Asegurar el arsenal de armas qu¨ªmicas de Siria ser¨ªa una tarea ¡°extraordinaria¡±
Mientras los diplom¨¢ticos propon¨ªan diferentes planes para asegurar las armas qu¨ªmicas de Siria, varios expertos en control de armas advirtieron el martes sobre las tremendas dificultades que entra?a una operaci¨®n tan compleja y arriesgada en medio de una intensa guerra civil.
Los equipos de la ONU enviados a Siria para llevar cabo la misi¨®n intentar¨ªan hacer algo nuevo: encontrar y poner a salvo un arsenal oculto desde hace tiempo en un pa¨ªs que lleva muchos a?os al margen de los grandes acuerdos internacionales sobre control de armas; y hacerlo en medio de los combates entre las facciones beligerantes sirias.
Aunque podr¨ªa merecer la pena realizar la misi¨®n pese a los riesgos, dicen los expertos, ser¨ªa una operaci¨®n cara y prolongada, sobre todo si uno de los objetivos fuera la destrucci¨®n f¨ªsica de los miles de cabezas qu¨ªmicas y misiles y los cientos de toneladas de toxinas l¨ªquidas que se calcula que est¨¢n almacenados en toda Siria.
"Es factible, y puede ser una gran idea, pero no seamos ingenuos", dice Jean Pascal Zanders, un investigador belga sobre control de armas que escribe en Trench, un blog dedicado a las armas de destrucci¨®n masiva. "Si conseguimos superar los problemas legales y log¨ªsticos, asegurar las reservas podr¨ªa ser relativamente f¨¢cil. Pero si a eso hay que a?adir la destrucci¨®n de las municiones, habr¨ªa que pensar en a?os".
Las bases militares en las que se dice que est¨¢n las reservas de armas qu¨ªmicas se encuentran en ¨¢reas que han sido escenarios de intensos combates en los ¨²ltimos meses
Se cree que Siria posee el tercer arsenal m¨¢s grande del mundo de armas qu¨ªmicas, tras Estados Unidos y Rusia, que est¨¢n en pleno proceso de destruir las suyas. Se supone que el arsenal sirio incluye cantidades considerables del gas nervioso letal sar¨ªn, adem¨¢s de gas mostaza y otras sustancias t¨®xicas.
Sin embargo, hasta ahora, el gobierno sirio nunca hab¨ªa reconocido oficialmente que ten¨ªa un programa de armas qu¨ªmicas. La situaci¨®n cambi¨® el martes, cuando el ministro de Exteriores, Walid al Moualem, dijo que su pa¨ªs est¨¢ dispuesto a firmar el tratado internacional sobre armas qu¨ªmicas, revelar a los observadores internacionales la situaci¨®n de sus instalaciones y deshacerse de las armas.
Los analistas occidentales han recibido con suspicacia este repentino compromiso de apertura y destacan el secretismo habitual del r¨¦gimen de Bashar el Asad. Esa tendencia podr¨ªa complicar a¨²n m¨¢s la labor de los equipos de la ONU que pretenden cerrar hasta una docena de plantas empleadas para fabricar, almacenar y preparar las armas para el combate, dicen los expertos.
Una misi¨®n comprometida
Varias misiones internacionales anteriores durante el conflicto sirio acabaron en fracasos notables, en parte porque el gobierno de el Asad se neg¨® a permitir el acceso a lugares secretos y en parte porque el agravamiento de la violencia pon¨ªa a los equipos en peligro.
El martes quedaron sin aclarar muchos aspectos de c¨®mo se producir¨ªan las inspecciones de las armas qu¨ªmicas, si es que se hacen. Pero varios diplom¨¢ticos subrayan la importancia de que todas las partes est¨¦n dispuestas a involucrarse, incluidos el Asad y los principales grupos rebeldes. Alexander Kalugin, embajador de Rusia en Jordania, dice que cualquier plan debe incluir la participaci¨®n de "inspectores internacionales", probablemente de Naciones Unidas, as¨ª como garantizarles su seguridad.
"Estamos dialogando con los sirios para decidir varios detalles concretos de la inspecci¨®n", explica por tel¨¦fono desde Amm¨¢n, la capital jordana. "Desde luego, no es una misi¨®n sencilla".
