Letta se pone en manos del Parlamento
El primer ministro italiano se resiste al chantaje de Berlusconi Napolitano intenta evitar nuevas elecciones El caos se contagia al interior del partido de Il Cavaliere
El primer ministro italiano, Enrico Letta, continuar¨¢ adelante con la decisi¨®n que ya hab¨ªa tomado antes de que, el s¨¢bado por la tarde, Silvio Berlusconi retirase a sus cinco ministros del Gobierno: informar al Parlamento de la grave situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica en que se encuentra el pa¨ªs ¡ªm¨¢s a¨²n tras la declaraci¨®n de guerra de Il Cavaliere¡ª y solicitar la confianza el mi¨¦rcoles d¨ªa 2 para seguir adelante. Despu¨¦s de una hora de coloquio, el presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, y el socialdem¨®crata Letta se mostraron de acuerdo en intentar evitar unas nuevas elecciones ¡ªtal como desea Berlusconi¡ª tan solo siete meses despu¨¦s de las anteriores. Las diferencias surgidas entre radicales y moderados en el seno del Pueblo de la Libertad (PDL) permiten albergar la esperanza de que, aun en precario, Letta logre armar un Gobierno para sacar adelante, de una vez, las reformas urgentes que necesita Italia. Unas reformas ¡ªley de estabilidad, cambio de la legislaci¨®n electoral¡ª que el pol¨ªtico y magnate lleva torpedeando cinco meses en venganza por sus problemas con la Justicia.
Ya por la ma?ana, Napolitano hab¨ªa dicho en N¨¢poles que ¡°solo ante la imposibilidad de formar Gobierno¡± tomar¨ªa la decisi¨®n de disolver las c¨¢maras y convocar elecciones: ¡°Estamos en una fase un poco cr¨ªptica. Intentar¨¦ ver si hay posibilidades para la continuaci¨®n de esta legislatura y proceder¨¦ a una cuidadosa verificaci¨®n de los precedentes que existen en otras crisis de Gobierno, a partir de la segunda crisis del Gobierno de Romano Prodi en 2008". Tras la reuni¨®n con Letta -a quien ¨¦l mismo eligi¨® para liderar el Gobierno de coalici¨®n hace solo cinco meses--, el jefe del Estado hizo p¨²blica una nota en la que constata el clima de crisis y la decisi¨®n del primer ministro de comparecer ante el Parlamento.
La desesperaci¨®n de Silvio Berlusconi por evitar su expulsi¨®n del Senado, su inhabilitaci¨®n para la pol¨ªtica y su arresto domiciliario -esto es, su negativa frontal a aceptar que es un condenado en sentencia firme que tiene que pagar por sus delitos-no solo ha arrastrado al caos a la pol¨ªtica italiana, sino tambi¨¦n a un partido que hasta ahora ha venido administrando como lo que es: un cortijo de su propiedad. La decisi¨®n desesperada de incendiar la situaci¨®n para intentar escapar entre el humo ha provocado una reacci¨®n inusitada de rechazo en un partido hasta ahora firme a los designios del l¨ªder. De los cinco ministros que anunciaron su dimisi¨®n forzados por Silvio Berlusconi, cuatro han dejado claro que el hecho de acatar la voluntad del jefe y due?o del centroderecha italiano -se llame Pueblo de la Libertad o, a partir de ahora, la reedici¨®n de Forza Italia- no significa estar de acuerdo con sus m¨¦todos ni con una radicalizaci¨®n directamente proporcional a la angustia del pol¨ªtico y magnate. La ruptura brusca con el Gobierno de Enrico Letta fue decidida por Silvio Berlusconi el s¨¢bado por la tarde en su mansi¨®n de Arcore, rodeado por sus colaboradores m¨¢s radicales ¡ªlos llamados halcones¡ª-, sin tener en cuenta la opini¨®n del sector moderado del PDL ¡ªlas palomas¡ª-. Hasta Angelino Alfano, vicepresidente del Gobierno, ministro del Interior y el supuesto delf¨ªn de Berlusconi, recibi¨® la orden tajante de forma sorpresiva, por tel¨¦fono, sin derecho m¨¢s que a suavizar algunas frases de un comunicado original que chorreaba sangre.
Este domingo, tras la conmoci¨®n que produjo no solo en Italia la noticia, los ministros dimisionarios empezaron a filtrar su amargura por el caos que hab¨ªan provocado. El primero fue Gaetano Quagliariello, titular de Reformas Constitucionales: ¡°No s¨¦ si habr¨¢ una escisi¨®n. Solo s¨¦ que el centroderecha no es esto. No pienso adherirme a Forza Italia¡±. Luego le sigui¨® la hasta ahora ministra de Salud, Beatrice Lorenzin: ¡°Quien aconseja a Silvio Berlusconi nos est¨¢ empujando a una derecha radical ante la cual no me reconozco¡±. Y hasta Maurizio Lupi, ministro de Infraestructuras y Transportes y responsable de la ¨²ltima campa?a electoral de Berlusconi, ha criticado con dureza la decisi¨®n del jefe: ¡°Forza Italia no puede ser un movimiento extremista en manos de los extremistas. Nosotros queremos estar con Berlusconi, con su historia y con sus ideas, pero no con sus malos consejeros¡±. La reacci¨®n airada de algunos halcones daba por inaugurado el conflicto interno en el PDL, aunque lo mejor estaba por venir. El hasta ahora vicepresidente del Gobierno, Angelino Alfano, se enfrentaba al sector duro: ¡°En el partido no pueden prevalecer posiciones extremas. Si estos son los nuevos berlusconianos, yo ser¨¦ berlusconiano de otra manera¡±.
El socialdem¨®crata Letta, que ha recibido numerosas muestras para que saque adelante un Gobierno sin tener que someter al pa¨ªs a unas nuevas elecciones, se mostr¨® el viernes especialmente preocupado por el lastre que supone para la credibilidad de Italia los continuos chantajes de Silvio Berlusconi. De ah¨ª que anunciara que aplazar¨ªa cualquier decisi¨®n de Gobierno ¡ªincluida el aplazamiento del aumento del IVA¡ª hasta que el Parlmento renovara la confianza en el Ejecutivo, un ultim¨¢tum que Berlusconi tom¨® como una aut¨¦ntica declaraci¨®n de guerra. Ni 24 horas despu¨¦s, Il Cavaliere anunci¨® la dimisi¨®n de sus ministros y la justific¨® ladinamente en el aumento del IVA. A estas alturas del partido ¡ªBerlusconi cumpli¨® ayer 77 a?os y dos d¨¦cadas en la pol¨ªtica¡ª, nadie pic¨® el anzuelo.
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