Merkel no es Hitchcock
El euro ¡®alem¨¢n¡¯ seguir¨¢ apret¨¢ndole el cintur¨®n a los europeos
Desde que Ben Bernanke, el presidente de la Fed, ha anunciado que podr¨ªa elevar el tipo de inter¨¦s bancario, el mundo econ¨®mico se ha visto sumido en la angustia, ya que la recuperaci¨®n iniciada en EE UU podr¨ªa verse afectada y, por consiguiente, toda la econom¨ªa mundial verse sumergida en la incertidumbre (que perdura desde 2008). ?Pero ay! este mismo presidente acaba de declarar que no cambiar¨¢ de pol¨ªtica monetaria; los ¡°mercados¡± pueden, por tanto, continuar a especular con un d¨®lar devaluado. El ¡°privilegio del d¨®lar¡±, detentado de forma imperial por EE UU, a?adido a la inmensa deuda p¨²blica y privada de este pa¨ªs, pagada indirectamente por el ahorro mundial, son tambi¨¦n las dos armas por las que se impone el soft power norteamericano a escala mundial, mientras que en Europa, la pol¨ªtica impuesta por la se?ora Merkel de un ¡°euro caro¡±, reproduce a su manera el dominio excluyente de Alemania sobre la zona euro. Situaci¨®n m¨¢s o menos equivalente a lo que era, en el pasado, una monarqu¨ªa fuerte en el seno de un imperio decadente. As¨ª pues, los europeos penden de los resultados de las elecciones alemanas del 22 de septiembre, como los ¡°mercados¡± dependen de las insondables voluntades del presidente de la Fed.
En Alemania las cosas son tan poco originales como en los EE UU. Si ma?ana Angela Merkel, tras una derrota de su aliado liberal, se encontrara en la necesidad de recurrir a la Grosse Koalition y, por tanto, de gobernar con el partido socialdem¨®crata, no le preocupar¨ªa en exceso esta permutaci¨®n, ya que este partido de ¡°izquierdas¡± es tan monetarista como ella y no cambiar¨¢ ni un ¨¢pice la estrategia de dominaci¨®n alemana en la zona euro. Por otra parte, es por todos reconocido en este pa¨ªs que la pol¨ªtica del Banco Central Europeo debe no solo permanecer en el regazo del ¡°ordo-liberalismo¡± alem¨¢n, sino, m¨¢s a¨²n, no atender en modo alguno al crecimiento y, sobre todo, evitar aflojar las tuercas situadas alrededor del cuello de Grecia, de Irlanda y de Portugal. La explicaci¨®n que la se?ora Merkel ha logrado admitir a la opini¨®n p¨²blica durante su campa?a electoral es, por supuesto, que Alemania est¨¢ actualmente ¡°pagando¡± por estos pa¨ªses, pero que ella pone orden imponi¨¦ndoles pol¨ªticas de reducci¨®n de gastos que los devolver¨¢n a lo que son, es decir, pa¨ªses m¨¢s o menos subdesarrollados que han pretendido con el euro tener una moneda tan fuerte como el antiguo marco alem¨¢n.
En efecto, el objetivo hoy en d¨ªa es privatizar todo en Grecia, algo que han comprendido bien tanto el Gobierno como los sindicatos¡±
Ciertamente, se admite ahora que Grecia necesitar¨¢ de un tercer plan de ayuda, pero ser¨¢ todav¨ªa m¨¢s draconiano que los precedentes. En efecto, el objetivo hoy en d¨ªa es privatizar todo en Grecia, algo que han comprendido bien tanto el Gobierno de Atenas como los sindicatos, que rechazan por adelantado abandonar su pa¨ªs a los fondos de pensiones alemanes y a las multinacionales europeas que esperan, con cada vez mayor impaciencia, esta privatizaci¨®n global para lanzarse, cuan buitres carro?eros, sobre el pa¨ªs de Homero.
El euro ¡ªy los debates que tienen lugar en Alemania durante esta campa?a electoral lo demuestran¡ª no es una moneda europea, sino alemana. Pero tambi¨¦n es la moneda de los medios financieros y bancarios europeos. La se?ora Merkel es actualmente la garante. Lo ser¨¢ igualmente durante la nueva legislatura que se abre en asociaci¨®n con los socialdem¨®cratas sin programa alternativo, tanto si est¨¢n en el Gobierno como en la oposici¨®n. Ser¨¢ ella quien fije la estrategia alemana despu¨¦s del 22 de septiembre. Otra coalici¨®n podr¨ªa haberse perfilado en torno al SPD (Partido Socialdem¨®crata de Alemania), con los Verdes y el partido Die Linke, que probablemente podr¨ªa abrir la v¨ªa a otra pol¨ªtica monetaria europea, m¨¢s solidaria y realista. Pero esta alternativa es imposible: el SPD se opone ideol¨®gicamente (es socioliberal) y pol¨ªticamente (teme la competencia de Die Linke). En cuanto a los Verdes, probablemente han comenzado su lento descenso a los infiernos, pues no han sabido renovar sus temas identitarios desde hace veinte a?os ni han sido capaces de elaborar una pol¨ªtica estrat¨¦gica a partir de su influencia en la sociedad alemana, sin hablar de su incoherencia, que los hace ?detractores de la energ¨ªa nuclear y, al mismo tiempo, del carb¨®n! Si el imperio del d¨®lar devaluado marcha bien, a penas impugnado por el yuan chino en la lejana Asia, el ¡°euro mon¨¢rquico¡± alem¨¢n, apoyado por la mayor¨ªa de los gobiernos de la zona euro, continuar¨¢ apret¨¢ndole el cintur¨®n a los europeos: no cabe esperar suspense, al estilo Hitchcock, por parte de la se?ora Merkel.
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