Suponiendo que las inspecciones se pongan en marcha, una de las primeras tareas ser¨ªa hacer un inventario exhaustivo para garantizar el recuento de todas las municiones qu¨ªmicas. Una vez obtenidas cifras firmes, los funcionarios de la ONU intentar¨ªan seguramente agrupar el arsenal en el menor n¨²mero posible de instalaciones. Zanders, el experto en control de armas, sugiere que el mejor sitio para almacenar las armas podr¨ªa ser cerca de la ciudad portuaria de Tartus, donde Rusia tiene una base naval.
Zanders defiende una participaci¨®n activa no solo de Rusia sino tambi¨¦n de Ir¨¢n, otro estrecho aliado de el Asad. Ambos pa¨ªses son signatarios del tratado sobre control de armas qu¨ªmicas, y dice que su presencia, pese a las suspicacias occidentales, podr¨ªa facilitar la cooperaci¨®n de Siria.
La ¨²ltima etapa del proceso --la destrucci¨®n del arsenal qu¨ªmico sirio-- ser¨ªa la m¨¢s complicada, porque necesitar¨ªa la construcci¨®n de plantas incineradoras seg¨²n unos criterios estrictos para evitar la contaminaci¨®n.
Estados Unidos, que fabric¨® 31.100 toneladas m¨¦tricas de municiones qu¨ªmicas durante la Guerra Fr¨ªa, emprendi¨® en 1997 un programa de miles de millones de d¨®lares para destruir sus reservas. Diecis¨¦is a?os despu¨¦s, a¨²n no ha completado la tarea.
Posibles dificultades
La experiencia del equipo de expertos en armas qu¨ªmicas de la ONU que viaj¨® a Damasco el mes pasado para investigar los presuntos ataques con gas t¨®xico pone de relieve las dificultades con las que topar¨ªa cualquier grupo de inspectores internacionales.
Los funcionarios de la ONU, que entraron en el pa¨ªs d¨ªas antes de que un supuesto ataque con gas sar¨ªn, el 21 de agosto, matara a alrededor de 1.400 personas, hab¨ªan recibido garant¨ªas del gobierno de el Asad de que podr¨ªan circular sin problemas ni peligros. Sin embargo, el convoy de los inspectores fue tiroteado su primer d¨ªa de visitas sobre el terreno, lo cual les oblig¨® a una retirada temporal. El gobierno y los rebeldes se culparon mutuamente del ataque.
El a?o pasado, la Liga ?rabe y los equipos de observadores de la ONU tambi¨¦n tuvieron que recortar sus misiones en el pa¨ªs por la escalada de la violencia. Desde entonces, las condiciones de seguridad han empeorado, con la entrada en conflicto de nuevas facciones vinculadas a Al Qaeda en el bando rebelde y militantes del movimiento liban¨¦s Hezbol¨¢, respaldado por Ir¨¢n, en el bando del gobierno.
Por si fuera poco, las bases militares en las que se dice que est¨¢n las reservas de armas qu¨ªmicas se encuentran en ¨¢reas que han sido escenarios de intensos combates en los ¨²ltimos meses. Una presunta f¨¢brica, la base de Safira, cerca de Alepo, ha sido blanco de repetidos ataques rebeldes.
Existen adem¨¢s obst¨¢culos legales y log¨ªsticos, dicen los expertos en armas. Siria es uno de los siete pa¨ªses que no han firmado el Convenio sobre Armas Qu¨ªmicas, por lo que no hay un marco legal reconocido con el que puedan trabajar los inspectores de armas de la ONU. Algunas autoridades estadounidenses han pedido al gobierno de el Asad que se apresure a firmar el tratado sobr armas para demostrar sus buenas intenciones.
Ahora bien, es posible que la sinceridad de el Asad no se pueda poner verdaderamente a prueba hasta que los inspectores est¨¦n dentro del pa¨ªs. Paul Salem, director del Carnegie Middle East Center en Beirut, dice que el presidente sirio podr¨ªa mantener oculta parte de su arsenal y marear a los inspectores en un juego del gato y el rat¨®n que no permitir¨ªa saber con certeza si est¨¢n aseguradas todas las reservas.
Por ahora, dice, las promesas de Siria de permitir el acceso a sus instalaciones son un gran avance.
"Significa que se han comprometido de verdad a no volver a emplear armas qu¨ªmicas y que han asumido, de forma directa o indirecta, cierta responsabilidad", explica Salem. "Si el obetivo de todo este l¨ªo era disuadir a Siria, el hecho de que hayan dicho que van a someter sus armas qu¨ªmicas a la jurisdicci¨®n de otros es un triunfo".
*Morris informa desde Beirut.
? THE WASHINGTON POST 2013
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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