est¨¢n presentes en m¨¢s de mil ciudades de Estados Unidos.
¡°Dicen que hay mexicanos que act¨²an aqu¨ª y que deben de formar parte de una organizaci¨®n de narcotraficantes mexicanos¡±, explica Peter Reuter, que codirigi¨® un estudio sobre drogas para el think-tank sin ¨¢nimo de lucro Rand y que hoy es profesor en la Universidad de Maryland. ¡°Estas cifras son una leyenda, y se asientan cada vez m¨¢s por el eco que reciben¡±.
¡°No me sorprende que la DEA no est¨¦ de acuerdo con esas cifras¡±, asegura Michael F. Walther, que dirigi¨® la agencia entre 2005 y 2012. ¡°A ellos les gusta dar una imagen m¨¢s positiva del mundo. Yo respaldo la labor de nuestros analistas en el NDIC¡±.
Los analistas de las pol¨ªticas contra la droga dicen que la enorme difusi¨®n de esos datos forma parte de una estrategia, dentro de la larga ¡°guerra contra las drogas¡±, consistente en airear estad¨ªsticas dudosas para intentar cuantificar el problema de la droga en Estados Unidos y justificar presupuestos.
¡°En Washington les encantan las cifras fantasiosas¡±, dice John Carnevale, antiguo funcionario de los organismos encargados de la lucha contra la droga y de presupuestos, que trabaj¨® con tres presidentes y cuatro ¡°zares de la droga¡± en la Oficina Nacional de Pol¨ªtica para el control de las drogas, en la Casa Blanca. ¡°Una vez que la cifra se conoce, si procede de una fuente que se considera cre¨ªble, es muy dif¨ªcil refutarla, casi imposible, aunque est¨¦ equivocada¡±.
El NDIC cerr¨® en junio de 2012 despu¨¦s de 19 a?os de trabajo y de haber gastado m¨¢s de 690 millones de d¨®lares de dinero de los contribuyentes. Pero los datos proporcionados por el Centro siguen presentes, citados en informes del Congreso sobre seguridad en la frontera con M¨¦xico y en los testimonios de altos miembros de las fuerzas armadas e importantes parlamentarios en Capitol Hill.
¡°Los c¨¢rteles tienen ya presencia en m¨¢s de mil ciudades de Estados Unidos¡±, dec¨ªa un informe de 2012 elaborado por el subcomit¨¦ de violencia y terrorismo en la fronera del Suroeste dentro del comit¨¦ de Seguridad Nacional de la C¨¢mara de Representantes.
¡°En nuestra frontera meridional se est¨¢ desarrollando una rebeli¨®n terrorista¡±, afirm¨® el entonces presidente del Comit¨¦ de Asuntos Exteriores de la C¨¢mara, Connie Mack (republicano de Florida) durante una sesi¨®n de 2011 sobre la lucha contra las organizaciones criminales internacionales. Habl¨® de ¡°las actividades en todo M¨¦xico y en Centroam¨¦rica, adem¨¢s de m¨¢s de mil ciudades estadounidenses¡±.
Los analistas de las pol¨ªticas contra la droga dicen que las definiciones que da el NDIC de lo que constituye una organizaci¨®n mexicana de narcotr¨¢fico son rebuscadas y no demasiado ¨²tiles, y que dan pie a confusiones y malas interpretaciones. En su informe de 2010 , el centro empleaba la expresi¨®n ¡°organizaciones mexicanas de tr¨¢fico de drogas¡± y dec¨ªa que ten¨ªan su base en M¨¦xico o Estados Unidos y que sus l¨ªderes eran ciudadanos mexicanos. La definici¨®n de ¡°presencia¡± en una ciudad estadounidense consist¨ªa en que hubiera al menos un miembro de la organizaci¨®n involucrado en ¡°alg¨²n tipo de actividad relacionada con el tr¨¢fico¡±.
En su informe de 2011, el centro empleaba la expresi¨®n ¡°organizaciones criminales transnacionales¡±, que englobaba a siete grupos con sede en M¨¦xico, entre ellos los famosos c¨¢rteles de Sinaloa y los Zetas. En una nota, el informe ampliaba la definici¨®n para incluir a los traficantes que compraban droga a los c¨¢rteles.
De acuerdo con estas definiciones, dicen los analistas, cualquier mexicano al que se encuentre vendiendo una peque?a cantidad de marihuana en una ciudad estadounidense podr¨ªa considerarse una prueba de la presencia de una organizaci¨®n o un c¨¢rtel mexicano de la droga.
¡°Estas definiciones son intercambiables e indistinguible¡±, dice Peter Andreas, analista de pol¨ªticas contra la droga en la Universidad de brown, que ha escrito un libro sobre las pol¨ªticas de la droga titulado Border Games: Policing the U.S.-Mexico Divide (Juegos fronterizos: La vigilancia de la frontera EEUU-M¨¦xico). ¡°Este es un ejemplo especialmente escandaloso de una costumbre que, por desgracia, ha pasado bastante inadvertida¡±.
