El pan y las tortas
Desde el 21 de agosto, d¨ªa del ataque con armas qu¨ªmicas, la figura de Obama no hace m¨¢s que difuminarse
El pan: Bachar el Asad acceder¨¢ a la entrada de los inspectores de Naciones Unidas, entregar¨¢ las armas qu¨ªmicas y se ver¨¢ arrastrado a una negociaciones de paz que conducir¨¢n a ceder el poder a un gobierno provisional. La guerra civil terminar¨¢ y el dictador y su entera familia se exiliar¨¢n a Rusia. La comunidad internacional aprovechar¨¢ la experiencia de Irak para no repetir en Siria los errores all¨ª cometidos en la reconstrucci¨®n, como desmontar el Estado y el Ej¨¦rcito. Ser¨¢ la oportunidad para incluir a Ir¨¢n y entrar en negociaciones fiables sobre sus armas de destrucci¨®n masiva. Si se quiere continuar el cuento de la lechera se puede a?adir la esperanza de una pacificaci¨®n de la regi¨®n, que facilitar¨ªa incluso la paz entre israel¨ªes y palestinos.
Las tortas: Bachar el Asad evita el ataque a¨¦reo de Estados Unidos y aprovecha la dilaci¨®n diplom¨¢tica para vencer a los rebeldes y controlar todo el territorio con las armas que le suministran rusos e iran¨ªes. Despacha en cuanto puede a los inspectores de Naciones Unidas y rompe las negociaciones de paz. Endurece la dictadura. Su ejemplo estimula el programa nuclear iran¨ª y ensancha los m¨¢rgenes de acci¨®n de Mosc¨². EE UU se encuentra de nuevo en la tesitura de atacar o dar por perdidas sus palancas en la regi¨®n. Israel fia a su propia capacidad militar y al apoyo de Washington en la distancia para mantener su seguridad en la nueva etapa, con una Siria instalada en la fragmentaci¨®n y el sectarismo. Y quiz¨¢s ataca a Ir¨¢n.
Con la crisis siria, sufren Obama, sus poderes presidenciales y el margen de acci¨®n de Washington
Todos queremos pan, Obama el primero, pero nos pueden salir tortas. Desde el 21 de agosto, d¨ªa en que se produjo el bombardeo con armas qu¨ªmicas en la localidad de Ghuta, cerca de Damasco, la figura del presidente no hace m¨¢s que difuminarse en un zigzag de decisiones err¨¢ticas. Primero amenaz¨® a El Asad con un ataque inminente, que aplaz¨® en seguida para requerir un aval del Congreso. Luego acept¨® la propuesta rusa para que Siria se sometiera a una inspecci¨®n de Naciones Unida y entregara las armas, formulada justo en el momento en que iba a echar el resto con seis entrevistas televisivas y una alocuci¨®n a la naci¨®n en defensa de la autorizaci¨®n parlamentaria para castigar al dictador sirio. Y para culminar, la propia Siria abre ahora la puerta a los inspectores, reconoce que posee arsenales qu¨ªmicos y manifiesta su voluntad de firmar el convenio de prohibici¨®n de tal tipo de armamento.
Rusia ha entrado en escena con una capacidad de iniciativa y un protagonismo que evocan los tiempos de la guerra fr¨ªa, todav¨ªa a?orados por algunos de sus esp¨ªas y diplom¨¢ticos. Seg¨²n la versi¨®n m¨¢s difundida, el Kremlin se acogi¨® a un sarcasmo de John Kerry, en el que el secretario de Estado admiti¨® que hab¨ªa remedio para el ataque contra El Asad: "Seguro que s¨ª, podr¨ªa entregar todas y cada una de sus armas qu¨ªmicas a la comunidad internacional la semana pr¨®xima ¡ªentregarlas todas y sin retraso¡ª, pero no lo va a hacer y adem¨¢s no se puede hacer", dijo. Y no sospechaba que, en cosa de horas, Siria anunciar¨ªa su intenci¨®n y Putin y Obama su luz verde para hacerlo.
La v¨ªa diplom¨¢tica, tan s¨²bitamente emprendida, permite a Obama salvar la derrota que se preparaba en el Congreso. Se ha sabido luego que ya trat¨® con Putin hace m¨¢s de un a?o el grave problema que significa el arsenal qu¨ªmico de Siria, pa¨ªs que no ha firmado el convenio de destrucci¨®n de tal tipo de armas y al que se considera la tercera potencia mundial en esta tenebrosa especialidad, detr¨¢s de EE UU y Rusia, potencias firmantes que cuentan con programas de eliminaci¨®n pero todav¨ªa no los han concluido. Es dif¨ªcil creer que el ¨²ltimo quiebro diplom¨¢tico de Washington sea fruto de una decisi¨®n estrat¨¦gica de la Casa Blanca y no resultado de la astuta diplomacia rusa, que vio una ventana de oportunidad para evitar el ataque y erigirse en el ¨¢rbitro del conflicto, lanzando a la vez un cable al presidente de EE UU del que deber¨¢ estar agradecido.
Se sabe de tiempo que Obama no es un presidente transformacional, pero s¨ª lo es el actual momento y lo son las dif¨ªciles circunstancias de la crisis siria. La ONU, a la que se da siempre por fallecida, acaba de recibir un bal¨®n de ox¨ªgeno. Tambi¨¦n sacan buena tajada Rusia e Ir¨¢n, o mejor dicho, Putin y Rohani. Es dif¨ªcil imaginar las consecuencias para la presidencia de Obama. No pueden ser buenas. No sale debilitado tan solo el presidente, sino los propios poderes presidenciales y los m¨¢rgenes de acci¨®n de EE UU en el mundo. Europa hace tiempo que no entra en los balances, pero su camino es el del desentendimiento, una forma de aislacionismo gemelo del estadounidense. Este balance quedar¨ªa compensado si tuvi¨¦ramos la certeza de que todo esto conduce al final de la guerra siria y que ser¨¢n panes y no tortas lo que sacaremos, aunque fuera con mucho provecho para Putin y escaso para Obama.
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