Obama conf¨ªa en obtener ¡°resultados concretos¡± en la negociaci¨®n de Ginebra
Asad comunica por carta al secretario general de la ONU su voluntad de sumarse a la Convenci¨®n contra las armas qu¨ªmicas
Barack Obama manifest¨® que conf¨ªa en obtener ¡°resultados concretos¡± en la reuni¨®n que el secretario de Estado, John Kerry, inici¨® este jueves en Ginebra con su colega ruso, Sergei Lavrov, aunque, intentado rebajar la tensi¨®n y el sentido de urgencia que la crisis en Siria hab¨ªa cobrado en las ¨²ltimas semanas, el presidente norteamericano concedi¨® ¡°varios d¨ªas¡± para llegarse a un acuerdo y dijo que su Gobierno necesita ocuparse ahora de otros problemas dom¨¦sticos, como la econom¨ªa o la ley de inmigraci¨®n.
Obama hizo esta declaraci¨®n al comienzo de una sesi¨®n de su Gabinete en Washington, poco despu¨¦s del inicio de las negociaciones en Ginebra. La Administraci¨®n norteamericana aborda esas conversaciones, que pueden descartar definitivamente una soluci¨®n militar, con extrema prudencia. Ni el presidente ni otros miembros de su entorno han querido poner condiciones previas y, pese a que antes se hab¨ªa hablado en el Consejo de Seguridad de la ONU de fuertes medidas para impedir que esta iniciativa sea una simple maniobra dilatoria, el tono ahora es conciliador y relativamente optimista. ¡°Las expectativas son altas, esto no es un juego¡±, declar¨® Kerry en la ciudad suiza.
Por un lado, el Gobierno norteamericano parece confiar en que Rusia est¨¢ sinceramente interesada en un acuerdo que ponga bajo control internacional, para su posterior destrucci¨®n, el arsenal qu¨ªmico del r¨¦gimen de Bachar el Asad. Adem¨¢s, ¨¦ste est¨¢ dando los pasos necesarios para que la comunidad internacional crea en su voluntad de renunciar a ese armamento.
Este mismo jueves, el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, dijo haber recibido una carta de Asad en la que le comunica su deseo de sumarse a la Convenci¨®n internacional sobre las Armas Qu¨ªmicas, lo que ser¨ªa el primer paso para trasladar a Naciones Unidas los datos sobre su arsenal qu¨ªmico con vistas a que los expertos puedan posteriormente catalogarlo y destruirlo. Siria, que negaba hasta ahora disponer de gases t¨®xicos, es de los pocos pa¨ªses del mundo que no ha suscrito ese acuerdo, firmado en 1993 y respaldado hoy por 190 naciones.
Estos primeros movimientos, aunque alentadores, no ocultan los enormes obst¨¢culos pendientes para, primero, llegar a un acuerdo en Ginebra, plasmar despu¨¦s ese acuerdo en una resoluci¨®n del Consejo de Seguridad y, finalmente, hacerla cumplir de una forma verificable.
Algunos de esos obst¨¢culos quedaron reflejados ayer en unas declaraciones de Asad a la televisi¨®n rusa y en un art¨ªculo publicado por el presidente ruso, Vladimir Putin, en The New York Times. Asad confirma que est¨¢ dispuesto a renunciar a su arsenal qu¨ªmico, pero advierte que, previamente, EE UU debe de renunciar al ataque anunciado en d¨ªas pasados. Pero Washington, que sostiene que ha sido precisamente la amenaza militar lo que ha servido para obligar a ceder al r¨¦gimen sirio, no est¨¢ por ahora dispuesto a hacerlo. Asad pide tambi¨¦n que el Gobierno norteamericano deje de suministrar asistencia a los ¨¦l llama ¡°terroristas¡± y en la mayor parte del resto del mundo se conocen como rebeldes. Precisamente ayer se supo que esos rebeldes ha recibido los primeros suministros de las armas prometidas en su d¨ªa por Obama. Kerry insisti¨® en Ginebra en que ¡°el uso de la fuerza puede ser necesario si fracasan las negociaciones¡±.
Por su parte, Putin introduce en su art¨ªculo algunos elementos que ser¨¢n objeto de fuerte controversia. Insiste, por ejemplo, en que existen ¡°todas las razones para creer¡± que el ataque con armas qu¨ªmicas del pasado 21 de agosto fue perpetrado por los propios rebeldes para provocar la intervenci¨®n norteamericana. Esto choca frontalmente con el deseo de otros, como Francia y los representantes de la oposici¨®n siria, de que el r¨¦gimen de Asad responda ante la justicia por los cr¨ªmenes cometidos. El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, declar¨® que Putin est¨¢ ¡°aislado y solo¡± en su negaci¨®n del uso de armas qu¨ªmicas por Asad.
Putin alude tambi¨¦n a otros aspectos de la pol¨ªtica norteamericana que no han sentado nada bien en Washington. Niega cualquier car¨¢cter excepcional al papel de EE UU en el mundo y pone en duda valores y principios que son sagrados en este pa¨ªs. El presidente del comit¨¦ de Asuntos Exteriores del Senado, Bob Men¨¦ndez, declar¨® que la lectura del art¨ªculo de Putin le produjo ¡°ganas de vomitar¡±.
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