Tarde y mal
Se quiere dar una sensaci¨®n de liderazgo, del que se carece. Y no est¨¢ claro que las acciones que se barajan no vayan a convertir un problema ya de por s¨ª largo y dram¨¢tico en otro a¨²n m¨¢s complicado
Lo que m¨¢s sorprende es que hace varios meses no hubi¨¦ramos escuchado al presidente de EE UU y al Consejo Europeo un anuncio de esta naturaleza: ¡°Hemos decidido enviar un equipo con capacidad negociadora a los pa¨ªses implicados y a la Liga ?rabe para que con la mayor brevedad se pueda encontrar una soluci¨®n al conflicto de Siria¡±. Los resultados de la reuni¨®n de Ginebra del 30 de junio 2012 podr¨ªan haber sido la base. Pero no se puso la determinaci¨®n ni la tenacidad necesaria en el empe?o de buscar una soluci¨®n internacional y ¨¢rabe. De haberlo hecho, no estar¨ªamos donde estamos. Pero eso, desgraciadamente, es agua pasada.
Tarde y mal se quiere dar una sensaci¨®n de liderazgo, del que se carece. Y no est¨¢ claro que las posibles acciones que se barajan no vayan a convertir un problema ya de por s¨ª largo y dram¨¢tico en otro a¨²n m¨¢s dif¨ªcil de resolver.
1. Lo que se prepara nada tiene que ver con una acci¨®n de car¨¢cter humanitario. Eso podr¨ªa haber tenido lugar hace ya meses, pero despu¨¦s de los 100.000 muertos, 1,9 millones de refugiados y m¨¢s de cuatro millones de desplazados sobre una poblaci¨®n de 22 millones, hablar de acci¨®n humanitaria ser¨ªa, cuando menos, un abuso de lenguaje. Se prepara una acci¨®n que solo podr¨ªa entenderse como respuesta a la ruptura de la Convenci¨®n Internacional sobre las Armas Qu¨ªmicas (que entr¨® en vigor en 1997). La ¨²ltima vez que se utilizaron en una guerra entre Estados fue entre Irak e Ir¨¢n, al final de la Guerra Fr¨ªa, por parte de Sadam Husein con el conocimiento de los Estados Unidos, como hemos confirmado recientemente gracias a unos documentos desclasificados y revelados por la revista Foreign Policy. Y posteriormente, en 1988, por Sadam tambi¨¦n contra los kurdos. No es de extra?ar que Ir¨¢n haya condenado su uso en Siria habi¨¦ndolas sufrido. Una violaci¨®n del Tratado en el siglo XXI no puede pasar sin sanci¨®n, pero lo importante es definir la sanci¨®n.
2. Se da la circunstancia de que hay sobre el terreno expertos de la ONU para investigar acusaciones anteriores y que est¨¢n realizando las propias en el caso que nos ocupa. Un posicionamiento claro y convincente de los observadores ser¨ªa imprescindible, m¨¢xime siendo probables diferencias importantes en el seno del Consejo de Seguridad para algunas formas de acci¨®n punitiva. Ser¨ªa dif¨ªcil de aceptar una acci¨®n no legitimada por el Consejo de Seguridad, sin escuchar a quienes el propio Consejo envi¨® a realizar el trabajo.
3. El caso de Kosovo ¡ªjunto al de Libia¡ª suele salir a relucir como precedente para una operaci¨®n en Siria. En el primero ¡ªKosovo¡ª algunas similitudes colaterales pueden esgrimirse. Tambi¨¦n hab¨ªa desplegados en la provincia de Kosovo observadores ¡ªen este caso de la OSCE¡ª que fueron testigos de matanzas por parte de las fuerzas militares y de seguridad serbias y que hicieron saltar las alarmas de una situaci¨®n que ya se anunciaba dif¨ªcil. Poco m¨¢s. Ni Serbia es Siria, ni Putin es Yeltsin, ni la UE era la de hoy, ni el mundo de los a?os noventa ¡ªde hegemon¨ªa occidental¡ª es el mismo de hoy.
