Egipto tiembla ante el regreso de los matones ¡®baltaguiya¡¯
El surgimiento de ¡°comit¨¦s populares¡± amparados por la polic¨ªa hacen temer la vuelta de una de las instituciones m¨¢s odiadas de la era Mubarak
El confuso panorama pol¨ªtico egipcio se ha trasladado tambi¨¦n al campo sem¨¢ntico. No existe hoy una definici¨®n clara del t¨¦rmino ¡°baltaguiya¡±, aunque el vocablo est¨¢ bien presente en las conversaciones de los egipcios. A los baltaguiya es m¨¢s f¨¢cil reconocerlos que definirlos. Rondan los veinte a?os, suelen moverse en grupos, y utilizan vaqueros gastados. Armados, normalmente con palos y cuchillos, y siempre con cara de pocos amigos, aparecen en momentos de tensi¨®n pol¨ªtica para aportar su grano de intimidaci¨®n y violencia.
Durante los ¨²ltimos d¨ªas, los baltaguiya han recuperado el protagonismo perdido despu¨¦s de la Revoluci¨®n del 2011. Desde la aplicaci¨®n del estado de emergencia y el toque de queda impuesto, sobre todo los primeros d¨ªas, caminar de noche por las fantasmag¨®ricas calles de la capital se convirti¨® en una experiencia peligrosa. Seg¨²n los medios egipcios, se formaron ¡°comit¨¦s populares¡± para ¡°ayudar¡± a la polic¨ªa a confrontar los ¡°terroristas¡± que se manifestaban. Grupos de j¨®venes deambulaban por las calles arrestando periodistas extranjeros o acosando barbudos, y entreg¨¢ndolos a las autoridades. A menudo, todo ello ha ido acompa?ado del robo de los objetos de valor y alguna paliza.
¡°No est¨¢ claro qui¨¦n son esta gente. Quiz¨¢s algunos s¨ª est¨¢n pagados por la polic¨ªa, aunque no tenemos pruebas concluyentes. Otros pueden realmente ser vecinos que est¨¢n preocupados por la seguridad del barrio, y que detestan las protestas de la Hermandad. Pero tambi¨¦n hay simples criminales que aprovechan la situaci¨®n para robar todo lo que pueden¡±, sostine Bassem Ujab, un activista laico pro-revolucionario. ¡°En estos momentos, hay mucha confusi¨®n¡±, a?ade.
Ciertamente, antes, durante la era Mubarak, las cosas eran m¨¢s claras. Entonces, no hab¨ªa duda de qui¨¦nes eran los baltaguiya: matones a sueldo del ministerio del Interior que se dedicaban a hacer la faena sucia a la polic¨ªa. ¡°Esta gente son profesionales, no son simples gamberros. La polic¨ªa sol¨ªa incluso adiestrarles con cursillos de formaci¨®n. Luego, algunos se indenpendizaban de Interior, y montaban su propio negocio¡±, explica el periodista Mohamed Atef.
En la ola de activismo de 2005, las exiguas manifestaciones del grupo opositor Kifayah sol¨ªan verse rodeadas por centenares de agentes de polic¨ªa, pero solo se dispersaban cuando los baltaguiya entraban en acci¨®n. A base de palos, disolv¨ªan las concentraciones bajo la mirada impasible de los agentes. Su presencia se hac¨ªa sentir tambi¨¦n los d¨ªas de las elecciones ama?adas que organizaba el antiguo r¨¦gimen. Los matones aparec¨ªan en aquellos distritos considerados feudos de la oposici¨®n, sobre todo de la Hermandad, e intimidaban y agred¨ªan a los incautos que acud¨ªan a la cita con las urnas. Fueron ellos tambi¨¦n los protagonistas de la c¨¦lebre ¡°batalla de los camellos¡±, en plena revuelta contra Mubarak.
Tras la Revoluci¨®n, y a causa de la manipulaci¨®n del lenguaje, el significado de baltaguiya se ha ampliado para incluir una nueva acepci¨®n: ¡°adversario pol¨ªtico involucrado en alg¨²n tipo de acci¨®n violenta¡±. Como baltaguiya defin¨ªeron los medios p¨²blicos, y tambi¨¦n los afines a la Hermandad, a los activistas que batallaron en noviembre del 2011 con las fuerzas de seguridad en la plaza Tahrir al grito de ¡°Que caiga el gobierno militar!¡±. Sin embargo, el mismo t¨¦rmino era utilizado por los propios revolucionarios de Tahrir para referirse a los civiles que, protegidos tras las barricadas de la polic¨ªa, y codo con codo con los agentes, les lanzaban piedras o les disparban perdigonadas.
En el extra?o tiovivo del Egipto posrrevolucionario, pronto pasaron a ser los Hermanos Musulmanes quienes acusaron a sus enemigos de contratar matones. ¡°En mi pueblo, en Zagazig, nuestras manifestaciones son atacadas por los baltaguiya. Ellos son quienes queman nuestras sedes. Es la prueba de que los contrarrevolucionarios, la gente de Mubarak, est¨¢ detr¨¢s de esto¡±, confesaba Ehab, un joven estudiante islamista, en el campamento de Rab¨¢ al Audawiya, pocos d¨ªas antes de su desalojo.
Tambi¨¦n en los ¨²ltimos d¨ªas, las manifestaciones de la Hermandad en El Cairo han sido regularmente atacadas por civiles y no por la polic¨ªa. ?Se trata de simples ciudadanos hostiles a los islamistas, o matones a sueldo del ministerio del Interior? Probablemente, habr¨¢ de todo. Sea como fuere, la reaparici¨®n con fuerza de los oscuros baltaguiya es un argumento m¨¢s para los que temen el retorno del Estado policial que caracter¨ªz¨® la dictadura de Mubarak. Adem¨¢s del estado de emergencia, recientemente se ha vuelto a otorgar a las fuerzas de seguridad la capacidad de entrar en las universidades y arrestar a estudiantes.
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