El Consejo de Seguridad aprueba por unanimidad el desarme qu¨ªmico de Siria
La resoluci¨®n adoptada este viernes no incluye medidas autom¨¢ticas de castigo El texto deja a Mosc¨², que se opone a las sanciones, como ¨¢rbitro en caso de incumplimiento
La resoluci¨®n que el Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado este viernes por unanimidad para el desmantelamiento del arsenal qu¨ªmico de Siria no incluye medidas autom¨¢ticas de castigo, ni econ¨®mico ni militar, en el caso de que el r¨¦gimen de Bachar el Asad incumpla con las demandas de la comunidad internacional, lo que deja a Rusia, que se opone a las sanciones, como el ¨¢rbitro de lo que finalmente acabe ocurriendo en ese pa¨ªs.
La votaci¨®n se produjo una vez que la Organizaci¨®n para la Prohibici¨®n de las Armas Qu¨ªmicas, con sede en La Haya, dio el visto bueno al plan de trabajo de los inspectores internacionales, que podr¨ªan llegar la pr¨®xima semana a Damasco para comenzar a investigar el material qu¨ªmico que el Gobierno tiene almacenado. La resoluci¨®n fue aprobada en Nueva York, una vez que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad ¨CEstados Unidos, China, Rusia, Reino Unido y Francia- llegaron el jueves a un acuerdo sobre el texto que se someti¨® a consideraci¨®n del m¨¢ximo ¨®rgano ejecutivo de Naciones Unidas.
Tras la aprobaci¨®n de la resoluci¨®n, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon advirti¨® que el texto no implica que se haya dado luz verde a "seguir matando con armas convencionales", y pidi¨® al r¨¦gimen sirio y a la oposici¨®n a negociar de forma "constructiva" para lograr un Estado "democr¨¢tico" y que respete los derechos humanos. "Tenemos el objetivo de que la conferencia internacional (para negociar un acuerdo de paz) sea a mediados de noviembre" en Ginebra, a?adi¨® Ban.
El texto incluye la posibilidad de que los pa¨ªses ¡°puedan decidir medidas bajo el Cap¨ªtulo VII de la Carta de la ONU¡±, pero a?ade que eso requerir¨ªa previamente una nueva votaci¨®n en el Consejo de Seguridad, donde Rusia, como los dem¨¢s miembros permanentes, tiene derecho de veto.
Esta ha sido la f¨®rmula encontrada despu¨¦s de diez d¨ªas de negociaciones entre los representantes de Rusia, que se opon¨ªa a las sanciones autom¨¢ticas, y los de los pa¨ªses occidentales, que eran favorables. Finalmente, ¨¦stos han cedido ante el riesgo de dar al traste con el acuerdo suscrito hace dos semanas por el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov.
La resoluci¨®n le da naturaleza de ley internacional a ese pacto y establece un mandato claro para que Asad ponga a disposici¨®n de los inspectores sus armas qu¨ªmicas. Evidentemente, eso crea un entorno legal y pol¨ªtico del que el r¨¦gimen sirio no puede escapar sin caer en una flagrante violaci¨®n de la voluntad internacional. Pero, en ¨²ltima instancia, en caso de que el proceso de inspecciones se vea interrumpido ¨Clo que puede ocurrir por m¨²ltiples razones- quedar¨¢ en manos de Rusia decidir c¨®mo se reacciona.
En el mejor de los escenarios, los inspectores actuar¨¢n con eficacia, identificar¨¢n r¨¢pidamente el material a destruir y proceder¨¢n a su eliminaci¨®n antes de mediados del pr¨®ximo a?o, como exige el acuerdo ruso-norteamericano. En ese caso, Asad seguir¨¢ el poder, sin armas qu¨ªmicas, pero con la misma voluntad ¨Cy, quiz¨¢, m¨¢s legitimidad- para proseguir una guerra civil que ha causado ya m¨¢s de 100.000 muertos, de los que solo unos 1.500 lo han sido por armas qu¨ªmicas.
Pueden darse otros escenarios m¨¢s complicados, como el de que los inspectores no puedan cumplir su misi¨®n, bien porque el ej¨¦rcito sirio no se lo permite o bien porque los rebeldes acent¨²an sus ataques y hacen su trabajo demasiado peligroso. No se puede descartar que los rebeldes no est¨¦n muy estimulados para ayudar a una misi¨®n internacional que, en definitiva, no pone en duda al r¨¦gimen contra el que combaten. Ser¨ªa parad¨®jico que aquellos a los que se trat¨® de ayudar en primera instancia con la actuaci¨®n de la comunidad internacional sean al final los m¨¢s perjudicados. Los rebeldes no iniciaron esta guerra porque Asad tuviera armas qu¨ªmicas, sino porque preside un r¨¦gimen autoritario y cruel.
Algunos de esos inconvenientes podr¨ªan irse resolviendo mientras se act¨²a sobre los dep¨®sitos qu¨ªmicos. EE UU y Rusia, por ejemplo, siguen discutiendo la idea de una conferencia de paz, a la que ahora, dado el nuevo clima creado, podr¨ªa contribuir tambi¨¦n Ir¨¢n. El presidente Hasan Rohan¨ª dijo este viernes en Nueva York que est¨¢ dispuesto a hacer lo necesario para devolver la paz a Siria. Sin esa conferencia de paz, la resoluci¨®n que en las pr¨®ximas horas ser¨¢ aprobada puede no tener un impacto muy relevante en la marcha del conflicto.
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