Cuando la oposici¨®n son los jueces
Las decisiones del Tribunal Constitucional portugu¨¦s ponen freno continuamente a las reformas y recortes del Gobierno luso
Los jueces del Tribunal Constitucional portugu¨¦s se han convertido en el principal escollo y en el imprevisto enemigo de las medidas de ajuste del Gobierno portugu¨¦s del conservador primer ministro Pedro Passos Coelho. Hace dos semanas, los magistrados tumbaron la decisi¨®n del Ejecutivo luso, ratificada por el Parlamento antes del verano, encaminada a posibilitar y facilitar el despido de funcionarios bajo ciertas condiciones. Los jueces dictaminaron que eso no encajaba con el texto constitucional y echaron para atr¨¢s la medida. De paso, dejaron en el limbo de los deseos los 900 millones en tres a?os que el Ejecutivo portugu¨¦s ten¨ªa pensado ahorrar en tres a?os a base de dispensar empleados p¨²blicos (la mayor¨ªa en el sector de Educaci¨®n y Sanidad).
La sentencia del tribunal portugu¨¦s se a?ade a otras decisiones de este grupo de jueces que, entre otras cosas, ya ha tumbado, por dos veces en dos a?os, los intentos del ministerio de Finanzas de retirar las pagas extras a funcionarios y pensionistas. A cada fallo del tribunal se produce un alivio por parte de los funcionarios, una convulsi¨®n medi¨¢tica en el pa¨ªs y un maremoto presupuestario que sacude los cimientos (fr¨¢giles) del entramado de la (todav¨ªa muy fr¨¢gil) econom¨ªa portuguesa. Passos Coelho se ha comprometido con la troika a ahorrar, a base de recortes en la funci¨®n p¨²blica, 4.500 millones de euros en 2015. Pero cada medida adoptada a ese fin por el Gobierno es remitida por diferentes instituciones (sindicatos, partidos pol¨ªticos de la oposici¨®n, en ocasiones el mism¨ªsimo Presidente de la Rep¨²blica o el Defensor del Pueblo, entre otros) al Tribunal Constitucional que, por lo general, se las devuelve al primer ministro convertidas en papel mojado. El semanario Expresso aseguraba el s¨¢bado pasado, citando una fuente gubernamental, que la troika ¨Cque visita Portugal a mediados de septiembre para inspeccionar, por octava vez, las cuentas p¨²blicas y el desarrollo de los prometidos recortes- planea dejar en suspenso el cheque correspondiente a este octavo examen hasta que el Tribunal Constitucional portugu¨¦s decida sobre determinadas reformas, algunas relativas a condiciones de trabajo de funcionarios y pensiones. Es decir: a las promesas del Gobierno y la marcha de la econom¨ªa, la troika, visto los visto, ha a?adido un factor m¨¢s a la hora de evaluar la situaci¨®n financiera de Portugal: las cruciales decisiones de los jueces, que se han convertido en una suerte de contrapoder decisorio.
A cada fallo del tribunal se produce un alivio por parte de los funcionarios, una convulsi¨®n medi¨¢tica en el pa¨ªs y un maremoto presupuestario
Algunos expertos y analistas pr¨®ximos a las tesis del Gobierno han propuesto, llanamente, que se modifique la Constituci¨®n a fin de zanjar la cuesti¨®n de una vez por todas. Passos Coelho, para inaugurar el nuevo curso pol¨ªtico, a primeros de septiembre, replic¨® que no hace falta darle la vuelta a la Constituci¨®n sino ¡°sentido com¨²n, simplemente¡±, en una frase que atacaba directamente a unos jueces que, seg¨²n ¨¦l, torpedean ininterrumpidamente su acci¨®n pol¨ªtica.
Paulo Portas, ex ministro de Asuntos Exteriores y actual vicepresidente, y la ministra de Finanzas, Maria Lu¨ªs Albuquerque, han visitado estos d¨ªas Bruselas y Estado Unidos para, seg¨²n la prensa portuguesa, entrevistarse con los responsables de la troika (UE y FMI) a fin de sondear la posibilidad de que, el d¨¦ficit previsto para este a?o, el 4%, algo dif¨ªcil de alcanzar, se relaje. Tambi¨¦n para convencerles de que la crisis pol¨ªtica que estremeci¨® el pa¨ªs en junio (causada por el propio Portas al renunciar a su puesto de ministro de Asuntos Exteriores, dinamitando de paso la coalici¨®n gubernamental y parlamentaria, desestabilizando al Gobierno y generando el p¨¢nico en los mercados) est¨¢ completamente superada. Y, asimismo, para recordarles de que Portugal, a pesar de todo, dio la campanada informativa a mitad de agosto al hacerse p¨²blico que durante el segundo trimestre del a?o hab¨ªa crecido un sorprendente 1,1%, la cifra m¨¢s alta de la Uni¨®n Europea, abandonando una recesi¨®n que duraba desde 2010 y que hab¨ªa hundido la econom¨ªa lusa cerca de un 6%. Ayer se supo que el paro descendi¨® en julio hasta colocarse en un 16,5%. Las exportaciones han crecido a un ritmo alto (un 11%) y el consumo interior (a¨²n moribundo) comienza, aparentemente, a despertar. Se?ales positivas. D¨¦biles. Pero, al fin y al cabo, las primeras en mucho tiempo. Los pr¨®ximos meses demostrar¨¢n si esta recuperaci¨®n es simplemente un espejismo veraniego y si las decisiones de los principales actores de este drama, el Gobierno, la troika (y ahora el Tribunal Constitucional) son acertadas.
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