La derecha nost¨¢lgica de Pinochet enturbia el aniversario del golpe
Una t¨ªmida petici¨®n de perd¨®n del presidente Pi?era tensa la pol¨ªtica chilena

El 40 aniversario del golpe de Estado de Augusto Pinochet ha exaltado las distintas miradas hist¨®ricas que persisten dentro de la derecha chilena, encabezada por el presidente Sebasti¨¢n Pi?era, y la oposici¨®n de centroizquierda liderada por la expresidenta socialista Michelle Bachelet. El pasado lunes, ambos bloques conmemoraron en actos por separado el 11 de septiembre de 1973, d¨ªa en que el presidente constitucional Salvador Allende muri¨® tras el bombardeo de aviones del palacio de La Moneda por parte de la Fuerza A¨¦rea chilena.
Pero en la ceremonia organizada por el Gobierno, Pi?era fue el ¨²nico orador del evento que tambi¨¦n puso en evidencia un quiebre menos obvio: el de la propia derecha frente a los 17 a?os de dictadura militar.
En su discurso, el presidente reiter¨® los cuestionamientos que la semana anterior hizo al poder judicial y a los medios de comunicaci¨®n, ¡°que se limitaron a entregar la versi¨®n oficial de los hechos¡±. Pi?era reconoci¨® tambi¨¦n la gravedad de las violaciones a los derechos humanos ocurridas entre 1973 y 1990 ¡ªhubo 3.214 ejecutados pol¨ªticos, de ellos 1.000 permanecen desaparecidos¡ª, pero no pronunci¨® la palabra ¡°dictadura¡± para referirse el mandato de Pinochet ni tampoco el concepto ¡°c¨®mplices pasivos¡±, con que d¨ªas antes hab¨ªa molestado a una parte de la derecha.
Seg¨²n inform¨® el diario La Tercera, los presidentes de los dos partidos del bloque Renovaci¨®n Nacional (RN), en el que Pi?era milita, y la conservadora Uni¨®n Dem¨®crata Independiente (UDI), presentaron una protesta formal ante el Gobierno, argumentando que el concepto ¡°c¨®mplices pasivos¡± incomodaba y era injusto.
Un 75% de los chilenos cree que permanecen las huellas del dictador
¡°Los cuarenta a?os del golpe han puesto de manifiesto, por en¨¦sima vez, el problema fundamental del Chile contempor¨¢neo: una modernizaci¨®n acelerada que se ejecut¨® con una violaci¨®n, igualmente acelerada e intensa, de los derechos humanos.
Esa es la tensi¨®n fundamental que entrecruza hoy la cultura p¨²blica en Chile¡±, asegura Carlos Pe?a, columnista y rector de la Universidad Diego Portales, uno de los m¨¢s agudos l¨ªderes de opini¨®n del pa¨ªs. ¡°Hasta hace poco, la derecha sol¨ªa hacer una suerte de balance, en el que los reconocimientos de la obra modernizadora, por llamarla as¨ª, morigeraban lo que hasta hace poco se llamaron excesos en materia de derechos humanos¡±. Seg¨²n una encuesta del Centro de Estudios de la Realidad Contempor¨¢nea sobre la percepci¨®n del golpe de Estado publicada la semana pasada, un 76% de los chilenos considera hoy a Pinochet como ¡°un dictador¡± y un 75% estima que a¨²n ¡°se mantienen las huellas dejadas por el r¨¦gimen militar¡±.
Abogado y doctor en Filosof¨ªa, Carlos Pe?a cree que el panorama pol¨ªtico ha cambiado a¨²n m¨¢s por estos d¨ªas. ¡°El gesto fundamental lo ejecut¨® el presidente Pi?era quien puso de relieve las responsabilidades de la prensa y de los jueces en las violaciones a los derechos humanos. El empleo de ese concepto es una verdadera condena a la actitud general que mantuvo la derecha, en especial la UDI, durante la dictadura y bastante avanzada la transici¨®n¡±, se?ala Pe?a, para quien ahora queda por ver c¨®mo esto influir¨¢ en la candidatura presidencial de la nueva l¨ªder de la derecha, Evelyn Matthei.
Un senador de la derecha dijo que no hay nada por lo que pedir perd¨®n
Hija de un general de la Fuerza A¨¦rea, Matthei tiene un 12% de intenci¨®n de voto frente a un 44% de Bachelet y su coalici¨®n de centroizquierda, seg¨²n la ¨²ltima encuesta del Centro de Estudios P¨²blicos. ¡°Despu¨¦s de las palabras del presidente¡±, dice Pe?a, Matthei ¡°qued¨® puesta a la derecha de ¨¦l, en una posici¨®n obviamente inc¨®moda: entre la derecha postdictadura de Pi?era y los true believers como Moreira¡±, refiri¨¦ndose a un diputado del ala m¨¢s radical de la UDI, exfuncionario del r¨¦gimen pinochetista, que la semana pasada asegur¨® que la derecha no deb¨ªa disculparse por las violaciones a los derechos humanos.
En el lado opuesto, el senador de la UDI Hern¨¢n Larra¨ªn fue la figura m¨¢s importante del partido que ¡ªa t¨ªtulo personal¡ª pidi¨® ¡°perd¨®n por lo que haya hecho o por omitir lo que deb¨ªa hacer¡±, generando cr¨ªticas entre sus correligionarios m¨¢s radicales. Larra¨ªn, un antiguo miembro de la Corporaci¨®n de Amigos de Colonia Dignidad ¡ªcomunidad alemana ubicada en sur del pa¨ªs que sirvi¨® como centro de detenci¨®n y tortura durante la dictadura¡ª, reconoce que la dictadura a¨²n divide a su sector, pero recalca que hoy sucede lo mismo en el interior de la izquierda. ¡°Hay diferencias de aproximaci¨®n al tema entre Camilo Escalona [senador socialista, que la semana pasada pidi¨® perd¨®n por los excesos que pudo haber cometido antes del golpe de Estado] y el expresidente Ricardo Lagos. Este no es solo un problema dentro la centroderecha¡±, se?ala Larra¨ªn a EL PA?S.
Antes del inicio del acto de la izquierda de conmemoraci¨®n del golpe, Lagos dijo que hace falta tener un diagn¨®stico com¨²n sobre lo ocurrido y, adem¨¢s, una carta constitucional de consenso para ¡°cerrar bien las heridas¡±. La Constituci¨®n vigente en Chile es la dictada por Pinochet en 1980.
A 66 d¨ªas de las pr¨®ximas presidenciales, el debate sobre el cambio constitucional ¡ªen el que se cita como ejemplo el proceso constituyente espa?ol que dio origen a la Carta de 1978¡ª ser¨¢ el gran desaf¨ªo que el pr¨®ximo gobierno deber¨¢ afrontar a contar de marzo pr¨®ximo. Promesa fundamental en la campa?a Bachelet, la nueva Constituci¨®n prometida por la expresidenta enfrentar¨¢ en, en el caso de ganar, primero la oposici¨®n de la derecha, que solo se ha mostrado dispuesta a discutir reformas puntuales. Pero tambi¨¦n deber¨¢ sortear las distintas visiones que existen dentro de su propia coalici¨®n, donde cohabitan desde la Democracia Cristiana hasta el Partido Comunista.
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