Walther, antiguo jefe del NDIC, dice que es dif¨ªcil determinar qu¨¦ constituye presencia de un c¨¢rtel mexicano porque existen distintos tipos de relaci¨®n entre los camellos, las redes de distribuci¨®n y las operaciones al sur de la frontera. Pero tambi¨¦n dice que el centro lo hizo lo mejor que pudo y que era frecuente que criticaran al NDIC porque su tarea era dar malas noticias.
¡°En la Administraci¨®n, lo normal es que a los distintos organismos no les guste que les digan que no han logrado sus objetivos¡±, dice Walther que hoy trabaja de abogado penalista en Pennsylvania y hace poco elabor¨® un estudio para la Universidad del Ej¨¦rcito titulado ¡°Insanity: Four Decades of U.S. Counterdrug Strategy¡± (Una locura: Cuatro d¨¦cadas de estrategia antidroga en Estados Unidos).
¡°No existe ning¨²n glosario aceptado por todos¡±, dice. ¡°Algunas distinciones son demasiado sutiles para que las aprecien personas que no se dedican profesionalmente al mundo de la lucha contra las drogas¡±.
Los antecedentes de las cifras del NDIC se remontan a los tiempos del primer zar de la droga, durante el gobierno de George H.W. Bush, en 1989. En aquel entonces hab¨ªa 19 organismos federales encargados de elaborar informes sobre el tema, por lo que las autoridades decidieron crear un ¨®rgano que permitiera centralizar y coordinar las distintas informaciones.
En teor¨ªa, el Centro Nacional de Inteligencia sobre Drogas parec¨ªa una buena soluci¨®n. En su creaci¨®n particip¨® el entonces representante John P. Murtha (dem¨®crata de Pennsylvania). Murtha presid¨ªa el subcomit¨¦ de defensa del comit¨¦ de Presupuestos de la C¨¢mara, y en 1992 obtuvo una asignaci¨®n de 40 millones de d¨®lares del Departamento de Defensa. El centro se estableci¨® en unos grandes almacenes abandonados de su ciudad natal, Johnstown, Pennsylvania, a a 290 kil¨®metros de Washington.
En la ceremonia de inauguraci¨®n, en 1993, la entonces ministra de Justicia, Janet Reno, dijo que el NDIC constitu¨ªa ¡°un hito crucial¡± en los esfuerzos del gobierno de Clinton para luchar contra la droga.
Sin embargo, en la Casa Blanca, algunos, como Carnevale, pensaron que el NDIC era un despilfarro de Washington.
¡°Les dieron mucho dinero¡±, explica. ¡°Contrataron a mucha gente. Pero estaban demasiado lejos, y muchos de nosotros no le¨ªamos sus informes¡±.
En una entrevista reciente, el antiguo jefe de gabinete de Murtha defendi¨® el NDIC.
¡°Hicieron una labor espl¨¦ndida. No fue un un caso de favoritismo¡±, dijo John Hugya, que trabaj¨® para Murtha durante 23 a?os. ¡°All¨ª trabajaban muchos profesionales. Yo les ten¨ªa un gran respeto a todos¡±.
El 8 de febrero de 2010, muri¨® Murtha, a los 77 a?os, y el NDIC perdi¨® a su protector.
Dos meses despu¨¦s de su fallecimiento, el NDIC hizo p¨²blico un ¡°Informe de situaci¨®n¡± titulado ¡°Cities Where Mexican Drug Trafficking Organizations Operate Within the United States¡± (Ciudades en las que act¨²an las organizaciones mexicanas de narcotr¨¢fico dentro de Estados Unidos). El informe dec¨ªa, con ¡°gran confianza¡±, que operaban ¡°al menos en 1.286 ciudades¡±.
Para obtener esa cifra, el centro emple¨® una metodolog¨ªa que varios responsables de la polic¨ªa federal ponen hoy en tela de juicio. Los agentes del NDIC sobre el terreno sondearon 1.200 departamentos de polic¨ªa en todo el pa¨ªs y les preguntaron si ten¨ªan organizaciones mexicanas de narcotr¨¢fico en sus comunidades. Seg¨²n el informe, de esos departamentos, 1.039 dijeron que s¨ª. Despu¨¦s, el centro a?adi¨® ese total a otra cantidad basada en informaciones de casos recopiladas por los equipos de lucha contra la droga y el crimen organizado del Departamento de Justicia, que informaron de que hab¨ªa organizaciones mexicanas de narcotr¨¢fico en 247 ciudades estadounidenses.
