El dilema europeo marca el paso
El nuevo Gobierno deber¨¢ encarar las cuestiones aparcadas en el seno de la UE a la espera del voto mientras la sociedad alemana recela de una mayor integraci¨®n
La Alemania de Angela Merkel es un pa¨ªs pr¨®spero en mitad de un continente sacudido por una compleja crisis econ¨®mica y pol¨ªtica. Con su triunfo de este domingo ha entrado por la puerta grande en los libros como la cuarta jefa del Gobierno que logra m¨¢s de una reelecci¨®n en la Rep¨²blica Federal de Alemania. Se plantea ahora la cuesti¨®n de su legado en el pa¨ªs y, dado el peso de este en el continente, tambi¨¦n en Europa. La crisis del euro y el desastre econ¨®mico que padece el Sur no la han alcanzado. Sus votantes identifican esta excepci¨®n alemana con el liderazgo de la canciller, que ha negado la necesidad de cambios profundos.
Para el resto de Europa, su receta son las reformas seg¨²n el patr¨®n que aplic¨® Berl¨ªn bajo su predecesor en la Canciller¨ªa, el socialdem¨®crata Gerhard Schr?der. La jornada electoral ha culminado una campa?a que tapon¨® las actividades del Gobierno en Berl¨ªn y, en Bruselas, numerosas decisiones clave para Europa. Los problemas y las decisiones se concentran en el cuello de una botella muy zarandeada. Las elecciones tendr¨¢n el efecto de un descorche. A Merkel le toca evitar desbordamientos graves.
Aun en medio del renovado ¨¦nfasis europe¨ªsta que despleg¨® durante los ¨²ltimos d¨ªas de su campa?a en un intento de contrarrestar el avance de los euroesc¨¦pticos de la Alternativa Para Alemania (AFD), Merkel dej¨® atr¨¢s varias de sus frases mantra de los a?os previos en la crisis. Apenas repite ya que la soluci¨®n para la crisis sea ahora "m¨¢s Europa". Raramente habla de la "Uni¨®n Fiscal" o de aquel, hoy se dir¨ªa que ut¨®pico, "Gobierno Econ¨®mico de Europa".
Las tornas se han vuelto hacia una soluci¨®n con menos Europa. Con una Uni¨®n descentralizada en la que los socios alcanzar¨¢n acuerdos bilaterales antes de pasar por Bruselas. Este esquema libra de obligaciones a los socios con mayor capacidad econ¨®mica. En una reciente encuesta, solo el 26% de los alemanes aboga por una Europa m¨¢s centralizada a trav¨¦s de sus instituciones comunes. Ese porcentaje era del 36% hace solo un a?o. La Alemania de Merkel, conservadora en lo econ¨®mico y ya recelosa con los vecinos, prefiere mirar hacia adentro que asumir m¨¢s cargas como primer pa¨ªs de una Europa integrada.
Hace a?os que Merkel hace bandera de su oposici¨®n a la emisi¨®n de deuda conjunta. Hace meses que propone la devoluci¨®n de competencias desde Bruselas a los Estados socios. El pr¨®ximo Parlamento alem¨¢n ser¨¢ tan reacio a nuevos desembolsos como lo han sido los hemiciclos de las dos legislaturas anteriores.
el 26% de los alemanes aboga por una Europa m¨¢s centralizada a trav¨¦s de sus instituciones comunes
La canciller ha ganado las elecciones con el lema de "Alemania va bien" por goleada e insistiendo en su promesa de estabilidad. En Bruselas y en Berl¨ªn se habla de la mala relaci¨®n que mantiene con el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, que cuestion¨® hace seis meses la eficiencia de la pol¨ªtica de austeridad que Merkel propugna.
En medio de los altibajos europeos, Merkel ha desafiado a la poderosa ala europe¨ªsta de su Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU) para hacer tabla rasa con el viejo proyecto democristiano de una Europa federal. Tras 50 a?os de avances hacia la Uni¨®n, la desconfianza europea de los alemanes, atestiguada por el auge de los euroesc¨¦pticos, puede redundar en un proceso de involuci¨®n. Si es as¨ª, las tensiones con Bruselas y con los vecinos est¨¢n aseguradas.
La democristiana ha evitado tocar los temas pol¨¦micos y se ha presentado como una canciller presidencial, capaz de asumir las propuestas del contrario y de abarcar todo el centro pol¨ªtico. Los n¨²meros la han acompa?ado: desempleo en sus niveles m¨¢s bajos en 20 a?os y modesto crecimiento, pese a la crisis internacional y a la ca¨ªda de las exportaciones. Pero tambi¨¦n en casa hay asignaturas pendientes.
La democristiana ha evitado tocar los temas pol¨¦micos y se ha presentado como una canciller presidencial
El precio de la electricidad se est¨¢ disparando de forma preocupante para las empresas y para los votantes, que empiezan a cuestionar el precio de la pomposa "transici¨®n energ¨¦tica" proclamada por Merkel tras decretar en 2011 un giro de 180 grados en su pol¨ªtica de energ¨ªa nuclear. Merkel hab¨ªa decidido prolongar la vida ¨²til de las centrales at¨®micas, pero el desastre de Fukushima le hizo cambiar de idea. Sus cr¨ªticos hablan de un peligroso encarecimiento de la electricidad, debido a la mala gesti¨®n de las alternativas.
Otra de las cr¨ªticas, compartidas por patronal y sindicatos, es el deterioro de las infraestructuras. En su papel de campeona de la austeridad, Merkel ha frenado las inversiones en transporte y comunicaciones. Un aumento del gasto p¨²blico podr¨ªa traer consigo una mejora en los salarios y un mayor consumo en Alemania. As¨ª aumentar¨ªan de paso las importaciones, con el consiguiente beneficio para los socios europeos. Aunque esto ha sido anatema durante los a?os siguientes a los programas keynesianos de reactivaci¨®n econ¨®mica durante la Gran Recesi¨®n de 2009, Merkel ha admitido en campa?a la necesidad de invertir en infraestructuras.
Tambi¨¦n quedan trabajos pendientes en el sector financiero, contra el que muchos alemanes mantienen posturas muy cr¨ªticas desde los rescates multimillonarios de comienzos de la crisis. Varios bancos p¨²blicos regionales (landesbanken) siguen en situaci¨®n precaria. Aunque hay m¨²sculo econ¨®mico para ello, la necesidad de m¨¢s rescates ser¨ªa un golpe para la canciller.
En lo social, Merkel ha sido blanco de cr¨ªticas por su pol¨ªtica familiar conservadora y la falta de incentivos para que las madres se incorporen al mercado laboral. El aumento de los contratos precarios es una de las preocupaciones m¨¢s extendidas entre los alemanes. Pero el alto porcentaje de ellos que le dio ayer su voto conf¨ªan en que Merkel siga pilotando con mano tranquila.
Tras el ¨²ltimo mitin de Merkel, el s¨¢bado en su circunscripci¨®n electoral de Stralsund, el jubilado Peter Stiel reconoci¨® que le iba a dar su voto porque no sabe "qui¨¦n podr¨ªa hacerlo mejor que ella en estos momentos dif¨ªciles".
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