Los refugiados anhelan el ataque de EE UU a Siria
Las 130.000 personas que han huido de la guerra y se hacinan en un campo jordano Desean que la intervenci¨®n de EE UU suponga la ca¨ªda del dictador El Asad
En el asfixiante calor de este desierto se va evaporando todo, hasta las esperanzas. La ¨²ltima en esfumarse es la de que un ataque norteamericano acabe de una vez por todas con Bachar el Asad, tras dos a?os y medio de guerra. Los 130.000 refugiados sirios que han huido a Jordania y ahora viven en el vasto campo de Zaatari anhelan la ca¨ªda del r¨¦gimen, pero est¨¢n convencidos de que una intervenci¨®n de Estados Unidos no va a cambiar inmediatamente sus destinos.
?Por qu¨¦ ahora?, se preguntan. Creen a El Asad muy capaz de emplear las armas qu¨ªmicas que el 21 de agosto mataron, seg¨²n la Casa Blanca, a 1.429 personas. Pero antes ya se hab¨ªan contado 100.000 muertos y m¨¢s de dos millones de personas obligadas, como ellos, a escapar de la violencia al extranjero. En este campo todo se construye para ser estrictamente temporal, pero nadie ve una v¨ªa de salida en un cercano horizonte.
Le ruego a Obama que act¨²e cuanto antes, dice Rifat, de 47 a?os, que huy¨® de Deraa con cuatro ni?os
¡°Le ruego a Obama es que act¨²e tan r¨¢pido como pueda para que podamos quitar de en medio al tirano¡±, dice en el contenedor de metal que le sirve de casa Abu Rifat, de 47 a?os. El habit¨¢culo est¨¢ pulcramente ordenado, con dos metralletas y el escudo del Ej¨¦rcito Libre Sirio pintados en una pared. ¡°Ese ataque puede ser nuestra esperanza para volver pronto a nuestro hogar, si es que est¨¢ en pie. Contamos en que el ej¨¦rcito rebelde pueda ganar el control del pa¨ªs al menos un mes despu¨¦s de ese ataque. Am¨¦rica tiene la capacidad de atacar a Bachar con suficiente fuerza como para dejar al r¨¦gimen tocado de muerte, ya que no quiere acabar con ¨¦l directamente¡±, a?ade.
Las matanzas eran demasiado frecuentes en Sanamein, de donde viene Rifat. Se trata de una localidad de 26.000 habitantes en la provincia de Deraa, cuna de la revoluci¨®n. En abril, en una sola operaci¨®n murieron 48 civiles. Entonces Rifat decidi¨® que ya hab¨ªa tenido suficiente. Empac¨® lo que pudo, dej¨® atr¨¢s a dos hijos de 21 y 23 a?os luchando con el rebelde Ej¨¦rcito Libre Sirio y se llev¨® a su mujer y cuatro ni?os peque?os a vivir a Zaatari. Antes regentaba un restaurante, hoy no tiene nada.
En Zaatari se ha desarrollado toda una econom¨ªa: hay 3.000 comercios
Zaatari es ya el segundo mayor campo de refugiados del mundo, despu¨¦s del de Dadaab, en Kenia. Ha llegado a ser, adem¨¢s, la cuarta ciudad m¨¢s poblada de Jordania. Sus calles las forman tiendas de campa?a, contenedores y chabolas construidas con chapa met¨¢lica. En ellas hay m¨¢s de 3.000 tiendas, donde se puede comprar desde tel¨¦fonos a vestidos de novia. Hay casas de cambio, restaurantes y peluquer¨ªas. A la avenida principal los sirios la han bautizado, con sorna, Campos El¨ªseos, porque en ella, junto a la puerta de entrada, se halla el hospital franc¨¦s.
