Anatoly Onoprienko, la bestia que aterroriz¨® Ucrania
El asesino en serie ucraniano, cuyo m¨®vil era el robo, acab¨® con la vida de de 52 personas entre 1989 y 1996
¡°Soy el mejor asesino del mundo¡±, as¨ª alardeaba Anatoly Onoprienko en el juicio que le iba a condenar por matar a 52 personas entre 1989 y 1996. El ucraniano Onoprienko, conocido como La bestia de Ucrania o Terminator, falleci¨® el martes en la c¨¢rcel debido a un ataque al coraz¨®n. ¡°La gente no aprecia la vida. Es necesario que contemple el horror. Yo soy el horror que empuja a la gente a vivir de otra manera¡±, justificaba el asesino en serie su desmesurada expresi¨®n de violencia.
Pero lo cierto es que el m¨®vil de Onoprienko para matar era el dinero. Robaba en las casas de sus v¨ªctimas y para evitar ser reconocido liquidaba a todos los presentes y prend¨ªa fuego al domicilio para eliminar las huellas. Una forma totalmente animal de proceder, carente por completo de cualquier escr¨²pulo o sentimiento. Confes¨® 52 asesinatos, 10 de ellos ni?os, algunos solo eran beb¨¦s que asfixi¨® en la cuna.
Como la mayor¨ªa de los asesinos en serie, Onoprienko (Zhytomyr, Ucrania, 1959) tuvo una infancia complicada. Su madre muri¨® cuando era ni?o y su padre lo abandon¨® en un orfanato. Desde muy joven empez¨® a delinquir para ganarse la vida y en 1989 dio un paso m¨¢s al concluir sus robos con el asesinato de las v¨ªctimas. Ese a?o acab¨® con la vida de nueve personas y con la polic¨ªa detr¨¢s decidi¨® abandonar Ucrania. Recorri¨® parte de Europa y lleg¨® a estar encarcelado seis meses en Alemania antes de ser expulsado.
Ya en su pa¨ªs de origen, Onoprienko emprendi¨® una atroz carrera delictiva. En solo seis meses, de octubre de 1995 a marzo de 1996, asesin¨® a 43 personas y perpetr¨® numerosos robos. Su modus operandi sol¨ªa ser siempre el mismo: asaltaba una casa medianamente aislada, reun¨ªa a los residentes en una misma habitaci¨®n, mataba a tiros a los hombres y utilizaba cuchillos y hachas para acabar con las mujeres y ni?os. Para rematar su faena, a veces prend¨ªa fuego a la casa para que no quedase rastro de su presencia. Todo un ritual del horror para conseguir un bot¨ªn consistente en algo de dinero en met¨¢lico y unos pocos objetos de valor.
Ante tales demostraciones de violencia la sociedad ucraniana entr¨® en p¨¢nico y el Gobierno moviliz¨® miles de efectivos para dar con el autor de los cr¨ªmenes. El caso record¨® al de Andrei Chikatilo, el carnicero de Rostov, otro psic¨®pata ucraniano que mat¨® a 53 personas en los a?os ochenta y que fue ejecutado en 1994. Pero los dos asesinos solo ten¨ªan en com¨²n su origen y el n¨²mero de v¨ªctimas mortales. El m¨®vil de Chikatilo era sexual, violaba, desmembraba y, en ocasiones, devoraba partes de sus v¨ªctimas, por lo general ni?os y ni?as.
Onoprienko fue capturado en abril de 1996, pero antes la polic¨ªa ucraniana detuvo a un sospechoso llamado Yury Mozola, que fue sometido a tortura para que confesase los cr¨ªmenes. Mozola no confes¨® y falleci¨® a causa de los brutales interrogatorios. Tras este descomunal error, las fuerzas de seguridad afinaron m¨¢s y dieron con Onoprienko, que fue detenido en el domicilio de su novia, donde tambi¨¦n se hallaron numerosos objetos personales de las v¨ªctimas.
El juicio, iniciado a finales de 1998, fue todo un acontecimiento en Ucrania. El acusado verti¨® todo un surtido de argumentos delirantes: ¡°Soy el diablo¡±, ¡°Estaba contratado por los servicios secretos¡±¡ Sus declaraciones sembraron la duda sobre si estaba loco o se lo hac¨ªa, pero finalmente fue declarado cuerdo y se estim¨® que sab¨ªa perfectamente lo que hac¨ªa. Onoprienko, que en todo momento se mostr¨® imperturbable y nunca mostr¨® arrepentimiento, fue condenado a la pena de muerte, aunque finalmente le ser¨ªa conmutada por la cadena perpetua, lo que frustr¨® el ¨²ltimo deseo del asesino: ¡°Que me ejecuten en la plaza p¨²blica, ser¨¢ mi obra final¡±.
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