El caos est¨¢ servido
Una intervenci¨®n militar "limitada" no es una salida para Siria y adem¨¢s beneficiar¨ªa al r¨¦gimen y a los yihadistas
Con intervenci¨®n o sin ella, el futuro de Siria sigue donde estaba hace dos a?os. La rebeli¨®n popular contra El Asad no ha dejado de ser leg¨ªtima, por m¨¢s que se haya debilitado con las divisiones internas y la hayan secuestrado factores externos. A fecha de hoy esto sigue siendo lo fundamental, y no puede olvidarse. El levantamiento sirio no fue menos digno que el egipcio o el tunecino. Pero nada se hizo en su d¨ªa por apoyarlo. Todo lo que ha venido despu¨¦s ha sido una suma de errores, tanto de los grupos antirr¨¦gimen como de los Amigos de Siria. Y hoy la premisa de la legitimidad del levantamiento parece cosa del pasado, sepultada por el argumento securitario.
La ¡°intervenci¨®n militar limitada¡± no es una salida para Siria. No aporta nada a la soluci¨®n del conflicto. Ni siquiera marca un camino. El ataque aliado, si no es criminal, es banal y ret¨®rico. Sirve a Estados Unidos y sus aliados para proseguir con su hueco discurso de garantes de la legalidad internacional. Pero lo peor es que tambi¨¦n es ¨²til a El Asad y los suyos, que as¨ª logran lo que buscaban: acabar con una hipot¨¦tica mesa de negociaciones auspiciada por las dos grandes potencias, EE UU y Rusia. El uso de armas qu¨ªmicas ha sido una provocaci¨®n en toda regla, tan astuta y diab¨®lica como toda la trayectoria de los Asad. El ataque aliado le garantiza a Siria el apoyo incondicional de Rusia, que se estaba quedando sin argumentos diplom¨¢ticos con que mantener su posici¨®n. Gasear a civiles no le va a salir caro a El Asad, m¨¢s bien al contrario: aterroriza a sus oponentes a la vez que refuerza las alianzas para su supervivencia. Incluso podr¨ªa pensarse que es un paso decisivo para su triunfo final, que necesita de un conflicto prolongado y de tensi¨®n entre las potencias.
En la situaci¨®n actual, la intervenci¨®n tambi¨¦n beneficia a los yihadistas. Los grupos afines a Al Qaeda, sobre todo el llamado Estado Isl¨¢mico de Siria e Irak, que controla el norte del pa¨ªs, ya se est¨¢n frotando las manos. La represalia de Occidente alimenta su estrategia. Si nada lo remedia, y no lo parece, el caos est¨¢ servido: o El Asad o los yihadistas. Es la disyuntiva que le conviene al r¨¦gimen. Y lo que le har¨¢ permanecer.
Con el ataque de las fuerzas aliadas vamos a asistir a un nuevo episodio de la irresponsabilidad pol¨ªtica de Occidente. Estados Unidos y sus aliados se mueven por sus intereses y los defienden a golpe de reacci¨®n. Aunque han perdido el liderazgo, conservan la capacidad de coacci¨®n militar. La ignorancia que muestran de las sociedades ¨¢rabes es siniestra, y en el caso de Siria quien lo paga con la vida es la poblaci¨®n. Tras el fin de la guerra fr¨ªa, Occidente se ha especializado en escribir relatos para el mundo arabo-isl¨¢mico, todos con triste final. El resultado es conocido: m¨¢s yihadismo, m¨¢s monarqu¨ªas clept¨®manas, m¨¢s reg¨ªmenes militares, m¨¢s dependencia, m¨¢s expolio. Los ¨¢rabes se dotaron de un futuro: las revueltas. Pero el orden internacional no ha estado por la labor.
Luz G¨®mez Garc¨ªa es profesora de Estudios ?rabes e Isl¨¢micos de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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