Hay toda una econom¨ªa en Zaatari, con tr¨¢fico de bienes dentro y fuera del campo, a pesar de que sus residentes necesitan un permiso del Gobierno para abandonarlo. Ahmad Ali Halil, de 27 a?os y originario de Deraa, ha recibido de forma gratuita decenas de cajas con bienes b¨¢sicos, como arroz y az¨²car, que deber¨ªan alimentar a su familia 15 d¨ªas. Dice que los va a vender a los jordanos. ¡°La mayor¨ªa ha caducado. No lo podemos comer. Mejor venderlo¡±, dice. No tiene esperanza de volver a Siria pronto. ¡°Si Am¨¦rica ataca, no matar¨¢ a Bachar. ?l se vengar¨¢, y lo har¨¢ contra Deraa, donde comenz¨® la revoluci¨®n. Usar¨¢ armas qu¨ªmicas. Volveremos a ser los que m¨¢s sufran¡±.
M¨¢s de la mitad de los habitantes del campo son ni?os y no van a la escuela
Lo que m¨¢s se ve en Zaatari son ni?os, sus vidas interrumpidas. El 55% de la poblaci¨®n tiene menos de 18 a?os. El 21%, menos de cinco. De los 30.000 que est¨¢n en edad de acudir a la escuela, solo pasan por las aulas de los ocho colegios de este campo unos 6.000. El resto merodea por las tiendas, juega con lo que encuentra, pasa sus d¨ªas sin comprender muy bien lo que sucede en su pa¨ªs.
¡°?Muerte a Bachar! ?Que Am¨¦rica ataque ya!¡±, grita un peque?o que dice tener nueve a?os y al que sus amigos se refieren como Ahmad. Vive su paso por el campo como una aventura. Uno de los mayores que camina con ¨¦l asegura que a Ahmad le dejaron en la frontera solo. El Ej¨¦rcito de Jordania lo recogi¨® y lo llev¨® a Zaatari, donde vive con una familia. En total, seg¨²n el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, 3.500 ni?os como ¨¦l han huido por las fronteras de Siria por s¨ª mismos, sin ir acompa?ados por un adulto.
"El inter¨¦s de EE UU no es ayudar a los sirios", afirma un yihadista herido
¡°Lo que estos ni?os han visto en su pa¨ªs no es normal, y aqu¨ª muestran un comportamiento agresivo¡±, explica Salim al Ayam, de 61 a?os, director de una de las escuelas. ¡°En muchos de los mayores detecto, a medida que pasan los meses, la voluntad de volver a su pa¨ªs, porque aqu¨ª las condiciones son muy duras¡±, a?ade.
Muchos varones, cuando cumplen los 18, piden los permisos para regresar a luchar con las milicias rebeldes. Yafar Shakud, de 16 a?os, no puede esperar a unirse al Ej¨¦rcito Libre. Antes de venir a Zaatari aprendi¨® con algunos milicianos c¨®mo manejar un fusil. ¡°Mis padres me obligaron a venir. Pero lo que yo quiero es volver para luchar contra Bachar. Debemos luchar hasta que caiga por nuestra mano¡±, dice. ¡°No dependeremos de los ataques de Obama ni de nadie¡±.
Otros vienen a Zaatari, heridos, para recuperarse. Es el caso de Yassin al Mubarak, de 21 a?os. En febrero recibi¨® una bala en el muslo. Hoy necesita muletas para caminar. Est¨¢ en Zaatari solo y tiene mucho tiempo para planear el futuro. Ha jurado lealtad al frente Al Nusra, un grupo yihadista afiliado a Al Qaeda, responsable de ejecuciones sumarias de personas leales al r¨¦gimen, cristianos y algunos opositores moderados.
¡°Todo esto ha pasado porque la gente ha perdido la fe en dios. Los americanos tambi¨¦n¡±, dice. ¡°Y no deber¨ªamos depender de ellos para librarnos del tirano. Puede ser que un ataque americano ayude a la gente de Siria, pero todos sabemos que esos no son sus intereses. El ayudar a los sirios, para ellos, es solo circunstancial¡±. Precisamente por milicianos islamistas como Al Mubarak, Estados Unidos ha dudado sobre si deber¨ªa intervenir en Siria. Y por la radicalizaci¨®n de estos, evitar¨¢ derrocar directamente a El Asad. En ese sentido, los rebeldes, divididos, han creado sospechas en Occidente, y saben que si quieren acabar con el r¨¦gimen, deber¨¢n hacerlo ellos mismos.
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