La acci¨®n se imagina r¨¢pida, pero la experiencia nos muestra que puede no serlo
El esfuerzo negociador fue extenuante ¡ªNegociaciones de Rambouillet¡ª aunque, desgraciadamente, no fue posible el acuerdo. Presid¨ªa la UE ese semestre crucial la Alemania del canciller Gerhard Schr?der. Se habl¨® con Slobodan Milosevic a la desesperada, haci¨¦ndole ver las consecuencias que podr¨ªan derivarse de sus actos. Todo fue in¨²til. Se actu¨® sin acuerdo ruso pero con el apoyo del Consejo Atlantico y de la UE. Al final de la intervenci¨®n, negociada entre un europeo, el pol¨ªtico finland¨¦s Martti Ahitsaari y un ruso, el antiguo primer ministro V¨ªktor Chernomirdin, Kosovo se convirti¨® en un protectorado de la ONU y entre las fuerzas desplegadas para garantizar el acuerdo se encontraban tambi¨¦n efectivos rusos, una situaci¨®n dif¨ªcilmente imaginable en los tiempos que corren.
Una lecci¨®n que quisiera apuntar sobre la intervenci¨®n de Kosovo que puede ser ¨²til para hoy: una intervenci¨®n puntual destinada a hacer bajar la cabeza a un agresor se imagina r¨¢pida, pero la experiencia muestra que puede no serlo y hay que estar preparado para ello.
4. Libia se ha esgrimido como otro posible precedente. No hay raz¨®n para comparar cualquier acci¨®n en Siria con la llevada a cabo en Libia, ni en el fondo, ni en el procedimiento. Gadafi hab¨ªa recuperado su lugar entre los miembros de la comunidad internacional tras probarse que tanto su incipiente programa nuclear como su arsenal de armas qu¨ªmicas hab¨ªan sido destruidos. No hab¨ªa, pues, caso para sospechar la utilizaci¨®n de armas qu¨ªmicas. Se apel¨® al concepto de responsabilidad de proteger, aprobado por las Naciones Unidas en la ¨²ltima reforma de su Carta en septiembre 2005. La resoluci¨®n que lo autoriz¨® fue una de las m¨¢s consensuadas de los ¨²ltimos tiempos. No solo tuvo la aprobaci¨®n del Consejo de Seguridad, con tres abstenciones ¡ªRusia, China y Alemania¡ª, sino que obtuvo, sorprendentemente, el apoyo un¨¢nime de la Liga ?rabe, poco propicia al uso del concepto de responsabilidad de proteger.
No obstante, se pueden sacar algunas lecciones de la implementaci¨®n de lo aprobado por el Consejo de Seguridad. Algunos pa¨ªses ¡ªRusia y China fundamentalmente¡ª consideraron que hubo extralimitaci¨®n en la forma en que se aplic¨® en el caso de Libia, llegando hasta el ¡°cambio de r¨¦gimen¡±, la gran preocupaci¨®n de Rusia y China. Esa percepci¨®n es responsable, en parte, de la utilizaci¨®n del veto por esos dos pa¨ªses en el caso de Siria.
Sea cual sea la decisi¨®n que al final se tome, si se quiere mantener alguna posibilidad de consenso ulterior buen cuidado habr¨ªa que tener para que no ocurriera lo mismo. Por tanto, el objetivo debe ser claro, sin riesgo de interpretaciones arbitrarias que hicieran de lo que se pensaba soluci¨®n, el gran problema.
Javier Solana era secretario general de la OTAN en 1999, cuando se produjo la intervenci¨®n en Kosovo. Es distinguido senior fellow del Instituto Brookings y presidente del Centro de Econom¨ªa y Geopol¨ªtica Global de ESADE
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