¡°La metodolog¨ªa era defectuosa desde el principio¡±, dice un funcionario del Departamento de Justicia que conoce el informe y que tambi¨¦n ha hablado a condici¨®n de mantener el anonimato. ¡°Me dijeron que llamaban por las buenas a personas en distintas ciudades, todas las que les fue posible, y preguntaban: ¡®?Tienen a alg¨²n mexicano relacionado con las drogas?¡¯ Y les contestaban: ¡®S¨ª, claro¡¯¡±.
Los analistas de las pol¨ªticas contra la droga dicen que los sondeos basados en informaciones propias tienden a la exageraci¨®n, en especial cuando los ¨®rganos policiales locales y estatales est¨¢n a la caza de dineros federales para incrementar sus presupuestos.
¡°Cuando los presupuestos del departamento est¨¢n sufriendo recortes, todos quieren demostrar que est¨¢n protegiendo a la poblaci¨®n de un peligro¡±, explica Eric E. Sterling, presidete de la Criminal Justice Policy Foundation, un grupo que pretende reformar la pol¨ªtica policial y antidroga. ¡°Si dicen que hay esbirros mexicanos en mil ciudades, no van a reducirles el presupuesto¡±.
M¨¢s de un a?o despu¨¦s de que falleciera Murtha, en agosto de 2011, el NDIC public¨® su segundo informe, titulado ¡°Valoraci¨®n de la amenaza nacional de las drogas¡±. En ¨¦l, el centro modific¨® la cifra de 1.286 y dijo que varias ¡°organizaciones criminales transnacionales¡± mexicanas estaban ¡°actuando en m¨¢s de mil ciudades estadounidenses entre 2009 y 2010¡±.
Los analistas de pol¨ªticas contra la droga aseguran que los datos del NDIC y otras afirmaciones dudosas tienen consecuencias importantes.
¡°No tenemos ni idea de cu¨¢ntos miembros de c¨¢rteles mexicanos est¨¢n en activo ni d¨®nde, y las afirmaciones de ese tipo son un verdadero problema para las pol¨ªticas p¨²blicas¡±, dice David A. Shirk, un profesor de ciencias pol¨ªticas en la Universidad de San Diego que estudia los problemas de la frontera. ¡°Los ciudadanos tienen derecho a saber si los organismos federales est¨¢n haciendo bien su trabajo, y, cuando no hay informaci¨®n verificable, gran parte de ese trabajo se pone en duda¡±.
Aunque la DEA se ha negado a hacer p¨²blica la lista de ciudades, el Post ha podido localizar cientos de ellas mediante el an¨¢lisis de un mapa que acompa?aba a un informe anterior del NDIC.
The Washington Post se ha puesto en contacto con responsables policiales de 24 ciudades. Si bien algunos dijeron que hab¨ªan encontrado posibles relaciones con los c¨¢rteles, los agentes de 18 de las ciudades investigadas dicen que no son conscientes de que haya actividad relacionada con el narcotr¨¢fico en sus comunidades.
El NDIC inform¨® de una presencia vinculada al C¨¢rtel de Ju¨¢rez en el antiguo pueblo minero de Ladd, Illinois, en el norte de la parte central del estado. El jefe de polic¨ªa de Ladd, William Gaefcke, dice que no se le ocurre m¨¢s que un motivo por el que si pueblo, de 1.300 habitantes, figuraba en el informe. Hace unos a?os, su departamento, junto con dos agentes federales, investig¨® una denuncia de que el c¨¢rtel estaba introduciendo de contrabando armas de asalto en la regi¨®n.
La investigaci¨®n no produjo resultados.
¡°El caso se desech¨®, porque no ten¨ªa fundamento¡±, dice Gaefcke.
El NDIC inform¨® de que el C¨¢rtel de Ju¨¢rez estaba relacionado con la actividad de narcotr¨¢fico en Garden City, Kansas, c¨¦lebre por ser el lugar en el que se produjo el juicio por asesinato descrito en el libro de Truman Capote A sangre fr¨ªa.
¡°Tenemos drogas en nuestra comunidad¡±, dice el capit¨¢n Michael Utz, del Departamento de Polic¨ªa de Garden City. ¡°Ahora bien, si me pregunta si el C¨¢rtel de Ju¨¢rez act¨²a en esta ciudad, no tengo ninguna informaci¨®n al respecto¡±.
El NDIC hablaba tambi¨¦n de actividad del C¨¢rtel de Tijuana en South Lake Tahoe, California.
¡°No he visto ning¨²n v¨ªnculo con el C¨¢rtel de Tijuana¡±, dice el jefe de polic¨ªa, Brian T. Uhler. ¡°Me resulta soorprendente. Hay aqu¨ª bandas que tienen conexiones en todo el estado, y quiz¨¢ existan nexos con los c¨¢rteles. Supongo que la afiliaci¨®n puede querer decir muchas cosas diferentes para los servicios policiales¡±.
??WASHINGTON POST 2013
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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